XB-70 Valkyrie: el avión supersónico construido para bombardear Rusia con armas nucleares
¿Y si el B-52 fuera sustituido por otro bombardero? Las Fuerzas Aéreas de EE.UU. tenían en mente un sustituto de este tipo durante la Guerra Fría.
Las Fuerzas Aéreas consideraron un avión de guerra experimental que podría haber volado rápidamente en espacio aéreo disputado para llevar bombas nucleares a la Unión Soviética. El caza supersónico XB-70 Valkyrie podía alcanzar Mach-3 con una altitud de hasta 70.000 pies, cualidades que sus defensores pensaban que le permitirían sobrevolar las defensas aéreas soviéticas. El Valkyrie de largo alcance podía transportar tanto armas convencionales como nucleares y se consideraba un adelantado a su tiempo cuando fue concebido a mediados de la década de 1950.
XB-70 Valkyrie: grande, rápido y formidable
En 1957, el Valkyrie disfrutó de una proeza tecnológica que le permitió alcanzar velocidades de vértigo. Llevaba seis turborreactores General Electric en una cápsula bajo sus 3 metros de envergadura. El XB-70 contaba con alas delta barridas y grandes alerones en la parte delantera del avión. La longitud total del bombardero era de 196 pies. Este gran tamaño requería una tripulación de cuatro personas, incluyendo un piloto y un copiloto, además de un bombardero y un oficial de sistemas de armamento.
La alta velocidad generaba una gran cantidad de calor, por lo que North American Aviation fabricó el Valkyrie con titanio y acero inoxidable soldado. El proceso de soldadura fuerte permitió a los constructores saltarse el paso normal de soldar los componentes. El Valkyrie realizó su primer vuelo en 1964. Cinco mil personas presenciaron el despegue del gigantesco avión “ganso” bajo el control de un piloto de pruebas de NAA y un copiloto de las Fuerzas Aéreas.
Características aerodinámicas novedosas
El avión se basaba en un avanzado concepto aerodinámico denominado sustentación por compresión. El bombardero producía una onda de choque. Las entradas situadas delante de las alas creaban una perturbación que, según la NAA, enviaba una presión ascendente bajo las alas. Esto creaba una sustentación significativa, que soportaría la velocidad Mach-3. Para ello, el ala delta podía plegarse 65 grados.
El avión pesaba cerca de 542.000 libras con su peso máximo al despegue. Era el avión más grande jamás construido capaz de alcanzar Mach-3: sólo el tren de aterrizaje pesaba seis toneladas.
La tragedia
Volar con ese peso y tamaño entraña riesgos. En 1966, un accidente mató a dos pilotos y destruyó un Valkyrie y un F-104 durante un intento de hacer fotos publicitarias en el aire. Esto hizo que las Fuerzas Aéreas examinaran críticamente el programa y se preguntaran si toda la ingeniería del Valkyrie merecía la pena.
La elevada resistencia, peso y velocidad también requerían grandes cantidades de combustible, incluso más que el B-52, lo que limitaba el alcance del Valkyrie a sólo 5.000 millas náuticas. Como resultado, el avión se convirtió en una plataforma dual de reconocimiento y bombardero.
Los dos Valkyrie que se construyeron costaron 700.000 dólares cada uno y el nuevo presidente en 1961, John F. Kennedy, y su Departamento de Defensa consideraron que el avión no merecía un precio tan elevado. El programa limitó la producción del XB-70 a los dos aviones ya fabricados.
¿Habría sido derribado sobre territorio enemigo?
Para entonces, las defensas aéreas soviéticas habían mejorado tanto que volar el Valkyrie en entornos disputados habría sido arriesgado. En 1960, un avión espía estadounidense U-2 fue derribado sobre la Unión Soviética, y los jefes de adquisiciones y los planificadores de las fuerzas del Ejército del Aire creían que lo mismo podía ocurrirle al XB-70. El Pentágono pensaba que un avión intercontinental no sería capaz de volar sobre territorio soviético.
El Pentágono pensaba que los misiles balísticos intercontinentales podrían transportar mejor las armas nucleares de forma rentable, sin el riesgo de que los pilotos fueran derribados y se perdieran en manos de las fuerzas enemigas.
El ejército estadounidense dijo finalmente no al XB-70. Se consideraba una empresa de alto coste y alto riesgo. Incluso se pensaba que era un avión peligroso, a pesar de los avances tecnológicos que presentaba. El programa Valkyrie allanó el camino para los futuros vuelos supersónicos de pasajeros, pero este valor no impidió que se convirtiera en una pieza de museo.
En 1969, ocupaba un espacio en el Museo Nacional de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, en la base aérea de Wright-Patterson, a las afueras de Dayton (Ohio).
Fuente: https://israelnoticias.com/