NASA capta una nebulosa imposible de observar desde la Tierra
Pese a la imposibilidad de ser observada desde la Tierra, la nebulosa W51 dejó de ser un misterio insondable para los científicos de la NASA. El telescopio espacial Spitzer, lanzado en 2003, logró captar imágenes muy nítidas de esa región de formaciones de estrellas, considerada una de las más activas de la Vía Láctea.
W51 había sido detectada por primera vez en 1958, a 17 mil años luz de la superficie terrestre, en dirección a la constelación de Aquila en el cielo nocturno. Pero resulta casi imposible de ser observada por los telescopios que recolectan la luz percibida por el ojo humano.
Ese bloqueo para la visión es causado por la nube de polvo y gas interestelar suspendida entre W51 y la Tierra. De poder reconocerse a simple vista, el ojo humano alcanzaría a distinguir un cuerpo tan grande como la luna llena.
Para atravesar la barrera visual, los expertos de la NASA recurrieron a mayores longitudes de ondas de luz, como la radio y la infrarroja. De esa manera, la misión Spitzer brindó una imagen de emisión infrarroja equivalente a 20 millones de soles.
W51 es mucho más grande y 75 veces más luminosa que Orión, otra conocida área de generación de astros. Orión contiene cuatro estrellas de tipo O -las más masivas del universo-, mientras W51 abarca más de treinta.
El polvo y el gas se intensifican cuando las estrellas se deshacen y estallan como supernovas. “Las imágenes proporcionadas por Spitzer nos dan una idea de cómo se forman las estrellas masivas en nuestra Vía Láctea y cómo sus poderosos vientos y radiación interactúan con el ambiente material restante”, explicó Breanna Binder, profesora asistente de Física y Astronomía en la Universidad Politécnica del Estado de California, con sede en Pomona, Estados Unidos.