Los seis mejores beneficios de la miel respaldados por la ciencia

Si tuviéramos que elegir el remedio casero más eficiente y versátil, hablaríamos de la miel. Este producto, regalo de las abejas, ha servido para combatir un resfriado o la irritación de garganta que se produce, e incluso para ayudar con las quemaduras o heridas en la piel (sobre todo si la juntas con canela, otro superalimento). De hecho, la miel es una de las mejores curas para la tos en niños, además de ser buena para mejorar el sueño.

Hoy os traemos una selección de los seis mejores beneficios que tiene este superalimento en nuestra salud.

1. Chute de nutrientes

Una cucharada de miel (hablamos de unos 21 gramos más o menos) contiene hasta 64 calorías y 17 gramos de azúcar, lo cual nos aporta fructosa, glucosa, maltosa y sacarosa. Legado de las abejas que recolectan el azúcar que encuentran en el néctar de flores.

Además, también contiene trazas de algunas vitaminas y minerales, y posee un gran contenido de compuestos vegetales bioactivos y antioxidantes. Desde la Fundación del Corazón destacan además su contenido en “ácidos orgánicos (cítrico, láctico, fosfórico…), vitaminas (C, B1, B2, B3, B5), ácido fólico, minerales (fósforo, calcio, magnesio, silicio, hierro, manganeso, yodo, zinc, oro y plata), aminoácidos esenciales, esteroles, fosfolípidos, flavonoides, polifenoles y enzimas”.

2. Rica en antioxidantes

Entre las propiedades más famosas de la miel se encuentra su poder antioxidante. Así lo comprobó un estudio de la Universidad de Illinois, que señalaba algunos como “ácidos orgánicos y compuestos fenólicos como flavonoides”. Estas moléculas reducen el riesgo de ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer.

Por otro lado, dos estudios (uno de la Universidad de Illinois y otro de la Universidad de California) han demostrado que la miel de trigo sarraceno aumenta el valor antioxidante de la sangre. Concretamente, el trabajo llevado a cabo por la Universidad de California alentó a la población a sustituir el azúcar por la miel. “Dado que se estima que la ingesta promedio de edulcorantes por parte de los seres humanos supera los 70 kg por año, la sustitución en algunos alimentos de los edulcorantes tradicionales por la miel podría dar como resultado un sistema de defensa antioxidante mejorado en adultos sanos”, apuntaban.

Además, según publica una investigación de la Universidad de Ain Shams (Egipto), estos antioxidantes “pueden ayudar a que las arterias de su corazón se dilaten, aumentando el flujo sanguíneo a su corazón”, y también “a prevenir la formación de coágulos de sangre, que pueden provocar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares”.

3. Mejor miel que azúcar refinado

Obviamente es una alternativa al azúcar y sus beneficios son más numerosos que los de cualquier edulcorante común. Sin embargo, aunque la miel pueda ser algo mejor que el azúcar refinado para las personas con diabetes, debe consumirse con precaución. De hecho, desde la Clínica Mayo argumentan que “por lo general, sustituir el azúcar por la miel en un plan de alimentación para la diabetes no aporta ninguna ventaja, ya que tanto la miel como el azúcar afectarán tu nivel de este último en la sangre”.

E insisten: “La miel es más dulce que el azúcar granulado, de modo que podrías usar menor cantidad de miel (en lugar de azúcar) en algunas recetas. Sin embargo, una cucharadita tiene un poco más de carbohidratos y más calorías que una de azúcar granulado, por lo que el ahorro de calorías y carbohidratos será mínimo”.

4. Aliada contra la tensión arterial

Debido a su contenido en antioxidantes puede ser uno de nuestros mejores aliados contra las enfermedades cardiacas, ya que puede reducir sus síntomas, como han demostrado los científicos de la Universidad Sains Malaysia. Los autores afirman que la miel es rica en una amplia gama de componentes fenólicos como la quercetina, éster fenetílico del ácido cafeico (CAPE), acacetina, kaempferol y galangina.

“Se sugiere que los flavonoides reducen el riesgo de enfermedad coronaria mediante tres acciones principales: mejorar la vasodilatación coronaria, disminuir la capacidad de coagulación de las plaquetas en la sangre y prevenir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL)”, asegura el equipo del Departamento de Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas de la citada universidad.

5. Es buena para mejorar el colesterol

La miel puede reducir varios factores de riesgo de enfermedad cardiaca común en personas con diabetes tipo 1, así como el colesterol LDL malo, los triglicéridos y la inflamación mientras aumenta el colesterol HDL bueno, según las conclusiones del estudio de la Universidad Ain Shams.

De cara a la salud del corazón, los niveles altos de colesterol LDL pueden suponer un factor de riesgo de las enfermedades cardiacas. Este tipo de colesterol influye en la aterosclerosis, la acumulación de grasa en las arterias que puede provocar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares. La miel puede mejorar los niveles de colesterol reduciendo el LDL total y malo, mientras aumenta bastante el HDL bueno, como indica una investigación de la Universidad de Teherán, en Irán.

Por otro lado, los triglicéridos son un tipo de grasa que encontramos en la sangre y que pueden suponer un factor de riesgo para enfermedades del corazón. Los niveles de triglicéridos tienden a aumentar con una dieta alta en azúcar y carbohidratos refinados. En este sentido, un análisis del Laboratorio de Investigación Médica de Emiratos Árabes Unidos ha relacionado el consumo regular de miel con niveles más bajos de triglicéridos (especialmente cuando se usa para reemplazar el azúcar).

6. Promueve la cicatrización de quemaduras y heridas

La miel se ha usado desde la época del antiguo Egipto para curar heridas y quemaduras en la piel. De hecho, los investigadores de la Universidad de Canal de Suez han conseguido demostrar que hay una tasa de éxito del 43,3% con la miel como tratamiento de heridas.

También puede ser buena para otros problemas relacionados con el tejido de la piel como las úlceras del pie diabético, la psoriasis, las lesiones por herpes, etc.

Fuente: https://www.alimente.elconfidencial.com/


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