Turismo, ¿el nuevo petróleo del mundo?

No podría llevarme el crédito de crear el título de este artículo, porque en realidad se ha convertido en el estandarte de muchos para explicar lo que significa el sector del turismo para las economías mundiales, algunas ya desgastadas y devaluadas. Es así como se habla de su rápido crecimiento, su capacidad de generar empleos y que es una herramienta de promoción del potencial cultural y ambiental de un territorio, como también se habla de su parte más negativa como que fomenta la gentrificación y la apropiación cultural. Estos dos extremos dejan vacíos en el análisis, puesto que cada lugar y comunidad en donde se implanta el turismo es diferente y es en ese momento donde cuestionamos hasta qué punto, en qué medida o cuál metodología es la correcta para no hablar de que el turismo prospere sin que las comunidades prosperen de igual manera .

En primera instancia, se debe reconocer que son pocos los que realizan estudios con respecto a las repercusiones y aún más pocos quienes toman medidas y adoptan estrategias para hacer frente hacia cualquier variación de lo negativo, incluso decir que el turismo no es la mejor manera de desarrollar una comunidad en particular. Un ejemplo del análisis del turismo desde perspectivas académicas se refleja en los informes de Alba Sub, en su “Guía para la gestión turística de la red de espacios de memoria”.

…El turismo y la memoria forman una pareja compleja ante la cual hay que abordar tanto sus potencialidades como sus riesgos y contradicciones. Por un lado, los lugares memoriales multiplican las posibilidades para difundir y hacer pedagogía de la memoria cuando logran acercarse a un público más amplio. Por otro lado, esto mismo implica el peligro de caer en lógicas que, dominadas por la mercantilización o el partidismo, banalicen y perviertan el sentido de estos espacios, así como de los hechos pasados que se quieren recordar. (Raül Valls & Gema Martínez-Gayo, 2023)

Es así donde un punto álgido en las posibles estrategias es el de garantizar que las comunidades participen de una manera real y tangible en todo el proceso, desde su planificación, diseño, gestión, operación y control, en donde se establezcan límites a lo que se desea mostrar y cómo se desea mostrar, que se generen espacios antes de un aspecto empresarial, es decir, se realicen mejores esfuerzos en generar habilidades blandas, como por ejemplo, la resolución de conflictos (dimensiones que muchas veces requieren tiempos prolongados, lo cual no es en muchas ocasiones eficiente para el sector público), pero que podrían posicionar al turismo como una verdadera herramienta de transformación, dejando al desarrollo turístico como un resultado de un trabajo multidimensional.

Venecia es una ciudad que ha sufrido bajo el peso del turismo masivo. Con millones de visitantes al año, la infraestructura de la ciudad ha sido puesta a prueba. Los residentes locales han visto cómo su calidad de vida se deteriora debido a la congestión, el aumento del costo de vida y la pérdida de espacios públicos. Muchos venecianos se han visto obligados a abandonar la ciudad, que se ha transformado en un parque temático para turistas.

En Barcelona, el turismo ha sido tanto una bendición como una maldición. Mientras que la ciudad ha prosperado económicamente, los residentes locales han experimentado una serie de problemas, incluyendo el aumento del costo de la vivienda, la saturación de servicios públicos y la pérdida de identidad cultural en barrios históricos. La resistencia local al turismo masivo ha dado lugar a protestas y a una creciente demanda de regulaciones más estrictas.

En conclusión, si bien sabemos que el turismo es un sector que no parará de andar, sí estamos llamados a convertirnos en actores con mayor análisis crítico y propositivo, reconociendo los errores de otros y poner en marcha estrategias casi a medida de cada comunidad, enseñando de primera mano lo que significa el desarrollo turístico, permitiendo a las comunidades tomar decisiones o medidas pertinentes, es decir, no forzar los procesos para no contribuir en presiones que pueden llevar a generar situaciones que incluso no existían.

Promover el turismo sostenible y respetuoso, en armonía y bajo los tiempos de cada dinámica territorial, garantizando que tanto los turistas como las comunidades locales puedan beneficiarse del intercambio cultural y económico sin sacrificar la calidad de vida o el patrimonio cultural. La implementación de límites de visitantes, la educación y sensibilización de los turistas, la distribución justa de beneficios y la conservación del patrimonio son pasos esenciales en esta dirección.

El futuro del turismo depende de nuestra capacidad para equilibrar el deseo de explorar con la necesidad de preservar. Al respetar y apoyar a las comunidades locales, podemos asegurar que el turismo siga siendo una experiencia enriquecedora y sostenible para todos.

Fuente: https://www.entornoturistico.com/


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