Michael Phelps y Usain Bolt son las estrellas indiscutidas de Juegos Olímpicos de Londres

Londres.- Los deportistas, de personalidades diferentes, brillan con luz propia en los Juegos Olímpicos. Uno es la “estrella de rock” mediática y con carisma, el otro es el “chico de barrio” que no se la cree ni aún siendo el más medallista de toda la historia de los Juegos: con estilos opuestos, Usain Bolt y Michael Phelps son las estrellas indiscutidas de Londres-2012.

El domingo, ante un estadio repleto con 80.000 personas, el jamaicano Bolt agrandó aún más su leyenda al retener el título de los 100 metros, la prueba reina de los Juegos Olímpicos, con la segunda mejor marca de todos los tiempos (9.63).

Una noche antes, el sábado, el estadounidense Phelps se retiró de la natación como el deportista con más medallas olímpicas de la historia de los Juegos (22, de las cuales 18 doradas), tras sumar cuatro oros y dos platas en siete pruebas en la capital británica.

Estos excepcionales desempeños los han convertido en los reyes de Londres-2012, sentados en un trono del que difícilmente alguien pueda sacarlos de aquí al final de los Juegos el domingo próximo.

Amados por el público, Bolt y Phelps encarnan dos modos estilos opuestos, marcados por la cultura de la cual provienen y por sus personalidades diferentes. Con 25 años, Bolt es una estrella de rock y adora el mundo que viene con ello: las cámaras y las luces, la nube de periodistas peleándose por sacarle una palabra, el fanatismo que despierta en la gente.

Quiere convertirse en una leyenda, como él mismo dice, y ha creado toda una estética: su festejo al final de cada carrera, como si fuese a lanzar una flecha al cielo o un rayo, es una marca registrada como el paso de Mick Jagger en el escenario o el rasgueo de guitarra de Keith Richards.

A Bolt le gusta provocar y hablar: “La gente puede decir lo que quiera. Cuando llegan las grandes citas, siempre respondo presente”, señaló tras su triunfo del domingo que calló a aquellos que auguraban que su compatriota Yohan Blake iba a vencerlo.

“Yohan me despertó. Golpeó a mi puerta y dijo ‘Usain, este es un año olímpico, despiértate’“, afirmó este caribeño extrovertido al que le cuesta entrenarse y que prefiere pinchar discos en fiestas y manejar autos rápidos.

PERSONALIDADES DIFERENTES

Michael Phelps, en cambio, es la contracara de Bolt.

Con 27 años, el “tiburón” de Baltimore (este de Estados Unidos), es un chico normal, criado en una tradición de trabajo duro fuera de las luminarias y que nunca dice una palabra fuera de lugar.

“He sido un ser humano toda mi vida. Quise ser el primer Michael Phelps. Ha sido un recorrido increíble”, afirmó con simpleza tras superar las 18 medallas conquistadas por la gimnasta soviética Larisa Latynina entre 1956 y 1964.

Phelps ha compartido cada triunfo con su entrenador de toda la vida, Bob Bowman, que lo descubrió cuando tenía 11 años y sigue a su lado, y suele utilizar la primera persona del plural cuando habla de sus logros.

Si hasta el sábado estaba más que acostumbrado a salir victorioso de la piscina, Phelps nunca festejó de manera efusiva sus triunfos y la mayoría de la veces se limitaba a lanzar una mirada con sonrisa incluida a su madre Debbie.

La noche de su retirada, tras ganar los relevos 4×100 metros estilos con Estados Unidos, se permitió alzar los brazos ante las miles de personas que le rendían tributo y luego dio dos vueltas de honor a la piscina, una con sus compañeros y otra solo.

Es cierto que la natación no es tan mediática como el atletismo, pero también está claro que Phelps ha hecho de la simpleza una de sus grandes cualidades. En todo caso, los estilos de Bolt y Phelps muestran que no hay un solo camino para lo más alto y en ese sentido Londres parece una continuación de Pekín-2008, cuando estos dos deportistas saltaron a la categoría de leyenda con dos actuaciones de antología.

En aquella ocasión, Bolt había ganado los 100, 200 y 4×100 metros, las dos primeras pruebas con tres records mundiales.

Phelps, de su lado, se había llevado ocho medallas de oro para superar los míticos siete títulos de su compatriota Mark Spitz en Múnich-1972.

Fuente: http://www.eluniversal.com.co


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