México: La seguridad vial no es solo para ricos

El 2022 fue el año con más accidentes de la historia de México, con 40 víctimas mortales al día, según WRI. Los accidentes viales son una de las principales causas de muerte en el mundo y, especialmente, en países subdesarrollados o en vías de desarrollo, como nuestro país. Es por ello que Naciones Unidas, en el marco de su semana de la seguridad vial 2023, nos invita a repensar la movilidad.

Primero, creo que es importante empezar por la pregunta básica: ¿Qué es la movilidad? Podemos decir que es la capacidad que tenemos las personas de trasladarnos, en un sistema de interacciones que se suceden para que nos movamos. Y bien, ¿qué es la seguridad vial? Se refiere a qué tan seguro es moverse o coexistir con los que se mueven en ese sistema de movilidad y transporte.

Sabemos que la mayoría de las veces una persona es el componente que puede generar un cambio real en la seguridad vial, pero hoy tenemos suficiente evidencia y experiencia de cómo los distintos componentes de ese sistema pueden generar entornos más seguros y sostenibles para todos nosotros, sin depender de criterios subjetivos de las personas.

Algunos componentes que inciden directamente en este sistema son:

• Tipos de vías y con qué trazados las construimos.

• Tipos de vehículos que desarrollamos y utilizamos.

• Las velocidades adecuadas.

• Qué espacios se pueden destinar a qué tipo de actividad.

Antiguamente, los impactos y los riesgos en el sistema eran bajos y mayormente externos y fuera de nuestro control. Sin embargo, hoy en día hay miles de decisiones y factores que ordenan nuestros sistemas de transporte:

• Los legisladores impulsan los estándares para el desarrollo de vías en un determinado sentido, así también forman, eligen y regulan los vehículos y a los usuarios.

• Las empresas fabricantes de vehículos desarrollan e implementan determinadas tecnologías de motores y definen el tipo de energía que usan condicionando las decisiones de los usuarios.

• Las personas dan mantenimiento a las vías y los ingenieros participan en el ensamblaje de cualquier vehículo.

• Los usuarios, de los cuales los conductores de autos son la menor proporción de la población total pero de los que mayores impactos generan en el sistema.

La transición de caminar a construir ciudades y carreteras fue tan lenta y gradual que nos costó y, en muchos casos, todavía nos cuesta trabajo identificar en qué momento la movilidad se convirtió en un sistema complejo.

En una entrevista de Veronique Feypell (gerente del programa de seguridad vial del grupo internacional de análisis y datos en seguridad vial) decía que tenemos que pensar fuera de la caja porque hemos visto los límites de la seguridad vial tradicional, más extendida en países subdesarrollados o en vías de desarrollo.

Hay países que tienen el 60% de los vehículos del mundo que aportan el 10% de las muertes. En los países menos desarrollados, que aportan más del 90% de las muertes por accidentes, nos encontramos problemas tan básicos como que no hay pruebas y exámenes para los conductores.

La agenda 2030 se marca como meta una reducción del 50% en muertes y lesiones por accidentes, algo imposible de lograr si solo se trabaja con la población que tiene el 10% de las muertes.

El camino lógico sería que consigamos los mismos resultados y alcancemos los mismos límites que tienen los países con estos resultados en la población que aporta el 90% de los vehículos. Por eso, necesitamos sumar esfuerzos para salvar vidas.

Fuente: https://t21.com.mx/


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