Luces automáticas, una ayuda y un peligro para la seguridad vial

Casi todos los coches tienen ya luces automáticas, lo que facilita su utilización en todo momento, al entrar en túneles por ejemplo. Pero crean el peligro que el conductor no se fije en si lleva o no las luces puestas y eso puede ser grave.

Los coches incorporan cada día una tecnología más avanzada. Lo que hace 10 años parecía mágico, hoy en día es una realidad de precio bastante ajustado. Y un buen ejemplo lo tenemos en la iluminación, donde ya los faros halógenos han desaparecido del mercado y los de LED, mucho más eficientes y eficaces, están hasta en los coches de acceso.

Sin duda este es un gran paso adelante, como también lo es la opción en muchos vehículos de luces matriciales que permiten circular con la luz larga permanentemente y que el propio sistema de iluminación regule el haz de luz para no molestar a otros conductores o a peatones. Este es el modo definitivo de iluminación del automóvil.

También se ha generalizado el sistema que pone y quita de manera automática las luces. Como todos los sistemas de ayuda a la conducción, este sirve para facilitar la tarea del conductor, al tener que estar un poco menos pendiente de poner o quitar las luces al entrar en un túnel o en alguna situación parecida. Es muy bueno por ello, pero siempre que el conductor siga estando pendiente de sus luces.

Difícil equilibrio

Y es que tecnología y seguridad vial forman parte de una difícil ecuación: la tecnología sirve para reducir los riesgos en la conducción, sin duda. Pero al mismo tiempo está provocando un efecto negativo en los conductores, que cada vez delegan más en el automóvil y en sus sofisticados sistemas de ayuda.

Con ello pierden la necesaria atención a la conducción, imprescindible para circular seguro. Y eso va en contra de la mejora de la seguridad vial. El mantenimiento automático de carril, por ejemplo, no es para que quitemos las manos del volante sino para que si una vez hay un pequeño despiste o algo imprevisto, este nos ayude.

El sistema automático de iluminación se encarga de encender o apagar las luces en función de las necesidades. Si circulamos por la carretera de día van apagadas, pero si entramos en un túnel o en el momento que se empieza a hacer de noche, se encienden sin que el conductor tenga que intervenir.

Sin duda es muy cómodo tener este sistema porque es una cosa menos que hay que tener en cuenta cuando vamos conduciendo. Pero eso es un grave error y se puede apreciar perfectamente cuando circulamos un día nublado o muy lluvioso, un típico día de invierno. En esta situación hay algunos sistemas que no detectan bien que las luces son necesarias y circularemos con ellas apagadas.

Eso es un riesgo para la seguridad vial, porque en un coche es importante ver, por supuesto, pero aún más importante es ser vistos por los demás, para evitar accidentes o al menos sustos. De hecho, en los países nórdicos es obligatorio circular siempre con las luces conectadas, incluso en pleno día. El objetivo de esta tecnología avanzada es mejorar la seguridad vial. En el caso de España y del resto de Europa no es obligatorio llevar los faros encendidos de día, pero la DGT aconseja circular siempre con las luces puestas, pero sobre todo en condiciones de escasa visibilidad.

Circular pendientes

Los sistemas de ayuda a la conducción, y este es uno más, facilitan la vida del conductor, pero al mismo tiempo se está creando una grave situación: el conductor se acostumbra a que todo funcione automáticamente y ni se fija en cómo está circulando.

Además, en el caso concreto de la tecnología de la conexión y desconexión automática de las luces hay otro problema adicional. Cada fabricante hace una cosa distinta con los indicadores de las luces. Hay coches en los que aunque vayamos circulando en el modo automático el vehículo indica cuándo enciende las luces y cuándo no.

Pero hay otros que no dicen absolutamente nada y que es imposible saber, desde el puesto del conductor, si llevamos las luces de cruce encendidas, y también las luces traseras o si solo llevamos las luces diurnas que indican nuestra posición en la parte delantera pero que no dan una luz suficiente en condiciones de baja visibilidad.

Conducción autónoma

Muchos conductores ya piensan que muy pronto habrá conducción autónoma, que van a poder ir mirando el teléfono tranquilamente. Pero eso va a tardar todavía muchos años hasta que realmente funcione. Los coches autónomos requieren un equipamiento muy sofisticado y caro. Pero es que además, la media de edad del parque español ya está en los 14 años, por lo que hasta que se generalice la conducción autónoma en España faltan años.

Como la conducción autónoma va a tardar mucho, pero mucho, en generalizarse en nuestra sociedad, lo más razonable es seguir conduciendo poniendo el máximo de atención en la conducción, en las curvas, en la velocidad, en poner las luces o los limpiaparabrisas y así reduciremos las posibilidades de sufrir un accidente. Y si encima cumplimos las normas.

Fuente: https://www.eleconomista.es/


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