Nuevo buque español, diseñado para investigaciones oceanográficas y pesqueras

Un nuevo buque científico español, el ‘Ramón Margalef’, fue botado el lunes en Vigo. Es un avanzado laboratorio flotante de 46 metros de eslora, diseñado para realizar investigaciones oceanográfica y pesquera, que se inscribe en el plan de renovación de la flota del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Para el año que viene está prevista la botadura de su gemelo el Ángeles Alvariño y el coste conjunto, incluida la instrumentación, es de casi 38 millones de euros, financiados con fondos propios del instituto.

Se trata de barcos denominados silenciosos, dotados de sistemas de posicionamiento dinámico para realizar maniobras de precisión en el mar, así como de posicionamiento submarino para poder operar vehículos submarinos de observación remota (ROV, en sus siglas en inglés) para observar y muestrear ecosistemas hasta 2000 metros de profundidad.

El Ramon Margalef tiene diez días de autonomía y puede alojar hasta 11 investigadores y técnicos, con una tripulación de 12 personas. El buque desarrollará su actividad en el ámbito nacional y mares adyacentes y contará con tecnología avanzada para hacer estudios de geología marina, oceanografía física y química, biología marina, pesquerías y control medioambiental, según informa el IEO.

Cristina Garmendia, ministra de Ciencia e Innovación, destacó en la ceremonia de botadura, en Vigo, que el barco es un ‘hito histórico’ para el IEO y para toda la comunidad de ciencias marinas española, así como para la industria naval gallega. La madrina de la botadura fue Rosalía Mera.

Los dos buques gemelos se han construido de manera que sean silenciosos, una característica muy importante para que su navegación no afecte al comportamiento natural de los peces en su entorno. Hay que tener en cuenta que estos dos laboratorios flotantes, construidos por Astilleros Armón, se han concebido como plataformas avanzadas de evaluación de biomasa mediante instrumentación acústica. La propulsión combinada de motores eléctricos alimentados por motores diesel aislados en el buque permite esta condición de buque silencioso. Además, la forma de la proa se ha diseñado de manera que se optimiza la penetración del barco en el agua evitando al máximo la formación de olas y el flujo de agua a lo largo del casco tiene un comportamiento laminar que evita las turbulencias y formación de burbujas que puedan distorsionar las señales de los sensores oceanográficos, informa el IEO.


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