Robo de vehículos de lujo es gran negocio en España

Madridl (EFE).- Treinta segundos bastan para sustraer, abrir y arrancar un coche sin causarle daño alguno. Es el inicio de un negocio redondo, el robo de vehículos de alta gama, en el que se han especializado bandas del Este, fundamentalmente búlgaras, a las que la Guardia Civil pone cerco.

Una de estas bandas cayó esta misma semana, en una operación en la que la Sección de Delincuencia Organizada del Automóvil de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil acabó con la actividad de una organización que, al menos, había robado más de cien vehículos de lujo, a una media de 6 ó 7 mensuales.

Bajo demanda, estas redes, como explica a Efe el capitán jefe de la citada sección, ponen el ojo en lugares de España donde es más frecuente la presencia de vehículos de alta gama, como la zona noroeste de la Comunidad de Madrid (Pozuelo o Majadahonda), algunos distritos de la capital (Salamanca), la Costa del Sol (Puerto Banús) o determinadas zonas del Levante.

Pero el robo de estos vehículos requiere un importante grado de especialización, conocimientos electrónicos y técnicas de ‘maquillaje’ de los elementos identificativos del coche. Y por ello, las organizaciones se estructuran en diferentes células, con una misión concreta y específica cada una de ellas.

Tanto es así, que a veces sólo cuentan con una persona capaz de ‘maquillar’ esos elementos. Alguien que no suele compartir vivienda ni ciudad con otros miembros del grupo, que viaja al lugar correspondiente cuando es llamado, hace su trabajo, cobra y se va.

Con los conocimientos en electrónica que en su país de origen -generalmente Bulgaria- adquieren durante su educación y la ayuda de internet, estos expertos delincuentes son capaces de anular o neutralizar los sistemas de alarma e, incluso, de localizares a través de detectores de frecuencia.

De hecho, estas bandas no escatiman a la hora de adquirir aparatos sofisticados de hasta 3.000 ó 4.000 euros para perpetrar la sustracción y neutralizar los sistemas técnicos del coche. Una inversión para obtener después pingües beneficios.

Una vez sustraído, el vehículo es llevado hasta una nave, -alquilada por terceros en localidades del sur de Madrid, por ejemplo-, donde proceden al ‘maquillaje’ del coche, desde sus elementos de seguridad, hasta el número de bastidor, pegatinas identificativas o centralitas, que incluso llegan a cambiar de idioma.

Generalmente, le cambian el número de bastidor y le ponen el correspondiente a otro vehículo del que solo han robado su documentación. Por ello, cuando las fuerzas de seguridad del país al que ha sido trasladado introduce ese número en las bases de datos, el coche no figura como robado, porque la única denuncia existente en España es la de la pérdida o extravío de los documentos.

Debido a ello, con ese mismo número de bastidor figuran dos placas de matrículas distintas y correspondientes a dos países diferentes.

Mientras hace unos años la demanda se centraba en coches de gama media, últimamente, según recuerda el capitán, se ha observado un rebrote de los de lujo y, en muchos casos, de todoterrenos para el ‘mercado’ africano.

Son los países de ese continente, los del Este de Europa y en ocasiones los de Sudamérica el destino final del vehículo, aunque en la última operación llevada a cabo por los agentes de la UCO fueron concesionarios de Alemania y Suiza los destinatarios de la mercancía.

La Guardia Civil ha localizado vehículos robados en España y vendidos en Alemania a compradores de Francia, Holanda y Suiza, adquiridos a precios de entre 30.000 y 40.000 euros por personas que por regla general desconocen que el coche es de procedencia ilícita.

Tras la localización del vehículo y la comprobación de que se trata de un coche robado, la autoridad judicial determina qué se hace con el vehículo. La pelota queda así en el tejado de las aseguradoras, que muchas veces tienen que indemnizar por el robo al legítimo propietario.

En cualquier caso, se trata de un negocio redondo para estas bandas. Al beneficio económico que obtienen por esta actividad se suman las penas que suelen imponerse cuando son detenidos, muchos menores a las que conllevan otros delitos.

Unos beneficios que generalmente no se quedan en España, donde los miembros de estas bandas viven de forma discreta en pisos de alquiler de modestos barrios, se mueven en coches de gama media y no llaman la atención.

Su objetivo es invertir en su país, donde suelen permanecen sus mujeres e hijos.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/


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