Un nuevo modelo turístico para España

Si acudimos a un experto, o a un analista, y le preguntamos por el sector turístico español, este, tras resaltar las cifras que arrojan los indicadores y la importancia de este sector para la economía española, muy probablemente continuará su análisis con el gran dilema, el gran debate, que suena en todos los foros turísticos que se celebran actualmente en nuestro país: ¿Debe la economía española seguir apostando por el turismo masivo de sol y playa, el turismo low cost, por el que lleva apostando todos estos años atrás?

Como muchos sabrán, esta es, entre otras, la gran cuestión que se plantean todos los expertos. Y como vamos a ver en este artículo, hablamos de una cuestión determinante para el futuro de nuestra economía; pues, como siempre digo, no es posible hablar de turismo sin hablar de España, de la misma manera que tampoco es posible hablar de España sin hablar de turismo.

Analizando el turismo español, lo que pueden observar todos los expertos a los que hago alusión es que España es, desde el siglo XX, una economía que ha apostado por atraer al turista internacional con un modelo turístico centrado exclusivamente en los precios reducidos, los paquetes vacacionales y el turismo de sol y playa.

Asimismo, analizando el presente de este sector, lo que también pueden observar estos expertos es que el país, pese a que ya han paso muchos años, sigue apostando por el mismo modelo turístico por el que apostó hace más de 60 años; un modelo turístico que le ha llevado al país a obtener muchos ingresos, a la vez que le ha permitido posicionarse como un destino líder en el mundo.

No obstante, pese a que el modelo escogido ha funcionado a lo largo de la historia, y pese a que el modelo sigue funcionando a día de hoy, la situación presenta numerosos peligros que debemos tener en cuenta.

Este modelo low cost, con el paso de los años y la evolución del sector en los distintos destinos turísticos que compiten con nuestro país, ha sido duramente cuestionado por muchos expertos. De acuerdo con estos, esta oferta poco diversificada no solo limita el potencial del turismo en nuestro país, sino que, de la misma manera, también se encuentra en peligro por la aparición de otros destinos turísticos alternativos que, centrados también en el precio, podrían hacer mucha sombra a nuestra economía. Y todo ello, teniendo en cuenta la importancia de este sector para la economía española, pone de manifiesto la necesidad de plantearnos, y esta vez de verdad, la cuestión citada al inicio.

Como iba diciendo, España, históricamente, ha sido un país que ha apostado por el turismo de sol y playa.

Cuando el país comenzó a apostar por atraer al turista internacional, ya en los años 60, la oferta que dábamos a conocer a aquellos ciudadanos que se interesaban por el país en el extranjero estaba centrada en un turismo masivo de costa, en el que la diferenciación se trataba de alcanzar mediante el ofrecimiento de precios muy reducidos, los cuales se encontraban al alcance de todos los bolsillos. Y hemos de señalar que, aprovechando esa ventaja competitiva que nos ofrecía una economía con precios más asequibles que en las economías vecinas, España se posicionó como uno de los destinos turísticos más frecuentados en todo el mundo; siendo la costa, entre los diferentes destinos que ofrece el país, el destino más atractivo para estos turistas extranjeros.

Sin embargo, pese a que el turismo de sol y playa funcionó muy bien en el extranjero, y pese a que sigue atrayendo a millones de turistas de todo el mundo todos los años, esa escasa diversificación a la que hacemos mención, en un escenario en el que existen nuevos competidores, en tanto en cuanto nuestra economía es cada vez más dependiente del turismo, hace saltar las alarmas por los peligros que esta situación conlleva para nuestro país. Y a esto que comento debemos agregarle todos aquellos estudios que se han ido publicando a lo largo de estos años y que, como puede apreciarse en ellos, han resaltado la capacidad de otros modelos turísticos que, atrayendo a un menor volumen de turistas, aportan más ingresos a aquellos países que apuestan por ellos.

Atendiendo a que el mayor grueso de turistas se concentra en el turismo de sol y playa, la aparición de otros destinos, como Turquía o Egipto, que ofrecen el mismo modelo turístico, pero a un precio más asequible, pone en peligro un gran volumen de ingresos que podrían esfumarse por no diversificar este modelo y ser tan dependientes de él. Además, teniendo en cuenta el peso de este sector en el PIB, que asciende por encima del 12%, o en el empleo, que en este caso supera el 14%, lo que está en peligro, más que los ingresos, es la economía española, como decíamos; pues su peso, como vemos, condiciona, y mucho, el comportamiento de nuestra economía.

En resumen, España es una economía que, turísticamente hablando, lo ha hecho bien, y cada año potencia más su sector. Sin embargo, seguimos apostando por un modelo turístico muy anclado en el pasado, que retorna menos ingresos que otros modelos que ofrecen mayor valor añadido, a la vez se encuentra en peligro por la escasa diversificación practicada por nuestro país y la aparición de nuevos competidores. Por tanto, teniendo en cuenta todo lo anterior, la evidencia no solo nos dice que la cuestión del inicio está bien planteada, sino que, también, resalta la importancia de una cuestión que, de no plantearla, podría poner en aprietos no solo a un sector, sino a toda una economía.

Fuente: https://www.hosteltur.com/


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