¿Por qué tenemos pesadillas? La ciencia tiene una explicación

Mucha gente experimenta las pesadillas, aunque los niños lo hacen con más frecuencia. Si bien, puede resultar angustioso, los investigadores dicen que en realidad cumplen un propósito beneficioso.

La Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ICSD-3),1 define las pesadillas como «ocurrencias repetidas de sueños prolongados, extremadamente disfóricos y bien recordados que suelen implicar amenazas a la supervivencia, la seguridad o la integridad física».

Las pesadillas recurrentes se experimentan como algo emocionalmente angustioso al despertar; además, perjudican significativamente la calidad del sueño y el funcionamiento diurno, provocan evitación del sueño, somnolencia y fatiga diurnas, y afectan a los síntomas psiquiátricos comórbidos, escribieron los autores en un estudio publicado el 2021.

De acuerdo con Harvard Medical School se entiende que los sueños son episodios autobiográficos recientes que se entretejen con los recuerdos del pasado para crear una nueva memoria a la que se puede hacer referencia posteriormente, pero las pesadillas son simplemente sueños que provocan una respuesta emocional fuerte pero desagradable.

¿Cuáles son las causas?

• Según un artículo de la universidad de Harvard, las pesadillas pueden surgir por diversos motivos -estrés, ansiedad, sueño irregular, medicamentos, trastornos mentales-, pero quizá la causa más estudiada sea el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

• Las personas que viven bajo presión constante tienen más probabilidades de tener pesadillas. Una investigación analizó a estudiantes de 10 a 12 años que vivían en la zona de conflicto en curso en Gaza, encontraron que tenían más probabilidades de tener pesadillas; más de la mitad de ellos y lo hacían más de 4 veces por semana.

Las causas parecen relacionarse con que el cerebro enfoca atención a los problemas que se aborda. Un informe de la BBC Future dice que las personas tenían pesadillas con más frecuencia con el inicio de la pandemia por la COVID-19, especialmente aquellos que se habían infectado o vivían en regiones de estricto confinamiento.

De esta forma podemos considerar a los malos sueños y/o pesadillas como protectores, están alertando al cerebro de algún problema. La BBC explica que después de un mal sueño, el área del cerebro que nos prepara para sentir miedo es más eficaz, como si el sueño nos hubiera entrenado para esta situación. Así mismo, también pueden ayudar a aliviar el estrés o carga emocional.

«Las pesadillas probablemente evolucionaron para ayudarnos a sentirnos ansiosos por los peligros potenciales», dijo a Life’s Little Mysteries (Live Science), Deirdre Barrett psicóloga de la Universidad de Harvard. «Incluso las pesadillas postraumáticas, que simplemente nos vuelven a traumatizar, pueden haber sido útiles en tiempos ancestrales cuando un animal salvaje que te había atacado o una tribu rival que te había invadido probablemente regresaría».

Si bien, las pesadillas constituyen una parte normal del sueño, en algunos casos se vuelve crónico y acaba afectando la salud. Un ejemplo de esto puede ser, cuando empieza a ser muy angustiante o afecta sus actividades que realiza durante el día. En esa situación lo más recomendable sería buscar ayuda profesional.

A lo mejor conocer la realidad de estas situaciones puede ofrecerte una posibilidad de verlo de una manera diferente. Aceptar que simplemente es una respuesta de nuestro cerebro para mantenernos a salvo. Y que un mal sueño puede ser en realidad algo bueno.

Fuente: https://ensedeciencia.com/


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