Siete curiosidades sobre alimentos que quizá no conocías
¿Por qué lloramos con la cebolla? ¿Qué engorda más, la miga o la corteza de pan? ¿Puedo comerme un alimento que ha caído al suelo? ¿Por qué las legumbres producen flatulencias? Probablemente te hayas hecho estas preguntas en alguna ocasión al comer ciertos alimentos. Pero, a veces, asumimos como verdades universales algunas afirmaciones que desde el punto de vista científico resultan ser erróneas o no del todo ciertas.
El programa Ciencia por un tubo del médico y divulgador científico Pedro Gargantilla, que se emite los jueves y viernes a las 10.53 horas en Radio 5, trata de clarificar estos interrogantes.
A continuación, presentamos una selección de podcast para descubrir siete curiosidades sobre alimentos que quizá no conocías:
Las penas con pan son menos penas
El pan, probablemente el protagonista de todas las comidas y cenas, no puede faltar en la dieta española. Pero en nuestro país, su consumo ha descendido de forma considerable en la última década. En el año 2001 se consumía una media de más o menos 50 kilos por persona, una cifra muy superior a los 30 kilos del año 2021.
Sobre el mito de que la miga engorda más que la corteza, la respuesta depende de la cantidad de agua que contenga cada parte del pan.
Así, se estima que la miga contiene hasta un 45% más de agua que la corteza, lo que implica que existan más burbujas de aire en su composición.
El azúcar, la pandemia del siglo XXI
No es ningún secreto que a los seres humanos nos gusta comer. Ni tampoco lo es que algunas personas se decanten indudablemente por el dulce, por encima de los alimentos salados. De hecho, el azúcar es el combustible de nuestras células que componen el sistema nervioso.
Pero, ¿es realmente adictivo el azúcar? La evidencia científica avala que el consumo de azúcar crea adicción, al igual que sucede con el tabaco.
La regla de los cinco segundos
El sentido común nos dice que cuanto más tiempo lleva un alimento en el suelo, más peligro hay de que se llene de microorganismos. Pero, lo que no podemos saber es si hay un número de segundos en los cuales todavía las bacterias no han llegado a colonizar el alimento.
Tras varios estudios, la evidencia científica es abrumadora: Cuando se cae un alimento al suelo se va a impregnar con los microorganismos que allí se encuentre antes de que transcurran cinco segundos. Así que, llegado a este punto, no comas nada del suelo.
La cara B de las legumbres
Aunque el contenido de este podcast pueda resultar escatológico, puesto que habla de flatulencias, las legumbres son un alimento indispensable en nuestra dieta por su alto contenido en proteína y nutrientes.
Desgraciadamente, su cara B son la gran cantidad de gases que producen durante la digestión. El motivo son tres oligosacáridos que no pueden ser absorbidos en nuestro aparato digestivo y que, además, son aprovechados por las bacterias intestinales.
El sencillo truco de ponerlas en remojo el día anterior a cocinarlas, ayuda a que las flatulencias se reduzcan.
Cebollas y lágrimas, triste realidad
Las cebollas, ese potente lacrimógeno que tenemos todos en las cocinas. Sin duda es uno de los mecanismos de defensa lacrimógena más efectivos que ha inventado la naturaleza.
La explicación científica por la que se produce este proceso es muy sencilla. Cuando cortamos la cebolla se producen roturas celulares que permiten generar piruvato, amoniaco y syn-propanotial-S-óxido, molécula responsable de la irritación ocular, ya que al combinarse con el agua de las lágrimas se forma ácido sulfúrico que es especialmente irritante para los ojos.
Algunos científicos han conseguido desactivar el gen responsable del lagrimeo, pero se perdía el sabor original de la cebolla.
¿Conseguirán dar algún día con la cebolla perfecta que en lugar de llorar, nos haga reír?
Las trufas y sus hormonas sexuales
El problema de la trufa es su recolección. Crece bajo tierra y es muy difícil dar con ellas. Precisamente, son animales los que se encargan de desenterrar y perpetuar la especie.
El fino olfato de los cerdos del Perú, las cabras amaestradas de Cerdeña o los perros de ciertas zonas de Italia o España, consiguen percibir un aroma que los humanos somos incapaces de detectar.
Se trata de una feromona que segregan las trufas llamada androstenol, que sería lo mismo que decir hormona sexual.
La jalea real, el secreto de la longevidad
La oveja reina se diferencia de las obreras porque tiene un mayor tamaño, una mayor longevidad. Sobrevivirá entre tres y cinco años. A diferencia de las obreras, que suelen vivir un máximo de cinco semanas.
Si las larvas de las abejas son alimentadas con jalea real, su desarrollo se orientará al de una reina con todo el aparato reproductor desarrollado. Pero si la larva es alimentada con miel y polen, se transformará en obrera.
Para que nos hagamos una idea de la longevidad de la reina, si trasladamos las cifras de las abejas a la escala de los seres humanos sería como si una persona alimentada con jalea real pudiera vivir 3200 años en comparación con los 80 del resto de los mortales. ¿Se lo imaginan?
Fuente: https://www.rtve.es/