La Arepa Aeronáutica

Por: Capitán Amín Canaán Gómez

De tiempo en tiempo y de cuando en vez al inoperante sistema aeronáutico se le saltan los brakers. La causa de esto se debe a factores internos o externos… a esta entrega la hemos titulado “la arepa” debido a que es una comida que se cocina con fuego lento arriba y abajo.

Quizás sea la percepción o la interpretación de los factores que gravitan en el sector aeronáutico o el mal sabor que se tiene de su errático proceder, pero en verdad la pestilencia e incongruencias hacen revolotear al más estable de los estómagos, algo así como cuando la arepa está rancia y está hecha con leche de coco.

La Junta de Aviación Civil (JAC): Organismo colegiado compuesto por “ESPECIALISTAS”, funcionarios públicos que tienen incidencia o injerencia en el sector y otros funcionarios medios dependientes del olfato del omnipotente amo y dueño de la verdad.

La Junta de Aviación Civil es en teoría la encargada de recomendar al Poder Ejecutivo la política de Estado en materia de aviación comercial y a la vez tiene como función directa controlar los parámetros económicos de las empresas aéreas y dar la calificación del certificado de autorización económica (CAE).

La Junta de Aaviación Civil es el organismo que suscribe los acuerdos bilaterales y multilaterales en representación del Estado Dominicano ante el Estado contratante, entrando en vigencia una vez ratificados por el Senado de los referidos Estados.

En estos tres aspectos fundamentales la composición de la JAC está viciada de origen debido a que la parte integral, los “ESPECIALISTAS”, son juez y parte y no lavan ni prestan la batea.

El Estado Dominicano no tiene una política aérea definida y es solo un reciclaje de intereses particulares que venden el patrimonio nacional al mejor postor.

El “CAE” gotea de la mata, tiene miopía y astigmatismo, telescopio y microscopio, hasta ceguera, dependiendo del clientelismo político o el Tulio Turpén. Esto lo hemos visto con las “empresas de maletín y celulares al vapor” y con las injustificables “calificaciones” a empresas con larga data de irregularidades de toda índole, incluyendo confiscaciones y operaciones con seguros vencidos y viciados con falsedad de escritura, obviando todos los informes técnicos al respecto. Sin embargo, la Honorable y Magna Junta de Aviación Civil en una pírrica reunión emitió una resolución con una votación de seis a favor y cinco en contra, desautorizando las medidas y sanciones del IDAC.

Por otra parte, la benevolencia y privilegios para las empresas aéreas extranjeras en detrimento de las nacionales. Las libertades de los aires, alegremente otorgadas al compás de la quinta sinfonía de Beethoven (chan, chan, chan, chan) le quedarían cortas. En aras y en nombre del turismo y del “Equilibrio Económico”, hágase Señor su voluntad, vuelos chárter por pipá y pal país ná. Pero es paradójico que por un lado se estén festinando los convenios y en ninguno exista la contrapartida de las empresas nacionales.

En nuestro sistema aeronáutico existe un hoyo negro donde las fuerzas gravitan inestablemente para el sector privado, mientras el sector público es un botín de guerra, por tal razón cada día crece más el sector público con instalaciones y personal supernumerario y por otro lado agonizan las pocas empresas aéreas que sobreviven el embate económico y la falta de protección de los organismos del Estado.

El otro cedazo que tiene la batea aeronáutica, donde caen los pedacitos de coco, es el reciclaje de los “Técnicos” y su transfuguismo ideológico. Están divididos al igual que la sociedad dominicana, donde la inversión de valores y la rapidez en conseguir las riquezas han desvirtuado todos los parámetros y limitaciones. Si bien la metamorfosis de un líder sectorial que se mide horizontalmente y por la fuerza de sus convicciones, hoy paradójicamente, luego de la conceptualización, se mide al nivel de su ostentación de bienes materiales de dudosa adquisición.

La fuerza moral con que se impartían directrices y se ejecutaban medidas no existe ya, la comunicación fluida y el control de aquel entonces no puede ser repetido. Nuevos líderes, nuevos tiempos, los “Camaradas de la Arepa” que se han indigestado y cuyo cuadro clínico es de pronóstico reservado, con un cólera divisorio y muchos intereses de por medio. La última comedia es la de los comensales Comen-Sale?!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Oh, Dios… qué estará pasando por las mentes de esos terráqueos?

Epílogo: Sería interesante revertir el sector público en verdaderos servidores públicos y facilitadores y ver el sector privado proyectándose hacia una dimensión multiplicativa y competitiva de generación de valor agregado a la economía nacional, no solo en la nómada actividad del turismo sino en la sólida ruta de las exportaciones de productos dominicanos y en el uso de los recursos naturales y humanos de nuestra querida Quisqueya.


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