Papa Benedicto XVI exhortó a los cristianos a elegir la sobriedad como estilo de vida

En el segundo domingo de Adviento y antes del tradicional rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro de Vaticano, donde se congregaron miles de fieles y peregrinos, el papa Ratzinger hizo alusión al Evangelio de san Marcos, quien describe la personalidad de san Juan Bautista, el precursor de Jesús.
San Juan Bautista -explicó el papa- viene presentado ‘como una figura muy ascética: vestido de piel de camello, come saltamontes y miel silvestre, que encuentra en el desierto de Judea’.
Jesús mismo -dijo-, una vez, ‘lo contrapuso con aquellos que están en los palacios de los reyes’ y ‘que visten de trajes de lujo’.
En cuanto a la misión de san Juan fue una ‘llamada extraordinaria a la conversión’, pero además fue más allá de la sobriedad del estilo de vida ya que ‘llama a un cambio interior, a partir del reconocimiento y de la confesión del propio pecado’.
‘Mientras nos preparamos para la Navidad, es importante que volvamos a nosotros mismos y hagamos un examen sincero sobre nuestra vida’, explicó Benedicto XVI.
Hizo alusión el papa a la Virgen María ‘a la que confiamos nuestro camino para el encuentro del Señor que viene, mientras proseguimos nuestro itinerario de Adviento para preparar nuestro corazón y nuestra vida a la llegada de Emanuel, Dios con nosotros’.
Tras el rezo del Ángelus, el Obispo de Roma hizo alusión al 50 aniversario de la Organización Mundial para las Migraciones y el 60 aniversario sobre el Estatus de Refugiado que se celebra en los próximos días en Ginebra y otras ciudades.
‘Confío al Señor a todos aquellos que, a veces esforzadamente, deben dejar su propio país o son privados de su nacionalidad’. afirmó.
El papa animó ‘a la solidaridad, al rezo por todos aquellos que trabajan por proteger y asistir a estos hermanos en situaciones de emergencia, exponiéndose también a graves esfuerzos y peligros’.
Después saludó en varios idiomas a los peregrinos que abarrotaban la Plaza de San Pedro.
A los de habla hispana, dijo, ‘saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de las parroquias de la Santísima Trinidad, de Castellón de la Plana, y de la Preciosísima Sangre, de Valencia’.