Muere el terrorista libio condenado por explosión en 1988 del vuelo PanAm 103

Trípoli.- Abdel Basset al Megrahi, la única persona que ha sido condenada por su implicación en el atentado con bomba perpetrado en 1988 en un avión de la aerolínea PanAm que se estrelló en Lockerbie (Escocia), ha sido enterrado este lunes en Libia durante una discreta ceremonia familiar.

Al Megrahi, que siempre aseguró que no era el responsable de que aquel avión cayese a tierra, causando la muerte de 270 personas, falleció este domingo en Trípoli, rodeado por su familia. Su excarcelación, en 2009, provocó una gran controversia en Reino Unido –donde cumplía su condena– y en Estados Unidos, ya que la mayoría de las víctimas eran de esos países.

Pero ni su muerte, a los 60 años de edad, ni su funeral han aparecido en los informativos de los tres principales canales de televisión de Libia. La mayoría de las cerca de 150 personas que han asistido al funeral eran familiares de Al Megrahi, pero también había algunos antiguos miembros del régimen de Muamar Gadafi, derrocado durante la revolución del año pasado.

Abdel Wahab al Meletan, periodista de la cadena de televisión privada Al Ahrar, ha explicado que ‘Al Megrahi era considerado un amiguete de Gadafi y los directores de los medios de comunicación no saben cuál podría ser la reacción de la gente en la calle si se informase de su muerte detalladamente’.

‘Podrían considerar que intentamos conceder a Gadafi o a sus simpatizantes una importancia mayor que la que merecen’, ha añadido. En si opinión, ‘los libios están cansados del pasado y quieren que desaparezca’.

Rashed al Megrahi, primo del fallecido, ha declarado: ‘Yo mismo escuché a Abdul Basset decir siempre: ‘Si Dios me da vida y salud, recurriré mi caso y demostraré mi inocencia’. ‘Vemos su muerte como una bendición. Él ha descansado y nosotros también’, ha añadido.

EXCARCELACIÓN

Al Megrahi fue declarado culpable del atentado de Lockerbie en 2001, pero en 2009 salió en libertad y volvió a Libia porque padecía un cáncer terminal y se creía que no iba a vivir mucho más tiempo.

La decisión de las autoridades de Escocia de repatriar a Al Megrahi enfadó a los familiares de muchas de las víctimas –189 de ellas eran estadounidenses– y fue criticada por Washington porque el terrorista fue recibido como un héroe por Gadafi.

Al Megrahi fue declarado culpable de haber colocado una maleta con una bomba en un avión en el aeropuerto de Luqa, en Malta, donde dirigía las operaciones de la compañía Libyan Arab Airlines, en diciembre de 1988. La maleta llegó a Frankfurt, donde fue introducida en otro avión, y finalmente acabó en la aeronave de PanAm que realizaba el vuelo 103, desde Londres hasta Nueva York, según los jueces escoceses.

Él siempre insistió en que solo era un ejecutivo de la aerolínea, no un agente de los servicios de inteligencia libios, como afirmaban los fiscales. Su juicio formó parte de un proceso mediante el cual Gadafi se alejó de algunos grupos considerados organizaciones terroristas por países occidentales y reanudó la cooperación con empresas extranjeras que querían explotar el petróleo y el gas de Libia.

Muchos británicos creen que Al Megrahi fue una cabeza de turco, y las familias de las víctimas temen no llegar a saber nunca la verdad. El primer ministro, David Cameron, opinó este domingo que Al Megrahi nunca debería haber sido liberado, mientras que la Casa Blanca ha afirmado que seguirá buscando justicia.

El ministro principal de Escocia, Alex Salmond, ha dicho que los fiscales siguen tratando de saber si hubo más personas implicadas en el atentado, y el Consejo Nacional de Transición (el Gobierno interino libio) ha asegurado que colaborará con el Gobierno escocés.


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