Millonarios invierten en grandes aviones para su uso personal

Buenos Aires.- El primer 747-8 Intercontinental –el mayor avión construido por Boeing– salió en marzo de los hangares de la compañía. Pero no estaba destinado a una aerolínea, para vuelos comerciales, sino a un dueño VIP no revelado, que se supone es el emir de Qatar.

Airbus, a su vez, se dispone a entregar este año uno de sus aviones gigantescos –el A380, de dos pisos– para un solo cliente, el príncipe saudita Alwaleed bin Talal, presidente de Kingdom Holding Company y dueño de un paquete del Citigroup. Encargado en 2007, será el avión privado más caro de la historia , con un precio final superior a los 500 millones de dólares.

Ese precio incluye detalles. Los planos originales contemplaban espacio para dos Rolls-Royce, un establo para caballos y camellos, una jaula para halcones y un lugar de oración rotatorio que siempre puede apuntar a la Meca.

Es el último grito entre los súper ricos: un avión grande que ostente su riqueza mientras hacen negocios a 40.000 pies de altura.

Desafiando la crisis, en los últimos años, celebridades, titanes corporativos y empresarios de Internet han mejorado sus aviones con sofás de cuero, dormitorios mullidos y ampulosas salas de reuniones.

Parte del objetivo de los nuevos multimillonarios de los países de rápido crecimiento como China, India, Rusia y Nigeria es hacerse de aviones de largo alcance que conecten sin esperas ciudades distantes. “Tienen que ser de largo alcance. Si se vuela desde Mongolia a Nigeria, son casi tres días en vuelos comerciales contra nueve horas volando en su jet”, dice Steve Varsano, que acaba de abrir un negocio de jets corporativos en el Hyde Park Corner de Londres, un barrio frecuentado por rusos, árabes y otros extranjeros con dinero. “Estos mercados de frontera se han transformado en poderosos mercados de compra de aviones”.

Esa tendencia ha ayudado a la industria a capear la recesión. Desde 2007 hasta 2011, las ventas en los jets más grandes (los que pesan más de 22.000 kilos) subieron, con sólo una pequeña caída en 2009, según la Asociación de Constructores de Aviación, mientras que el despacho de aviones chicos y medianos cayó en el mismo período. “La gente con la que tratamos no fue muy afectada por la crisis”, señala Habib Fekih, el presidente de Airbus Corporate Jets.

Mientras que el mercado ha sido tradicionalmente dominado por compradores norteamericanos, hoy, los clientes de otras nacionalidades explican más de la mitad de las ventas. La europea Airbus reveló recientemente el concepto de interiores de la versión corporativa de su A320 llamado Phoenix, para compradores asiáticos. El diseño muestra tonos de rojo, diseños orientales y una gran mesa redonda, “el foco de una vida familiar asiática”, según el folleto.

“Mucha riqueza se genera en los mercados emergentes, y ésa es nuestra meta”, dice Rod Williams, el vicepresidente de marketing de Aviones de Negocios de la canadiense Bombardier.

Aunque son sólo una franja del mercado, los grandes aviones tienen un raro glamour que pocos pueden pagar. Los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page, compraron un Boeing 767 de segunda mano en 2005, con dos dormitorios y un comedor. Desde entonces ha sido visto en Chipre, Saint Maarten y Génova. John Travolta vuela su propio Boeing 707.

El lujo tiene su precio: desde unos 31 millones de dólares por un Bombardier Global 5000 hasta un A380 de dos pisos a 389 millones sin ningún equipamiento.

Fuente: http://www.ieco.clarin.com


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