Obama cerró la embajada en Trípoli e intervino en EE.UU. activos del gobierno de Libia
Washington.- En un drástico endurecimiento de su posición contra la brutal represión de Moamar Gadafi contra los manifestantes antigubernamentales, el gobierno del presidente Barack cerró la embajada en Trípoli e intervino en Estados Unidos todos los activos del gobierno de Libia, del líder libio y de cuatro de sus hijos.
El cambio en la táctica después de una semana de cautela fue adoptado inmediatamente después de que Estados Unidos tuvo la certeza de los estadounidenses salían salvos y seguros por aire y mar de ese país norafricano que sufre un baño de sangre.
‘Bajo cualquier circunstancia, el gobierno de Moamar Gadafi ha violado las normas internacionales y la decencia elemental, y hay que hace que rinda cuentas’, afirmó Obama en un comunicado la noche del viernes al anunciar las sanciones.
Las medidas, indicó, fueron concebidas para concentrarse en el gobierno de Gadafi y evitar que los activos del pueblo de Libia sean saqueados por el régimen. El objetivo directo es la familia de Gadafi, que al parecer ha amasado una enorme fortuna durante los 42 años del régimen ese esa nación rica en petróleo.
El presidente condenó ‘la persistente violación de los derechos humanos por el gobierno libio, el trato brutal a su pueblo y amenazas atroces’.
‘Gadafi, su gobierno y sus aliados cercanos adoptaron medidas extremas contra el pueblo de Libia, incluido el uso de armas de guerra, mercenarios y la violencia de matones contra civiles desarmados’, dijo Obama.
El gobierno estadounidense era objeto de intensas presiones para que asumiera con más firmeza la postura internacional de condena a Gadafi, quien desató una oleada de ataques a tiros contra los opositores que están determinados a terminar con su gobierno.
Diversos grupos de milicianos leales a Gadafi deambulan por las calles de Trípoli disparando al azar en una acción que ha dejado un número indeterminado de muertos. Algunas voces hablan de centenares o millares de muertos, mientras parece crecer la desesperación de Gadafi ante la pérdida de extensas partes del país a manos de los rebeldes.