Spanair deja 22,770 viajeros desesperados tras quiebra

España.- En el aeropuerto de Barcelona-El Prat, Spanair se ha esfumado. La que fuera hasta ayer la segunda compañía con más actividad en esta instalación (4,3 millones de pasajeros transportados desde Barcelona en 2011), hoy casi parece que nunca existió. Sus mostradores han desaparecido. En los paneles de llegadas o salidas sigue existiendo su rastro: aparecen decenas de vuelos, pero solo algunos tiene el cartel de cancelados. En el que debería salir a las 17.40 hacia Estambul nada indica que ya no exista.

Los trabajadores de Spanair no están y solo queda abierta la oficina de venta de billetes, donde un pequeño grupo de empleados, que no quiere hablar, se limita a enviar amablemente a los afectados por la quiebra de esta compañía aérea a las oficinas de Newco. Esta empresa, encargada de los servicio de tierra de Spanair, trata de buscar salida a los pasajeros atrapados. Este fin de semana hay 22.770 personas afectadas. Solo hoy se han quedado sin vuelos más de 8.600 viajeros.

De los 55 vuelos que hoy iba a operar la compañía en el aeropuerto catalán, 27 eran de salida y los pasajeros de 15 de estos ya han sido gestionados: o bien los han recolocado en salidas de hoy mismo, o bien han ofrecido alternativas para los próx días, según fuentes de AENA. La mayoría de los afectados españoles están informados y se lo toman con resignación. Pero algunos extranjeros se enteran de que su día será complicado al pisar el aeropuerto. Cada 20 minutos aproximadamente, un mensaje por megafonía rompe el silencio: una voz metálica recuerda a los pasajeros que iban a volar con Spanair de que deben dirigirse a los mostradores de Newco. A los empleados de esta compañía, que normalmente se encarga de la facturación de maletas, les han informado a las 5 de la mañana de que hoy se encargarían de atender a los clientes. Los pasajeros acuden al piso de abajo y allí, a partir del mostrador 801, hacen cola. Un empleado de esta compañía le coge el billete solo si es para hoy. estudia la situación, le reembolsa el precio que pagó a Spanair y le envía hacia el mostrador de otra compañía, para que traten de recolocarlo en otro vuelo. Ante el mostrador de Vueling o de Lufthansa, los afectados cruzan los dedos.

Fátima Pérez, canaria de 30 años, viajó a Barcelona junto con dos miembros de su familia para un trasplante de médula ósea. Su viaje estaba subvencionado por el Servicio Canario de Salud. Ya la han operado, y hoy a las 11 de la mañana se preparaba junto a sus familiares para volver a casa. Todavía está atrapada en El Prat. Hab tenido que pagar cada uno 108 euros para lograr otro billete. Y deben esperar seis horas. Han tenido suerte dentro d elo que cabe, porque no se quedarán en tierra. Pero Fátima acaba de ser operada. ‘Estoy tomando medicación. No me encuentro todavía bien. Y aquí estoy. Nos hemos tenido que pagar nosotros la comida y el agua. Ya deberíamos estar volando’, lamenta.

Spanair no logró convencer a Qatar Airways y a las diez de la noche de ayer operó su último vuelo. Un nuevo socio era su último cartucho para tratar de salir adelante pese a sus problemas financieros. La compañía catarí no vio claro el negocio y, según la Generalitat de Cataluña, propietaria junto con el Ayuntamiento de Barcelona de la mayoría de las acciones, temía que la Unión Europea exigiera en un futuro la devolución de todas las inyecciones públicas. Tras el fracaso en la búsqueda de inversores, ayer se precipitó el desenlace más temido. Hacia las seis de la tarde se reunió el consejo de administración de Spanair. Para entonces, ya comenzaba a prepararse la anulación de todas sus operaciones. Hasta 22.770 personas se verán afectadas por la cancelación de vuelos solo este fin de semana, en el que se han anulado 212 operaciones.

Los que más desconcertados están son los extranjeros. Algunos, como el alemán Gero Tinnefeld, consultor de 39 año, no sabían que Spanair había quebrado hasta que han llegado esta mañana a Barcelona. Ha salido de Munich, porque Lufthansa le ha recolocado en uno de sus vuelos. ‘Pero en Munich corría el rumor de que todo era por una huelga de Spanair. nadie nos ha dicho que ha dejado de operar’, explica. Al aterrizar ha sabido que su vuelo de vuelta ya no existe, y que nadie le garantiza una vuelta. Otro pasajero argelino exclamaba en francés que no comprende por qué debe pagar nada. ‘Es un derecho universal después de cualquier quiebra que el pasajero no tenga que hacerse cargo. debería hacerse cargo la compañía, el aeropuerto o quien sea. Esto es una tomadura de pelo’, grita.

Algunos empleados de Newco dicen que está siendo pesado, pero que no tiene nada que ver con el caos que se vivió cuando los controladores dejaron sus puestos. ‘Ahora es solo una compañía’, dicen resignados. El problema es que los asientos para recolocar pasajeros empeizan a agotarse en algunos destinos. Los aviones salen llenos. La mañana ha sido relativamente tranquila. Pero de cara a la tarde, temen que se complique por escasez de alternativas para los afectados.


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