Fuerzas Armadas invierten cuantiosos recursos en maestrías improductivas

Que un oficial militar, o “personal de la clase civil”, puedan dar demostraciones de su elevada cultura citando los laureados libros de los esposos Heidi y Alvin Toffler, o bien “El Gran Tablero Mundial” de Zbiegnew Brzezinski, es plausible y no tiene nada de pecaminoso.

Más bien, indiscutiblemente que se da una refinada imagen de un sólido intelectual, y sobre todo cuando estos conocimientos se presentan en conferencias ante subalternos, auditorios con escasa formación académica o entrevistas a complacientes medios de comunicación.

Pero que para lograr esos magros resultados sea a través de una cuantiosa inversión del presupuesto del Ministerio de Defensa (MIDE) y por ende del pueblo dominicano, estamos en un total desacuerdo.

Es por ello que afirmamos, aunque de corazón quisiéramos ser desmentidos, que los estudios de postgrado que ofrece la Escuela de Graduados de Altos Estudios Estratégicos (EGAEE) no resisten un elemental análisis costos versus beneficios.

Fórmense nuestros lectores su propio criterio, luego de examinar el Perfil del Egresado de esos altos estudios y ver que los militares dominicanos están en todo, menos en los deberes y funciones que le confieren la Constitución y las leyes. “Los egresados de los programas que ofrece la EGAEE, serán capaces de, y citamos:

1.-Identificar amenazas y desafíos a la Defensa, la Seguridad y el Desarrollo en las expresiones del Poder Nacional.

2.- Desempeñarse como planificador estratégico en temas relacionados con Defensa, Seguridad y Desarrollo Nacional.

3.- Realizar análisis sobre la incidencia de los sistemas internacionales en la Defensa, la Seguridad y el Desarrollo Nacional.

4.- Actuar en concordancia con los valores éticos y morales que rigen el quehacer profesional nacional.

5.- Detectar con la mayor antelación posible, los próximos conflictos, amenazas y riesgos que se deriven a partir de la modificación de situaciones geopolíticas.

6.-Comprender e interpretar los procesos geopolíticos mundiales, avizorando su impacto en la región Caribeña.

7.-Formar calificados Formadores de la docencia para elevar la calidad de los programas.

¡Muy lindo, y la frontera con Haití no existe!

El EGAEE ha graduado, desde el 2001 al 2015, un total de 539 estudiantes en altos estudios; con lo cual la República Dominicana ya cuenta con 11 ¿planificadores estratégicos? por cada 1,000 kilómetros cuadrados, o un promedio de 17 por provincia, incluyendo el Distrito Nacional. Asumimos, de manera arbitraria, que los egresados de 2016 podrían compensar las bajas por enfermedad, defunciones, accidentes o migración; unidos a los “elegidos” para estudiar en el exterior.

Entonces no sería capcioso preguntarse, ante la falta de logros concretos, con excepción de brindar maestrías gratis para que políticos, empresarios, funcionarios y militares exhiban abultados currículos; a sabiendas que para muchos es muy grande el trecho entre el dicho y el hecho:

¿Ha sido un estrepitoso fiasco esta generación de Magísteres?

¿Para qué tantos geoestrategas?

¿Es que el EGAEE se ha convertido en una máquina de fabricación de teóricos al granel?

Tratando de no ser parte de lo descrito por Ben Jonson, dramaturgo, poeta y actor inglés del Renacimiento, cuando afirmó que “la crítica es un estudio por medio del cual los hombres se vuelven importantes y formidables a muy poco costo”; ofrecemos dos humildes recomendaciones:

1ero.- Que se suspenda la impartición de estos estudios por un período de diez años, y que puedan ser sustituidos por otros más necesarios para el desarrollo nacional y las fuerzas armadas en particular; con el compromiso que los becados egresados deban firmar un contrato que los comprometa con el impulso y seguimiento de proyectos específicos por un período de por lo menos cinco años.

2do.- En vista que gran parte nuestros soldados están muriendo o quedando incapacitados por los accidentes de tránsito, que se destinen esos recursos a mitigar dicho impacto en la productividad de la fuerza militar y el dolor en la familia dominicana; a través de entrega de cascos, chalecos reflectores y educación. Un dato estremecedor que apoyaría esta sugerencia: Durante el año 2014, los accidentes de tránsito fueron la segunda causa de muerte (43%) y la primera de hospitalización (52.34%) de miembros del Ejército de República Dominicana; ocurriendo el 81.25% en motocicletas.

Y lo menos que puede hacer el Ministerio de Defensa es ordenar que la Dirección General del Cuerpo Médico y Sanidad Militar de las Fuerzas Armadas ofrezca asistencia gratuita para aquellos quienes luzcan afectados por el Síndrome o Efecto Dunning-Kruger; luego de ellos formarse tan idílicamente, como los geoestrategas de las naciones desarrolladas, y después tener que enfrentar una cruda e implacable realidad tercermundista que los puede llevar hasta el delirio mediante el shock del presente.


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