Turismo sostenible se afianza como garantía económica de América Latina

El turismo sostenible está emergiendo como una de las estrategias más prometedoras para impulsar el desarrollo económico en América Latina, una región rica en biodiversidad y patrimonio cultural. Este impulso lleva más de dos décadas.

Según un informe de la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad en América Latina creció un 15% en 2023, y se espera que para 2025 genere más de US$150,000 millones en ingresos anuales, impulsado en gran parte por iniciativas de turismo sostenible. Este modelo no solo busca atraer turistas, sino también preservar los recursos naturales y culturales que hacen de esta región un destino atractivo.

En América Latina, países como Costa Rica, Colombia y Perú han liderado la adopción del turismo sostenible, demostrando que es posible equilibrar el desarrollo económico con la conservación ambiental. Costa Rica ha sido pionera en ecoturismo, un sector que ahora representa aproximadamente el 8% de su producto interno bruto (PIB), según datos del Instituto Costarricense de Turismo.

El país ha implementado políticas públicas que incentivan la conservación de la biodiversidad, como la creación de parques nacionales y la promoción de alojamientos ecológicos. Estas iniciativas han permitido a Costa Rica posicionarse como un destino preferido para viajeros que buscan experiencias auténticas y respetuosas con el medio ambiente, atrayendo a más de tres millones de turistas en 2023. En Colombia, el turismo sostenible ha ganado terreno en regiones como el Eje Cafetero y la Amazonía.

De acuerdo con ProColombia, la entidad encargada de la promoción turística en el país, el número de turistas internacionales que buscan experiencias de turismo ecológico aumentó un 25% en 2023, generando ingresos superiores a los US$2 millones.

Este crecimiento ha incentivado a las comunidades locales a desarrollar proyectos de turismo comunitario, donde los viajeros pueden aprender sobre la biodiversidad y las tradiciones culturales, mientras apoyan directamente a las economías locales. Estos proyectos no solo generan ingresos para las comunidades, sino que también fomentan la preservación de los recursos naturales y culturales, contribuyendo a un desarrollo más sostenible.

Perú, por su parte, ha adoptado una estrategia integral para proteger sus recursos naturales y culturales a través del turismo sostenible. Machu Picchu, una de las maravillas del mundo y un ícono del turismo peruano, es un claro ejemplo de esta tendencia.

En respuesta a la creciente afluencia de turistas y las preocupaciones sobre el deterioro del sitio, el Gobierno peruano ha implementado medidas para limitar el número de visitantes diarios y preservar el sitio arqueológico para las futuras generaciones. Según un estudio de PromPerú, el turismo sostenible en el país podría generar más de US$5 millones en ingresos anuales para 2027, ayudando a diversificar la economía y reducir la dependencia de la minería y otros sectores extractivos.

Turismo sostenible en RD

República Dominicana, uno de los destinos turísticos más populares del Caribe, también está adoptando el turismo sostenible como parte de su estrategia económica. Conocido por sus playas paradisíacas, su rica herencia cultural y su vida nocturna, el país ha comenzado a invertir en proyectos que promuevan un turismo más responsable y respetuoso con el medio ambiente.

A medida que los turistas se vuelven más conscientes de su impacto en los destinos que visitan, la demanda de experiencias sostenibles ha crecido, lo que ha llevado a un cambio en las políticas y prácticas turísticas en el país.

El Ministerio de Turismo de República Dominicana informó que en 2023 el país recibió más de siete millones de turistas, un aumento del 18% en comparación con el año anterior. Aunque la mayoría de estos visitantes acuden atraídos por el turismo de sol y playa, hay un creciente interés en experiencias más sostenibles, como el ecoturismo y el agroturismo. Estos segmentos del turismo no solo permiten a los viajeros explorar la riqueza natural y cultural del país, sino que también generan beneficios económicos para las comunidades locales.

Una de las áreas con mayor potencial para el desarrollo del turismo sostenible en República Dominicana es la región suroeste, especialmente la provincia de Pedernales. Esta área, aún en gran medida subdesarrollada, ha sido identificada como una zona clave para el turismo ecológico debido a su biodiversidad y sus paisajes vírgenes.

El Gobierno dominicano, en colaboración con el sector privado, ha lanzado el proyecto de desarrollo turístico de Pedernales, que incluye la construcción de infraestructuras sostenibles, como hoteles ecológicos y centros de interpretación ambiental, y la promoción de prácticas de conservación ambiental. Según el Banco Central de la República Dominicana, se espera que este proyecto genere más de US$200 millones en inversión y cree cerca de 20,000 empleos directos e indirectos en la región, lo que podría transformar la economía local.

Además, el ecoturismo en zonas como la Bahía de Samaná y el Parque Nacional Los Haitises ha comenzado a ganar tracción, con operadores turísticos que ofrecen experiencias centradas en la observación de ballenas, senderismo en la selva tropical y visitas a cuevas con arte rupestre precolombino.

Estas actividades no solo atraen a un público interesado en la naturaleza y la cultura, sino que también promueven la conservación de los recursos naturales. La creciente popularidad de estas actividades demuestra que hay un mercado emergente para el turismo sostenible en el país, lo que podría contribuir al desarrollo económico y a la preservación del medio ambiente.

A pesar del potencial, el desarrollo del turismo sostenible en República Dominicana enfrenta varios desafíos. La infraestructura turística en algunas regiones, como Pedernales, aún es limitada, lo que podría obstaculizar el crecimiento del sector si no se realizan inversiones adecuadas.

La falta de carreteras, transporte y servicios básicos en estas áreas podría dificultar el acceso de los turistas y limitar la capacidad de la región para atraer inversiones. Para superar estos desafíos, es necesario que el gobierno y el sector privado trabajen juntos para mejorar la infraestructura y crear un entorno propicio para el turismo sostenible.

Asimismo, la capacitación de la fuerza laboral local en prácticas sostenibles es fundamental para asegurar que el crecimiento del turismo no afecte negativamente los recursos naturales y culturales del país. La implementación de programas de formación en turismo sostenible podría ayudar a las comunidades locales a desarrollar habilidades y conocimientos que les permitan participar activamente en la industria turística.

Además, la promoción de la educación ambiental entre los turistas y las comunidades locales podría contribuir a una mayor conciencia sobre la importancia de la conservación. Otro desafío es la necesidad de integrar a las comunidades locales en la cadena de valor del turismo.

El modelo de turismo comunitario, que ha tenido éxito en otros países de la región, podría ser una herramienta efectiva para empoderar a emprendedores de comunidades dominicanas y preservar su patrimonio cultural. Este modelo no solo genera ingresos para las comunidades, sino que también fomenta el turismo responsable, donde los turistas tienen la oportunidad de interactuar con la cultura local y aprender sobre la historia y las tradiciones del lugar que visitan.

A medida que el turismo sostenible sigue ganando terreno en República Dominicana, es crucial que el país continúe adoptando políticas y prácticas que promuevan el desarrollo económico y la conservación ambiental.

Con el apoyo adecuado de políticas gubernamentales, inversión en infraestructura y participación de las comunidades, República Dominicana tiene el potencial de posicionarse como un líder en turismo sostenible en el Caribe.

Según la OMT

El turismo se ha caracterizado por movilizar a millones de personas y grandes recursos económicos. Pero esto ha tenido repercusiones en los países receptores en cuanto a su diversidad. Por esta razón en los años 90 surge la práctica de implementar un turismo que proteja el medioambiente y cree un impacto mínimo en él.

De ahí surge el turismo sostenible que se refiere a los tipos de viajes en los que se tienen en cuenta los impactos ambientales, sociales y económicos del turismo. Además, este busca generar empleos e ingresos en la población local.

 


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