Los errores no son únicamente humano: radares de velocidad también fallan

Por A. Gil

No hay nada más temido durante los viajes de verano por carretera que un radar de velocidad. Y es que dependiendo del exceso de velocidad la multa puede alcanzar un coste que suponga un verdadero agujero en el bolsillo, aunque es un gasto que siempre se puede evitar respetando los límites.

Pero, aunque no lo parezca, estos medidores no son infalibles y también pueden equivocarse. No es algo habitual y, además, detectar este tipo de errores es sencillo pero puede pasar y, durante algunos días, un radar con un mal funcionamiento puede repartir sorpresas desagradables.

Las causas de esta actividad errónea pueden ser dos: o bien que el cinemómetro esté mal situado o que esté mal calibrado. Tanto una como otra tienen, a pesar del mal trago por el que pasan los conductores, fácil solución.

Mal situados respecto a la señal

Los radares que fallan porque están mal colocados suelen hacerlo en relación a la señal de tráfico más próxima que indica la velocidad. Por ejemplo, se colocó en un túnel de la A-66 un radar que multaba la velocidad superior a los 90 kilómetros por hora, en un intento de reducir la siniestralidad.

Sin embargo, se tuvieron que anular las sanciones porque se colocó fuera del túnel y registraba los ‘excesos’ en un tramo en el que la velocidad máximo ya volvía a considerarse de 120 kilómetros por hora.

Mal calibrados respecto al tramo

También puede suceder que el radar fijo esté en su sitio y que no haya problemas con las señales pero que, en un error de calibración, marque como infracción una velocidad inferior al límite que impera sobre esa carretera.

Sucedió el año pasado en la N-330 a la altura de Zaragoza. En un tramo recto en el que podía circularse a 100 kilómetros por hora, el radar fijo estaba calibrado para considerar como exceso una velocidad de 90 kilómetros por hora.

¿Qué sucede en caso de error?

Cuando la Dirección General de Tráfico detecta que uno de sus radares (habitualmente, los fijos) falla en la detección de los excesos de velocidad, habituamente suele anular las multas a los conductores.

Este proceso de verificación suele iniciarse cuando varios afectados recurren las sanciones emitidas desde Tráfico, lo que demuestra que cuando se considere que una multa no es correcta o no está justificada debe iniciarse el debido proceso para recurrir el pago.


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