Los mejores destinos VIP sin salir de Europa

París.- Los VIP ya preparan su desembarco en los rincones más selectos de Europa para sus vacaciones.Durante dos meses, un contado número de destinos superarán todos los niveles óptimos de densidad. Ibiza, Saint-Tropez, Mónaco o Santorini son viejos conocidos de los afines al dispendio. Pero hay otra Europa posible, donde el lujo rezuma igual y la concentración humana pierde volumen. No espere lugares remotos, son cuatro destinos de sobra conocidos, con ese punto extra de exclusividad que no tienen las escapadas tópicas y con otro valor más intangible: están de moda este verano.

Bretaña, Francia Esta región francesa ofrece tantas alternativas como variedad de turistas. Imprescindible es Saint-Malo, la ciudad de los corsarios, que parece un barco de piedra encallado en la desembocadura del río Rance, con sus murallas junto a la playa y el puerto. O la villa de Dinan, con su castillo del siglo XIV y sus casas medievales con entramados de madera. El estómago alcanzará su éxtasis con las ostras y el pescado fresco de Cancale, y su cartera el pecado con algunas de las tiendas y hoteles de Rennes.

«El río Couesnon, en su locura, emplazó el Mont Saint-Michel en Normandía», reza un viejo dicho local. Y es que aunque pertenece al vecino departamento de Normandía, este enclave es de parada obligatoria si visita Bretaña, que sí posee la autonomía de la bahía del Mont Saint-Michel. Allí verá mejillones crecer en árboles –en sentido figurado–, pues en los kilómetros de pilones se crían los mejillones de bouchot en forma de racimo. Este promontorio rocoso en el estuario del río es uno de los enclaves más visitados de toda Francia y sus mareas –que abren y cierran su acceso– lo convierten en un espejismo de la naturaleza.

Costa Amalfitana, Italia El poeta italiano Renato Fucini tenía clara la belleza de la Costa Amalfitana: «El día del Juicio Universal, para los amalfitanos que suban al Paraíso será un día como todos los otros». ¿El origen de tanta expectación? Pueblos escarpados en la montaña, un mar ideal para los navegantes, cientos de cuevas subterráneas y una carretera que serpentea entre plantaciones de olivos, limoneros, naranjos y viñas. Eso se encontrará el viajero que recorra los casi 50 kilómetros de costa al sur de Nápoles.

Amalfi, Ravello y Positano son sus tres ejes. La primera –que da apellido a la costa y recibe su nombre por ser el lugar que eligió Heracles para enterrar a su amada ninfa Amalfi– llegó a ser la ciudad más rica del sur de Italia. No es de extrañar que ahora sean las fortunas más abultadas las que se dejen seducir por su encanto. Ravello es un pintoresco pueblo con una bella panorámica y pocas edificaciones, donde destaca su iglesia y la Villa Rufolo, residencia veraniega de algunos Papas, de Carlos de Anjou y de Richard Wagner.

El tercero en discordia es Positano, escalonado en el acantilado. Un pueblo en vertical al que se escapaban Elizabeth Taylor y Richard Burton. Sus calles empinadas albergan antiguas casas de pescadores reconvertidas en mansiones y hoteles de lujo. Porque si algo tiene la costa amalfitana es un público de altas miras.

Montenegro Destacar cuando tu vecino es Croacia no es fácil. Tienes que tener grandes dosis de belleza y ser un imán para la riqueza. Montenegro (independiente desde 2006) está en ello. Lo primero lo tiene fácil gracias a la Bahía de Kotor, el fiordo natural más grande al sudeste de Europa y, entre otros títulos, Patrimonio Mundial de la Unesco, además de fuente de inspiración del escritor inglés Lord Byron. Lo segundo lo tiene hecho con uno de los puertos más cotizados de Europa, capaz de atraer a los yates más relucientes del planeta.

Se trata del proyecto Porto Montenegro, en su última fase de construcción. Una vez anclado el barco en alguno de los amarres de hasta 150 metros de eslora, suba hasta el punto más alto a pie. ¿La recompensa? Una de las postales más bellas que habrá visto jamás.

Islandia ¿Quién dijo que el verano es sólo playa? Islandia se plantea como un paraíso terrenal que gana adeptos. Más allá de su capital, Reikiavik, siempre a la última, y de la fotografiada Laguna Azul, el viajero debe acostumbrar la vista a los géiseres, cataratas y glaciares que encontrará a su paso. La masificación que azota a los destinos típicos no será un problema en este país: Islandia tiene la menor densidad poblacional de toda Europa. En verano, las temperaturas son mucho más templadas y los días más largos para rendirse a su exuberante naturaleza.

Fuente: http://www.expansion.com


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