Monte Cristi: grisácea y contradictoria realidad

Monte Cristi.- El dominicano que nace en la Bahía de Manzanillo emerge dentro de una grisácea y contradictoria realidad.

Lo grisáceo viene del color de la arena de este pequeño pueblo costero, de las ruinas de un antiguo sistema de empaque de frutas de exportación, y del panorama económico de quienes se dedican a la pesca y la agricultura en este o en otro municipio de la puntera provincia de Monte Cristi.

Lo contradictorio está cerca del muelle que Luis Días (El Terror) hizo famoso con su canción “El guardia del arsenal”. Por la estructura se exporta cerca del 90% de los bananos (guineos) que República Dominicana vende a Europa y Estados Unidos: 200 mil cajas por semana. Según celebra el Ministerio de Agricultura en sus informes, solamente el año pasado el negocio de la fruta generó US$187 millones (cerca de RD$6,919 millones), y mantuvo 20 mil puestos de trabajo.

Pero este multimillonario movimiento de divisas no ha sido suficiente para motivar la reparación de la carretera que conecta al muelle con las plantaciones de esta y las demás provincias productoras de banano de la región (Valverde, Santiago Rodríguez, Santiago). En algunos tramos la vía, divisora de extensos humedales incluidos en el sistema nacional de áreas protegidas, parece cualquier cosa menos una carretera. “Ese es un camino que ni para bueyes sirve. Todos los camiones se destartalan cuando pasan por ahí. El gobierno desbarató el taller (de empaque de frutas) para después arreglar la carretera.

Vaya a ver si han hecho algo”, dice Ramón Cabrera, mi embr o del Sindicato de Obreros Autónomos de Manzanillo, compuesto por 404 trabajadores del muelle que a estas alturas del año se pasan los días atentos al fantasma de la privatización. Temen que el gobierno privatice el complejo y los deje fuera de actividad.

Antes de llegar a la Bahía de Manzanillo, el visitante se topa con grandes carteles que demandan, bajo la firma del Consejo Pro Desarrollo de Manzanillo (COPRODESA), la reparación de la vía que soporta el 90% del banano de exportación.

Tierra y sal

El caso de Manzanillo es como un extracto del resto de la provincia. Monte Cristi, con una población estimada en 12,772 habitantes para el 2007, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), no tiene mayor cultivo que el banano (33% de la producción nacional), aunque dentro de la línea fronteriza es un importante productor de arroz y ganado.

Mientras el Ministerio de Agricultura indica que los cultivos provinciales alcanzan para la subsistencia, los productores trabajan con el ojo puesto sobre la siembra, porque supuestamente los inmigrantes haitianos suelen robársela en horas de la noche. El mismo caso se reporta en la crianza de animales.

La cantidad de trabajadores llegados del vecino país no ha sido registrada por las autoridades locales, pero una parada en cualquiera de las fincas de arroz permite ver con facilidad que los jornaleros haitianos son una mayoría que raya en la totalidad. Quienes se interesan en visitar el Morro, en la costa del municipio cabecera, tienen que toparse con la mina de sal que se mantiene a ambos lados de la calle. La blancuzca extensión de terreno es, junto a la pesca, la principal fuente de ingresos de los hombres de estas latitudes.

“Usted ve de cincuenta a sesenta trabajadores cuando hay sol, porque cuando llueve la sal está muerta.

Lo único que hay aquí es sal, y los empleos públicos que tienen estancado a este pueblo”, dice Rafael Fournier, con un marcado dejo de desencanto en el tono de la voz. Por desencanto, o por otras razones, Monte Cristi ha tenido un índice de emigración negativo en la última década. En los datos poblacionales referidos por la ONE la cantidad de inmigrantes se estimaba en 21,147 personas de distintos géneros, frente a 34,179 emigrantes, para una diferencia de 13,032 residentes menos.

El mar

“Casi no vienen turistas. Mira la hora que es (9:00 de la mañana de un domingo) y por aquí no ha venido gente”, dice Santo Guzmán, parado sobre la arena gris de la playa Juan de Bolaños, desde donde se aprecia el lomo del “dromedario dormido”, mejor conocido como El Morro.

Guzmán y su esposa Soraya se dedican a ofrecer a los visitantes servicios de recorrido por las islas y cayos cercanos al pueblo, en pequeñas embarcaciones.

El hombre, aunque tiene que esperar temporadas especiales (Semana Santa, Fiesta de los Toros, Fin de Año…) para hacer dinero con esta actividad, la prefiere a la pesca, porque la segunda es, por estos lados, mucho menos rentable.

Simón Cabrera es otro marino montecristeño que se olvidó de la pesca convencional.

Hace más de diez años se dedica a la comercialización de peces ornamentales.

Con su equipo propio, se sumerge en las profundidades del mar a sacar pececitos de colores que vende a una de las compañías peceras instaladas en la zona. Y ésta posteriormente los comercializa en Estados Unidos.

“Por aquí el pescado grande es difícil de atrapar. Por eso muchos pescadores mejor buscan pescaditos de colores para vender a las peceras. Entre este lado y Manzanillo hay como cuarenta hombres dedicados al negocio. Algunos son empleados de las compañías.

Yo no. Yo soy independiente”, explica Cabrera, listo para entrar al océano.

El Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca) tiene un levantamiento de las zonas donde se desarrolla actividad pesquera artesanal y semi-industrial de relevante importancia económica. En la lista de productividad no está Monte Cristi. Esta esquina de la nación tampoco disfruta del comercio binacional que derrama millones de pesos y dólares en otras ciudades de la línea fronteriza. El pueblo grisáceso parece, como su playa, una larga espera.

Perfil

Monte Cristi es una provincia fronteriza de República Dominicana de 1,880 kilómetros cuadrados, por lo que ocupa el octavo lugar en la categoría de tamaño.

Limita al Norte con el Océano Atlántico, al Este con las provincias Valverde y Puerto Plata, al Sur con Santiago Rodríguez y Dajabón, y al Oeste con la República de Haití. Esta compuesta por los municipios San Fernando de Monte Cristi, Castañuelas, Guayubín, Las Matas de Santa Cruz, Pepillo Salcedo (Manzanillo) y Villa Vásquez.

Además de poseer uno de los más importantes y diversos sistemas de áreas protegidas del país y de la región, la provincia tiene playas públicas de alto valor turístico, aunque este renglón económico todavía no se ha desarrollado por aquí.


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