Trasplante de corazón realizado en EE.UU. mantiene con vida a dominicano

Santo Domingo.- George Rosario es un dominicano procedente de Baní que desde hace 33 años vive en Estados Unidos. Hace dos años se convirtió en el primer hispano en vivir con un corazón artificial motorizado que le fue colocado en el Washington Hospital Center, y desde hace uno es el primer dominicano a quien se practicó un trasplante de corazón en ese centro asistencial.

Al cumplir el 13 de marzo pasado el primer año de haber sido trasplantado, y obtener recientemente el permiso de viajar, Rosario no pudo resistir la tentación de venir a República Dominicana a visitar a su familia y aprovechar para promover entre los dominicanos la importancia que tiene la donación de órganos, como acto de amor que permite salvar la vida de otros.

Este dominicano, de 55 años, quien desde la adolescencia incursiona en la comunicación social, mantiene desde hace años programas radiales en Estados Unidos, entre ellos el espacio “De Todo un Poco” y por su actitud hacia la vida fue nombrado embajador por la organización norteamericana Donate Life.

Plaza de la Salud

Hoy Rosario se reunió con el gerente médico del Hospital General de la Plaza de la Salud, Nepomuceno Mejía, y médicos que dirigen el Programa de Trasplante del centro, donde contó su experiencia y manifestó su interés de que se cree una alianza estratégica con la entidad internacional promotora de la donación de órganos.

Estuvo acompañado del psiquiatra José Manuel Pérez Hernández, quien fue contactado por el hospital norteamericano para acompañar al paciente durante su estadía en territorio dominicano.

Rosario salió de República Dominicana cuando tenía 22 años en busca de nuevos horizontes.

A poco tiempo de su llegada a territorio norteamericano empezó a trabajar en los medios de comunicación como locutor. Desde hace 10 años mantiene el programa diario “De todo un Poco”, en Radio Universal, de Washington, DC.

Fatiga

Hace tres años y medio empezó a sentir falta de respiración y una gran fatiga. Los médicos le informaron que su corazón estaba funcionando en menos de un siete por ciento de su capacidad, y después de muchos estudios se determinó que su única solución era un trasplante de ese órgano.

Dice que en ese momento la incertidumbre y el desconocimiento lo arroparon, unido al hecho de que no tenía seguro médico, ya que siempre fue una persona muy sana. Empezó el proceso para recibir la asistencia médica estatal, lo cual logró, fue referido al Washington Hospital Center, pudiendo acceder a un corazón artificial, que le fue instalado en abril de 2009, siendo el primer hispano en recibir ese procedimiento en ese hospital y en esa zona.

Mientras se mantenía en la casa estaba conectado a un cable de 28 pies que le permitía andar toda la vivienda, pero como él siguió su vida normal, tenía que cargar con la batería donde quiera que iba. Fue colocado en lista de espera para un trasplante de corazón, a los seis meses apareció uno, pero no pudo trasplantarse porque padecía de neumonía en ese momento.

Luego, el 13 de marzo del año pasado apareció el donante y lo trasplantaron.

Permaneció 18 días ingresado, de los cuales 12 en estado comatoso, porque desarrolló una infección en la sangre que le obligó a estar conectado a un ventilador artificial.

Es padre de cuatro hijos y tiene seis nietos. Desde el trasplante, su vida ha cambiado, es más espiritual y mucho más acercado a Dios.

El número 13 gira alrededor de su vida

El corazón que se le trasplantó fue extraído a un paciente de 30 años con muerte cerebral, que vivía en Carolina del Sur, cuyos órganos sirvieron para salvar la vida a 13 personas más. Los familiares del donante tienen interés en conocer a quién lleva su corazón, por lo que tienen programado un encuentro para el 7 de mayo próximo.

Dice que debe su vida a tres equipos médicos, al que detectó el fallo cardíaco, al que le instaló el corazón artificial y al que le practicó el trasplante que le ha dejado conectado para toda la vida a ese hospital.

Actualmente, Rosario dice que vive para promover la donación de órganos a través de la radio, periódicos y televisión. Para muchos el 13 es un número de mala suerte.

Sin embargo desde que inició el proceso, Rosario entiende que el 13 ha sido su número de suerte, porque el 13 marzo fue su trasplante, el 13 de abril le instalaron el corazón artificial, un 13 de septiembre le aprueban la asistencia médica o Medicare. Ahora decidió vivir en un edificio número 13, en el piso 13.


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