Los automóviles más extravagantes de la historia
Barcelona.- Los prototipos son esos vehículos que las marcas automovilísitcas presentan en los salones internacionales de automoción y que por norma general, dada su espectacularidad y extravagancia, pocas veces llegan a la línea de montaje. Son a los coches como las prendas que los diseñadores más top presentan en las mejores pasarelas de moda del mundo. Un algo así como: lo puedes mirar pero nunca lo condicirás.
Como conseuencia de los avances tecnológicos los prototipos actuales son mucho más espectaculares que los antiguos. Aunque desde que el primer coche viera la luz los fabricantes han desarrollado estos modelos innovadores, algunos prototipos de tiempos más remotos superan como concepto los coches que se fabrican hoy en día.
Desde coches que parecen directamente aviones, otros que buscan hoy en día la máxima eficiencia y son auténticos abanderados del nature responsive, hasta modelos que por sus diseños parecen sacados de la peor de las películas de ciencia ficción. Estos son algunos de los prototipos más extravagantes de la historia.
En 1936 el fabriacnte francés Peugeot presentaba uno de los primeros prototipos futuristas de la historia. El Peugeot 402 N4X, o el «402 año 40» como lo llamaban en la casa, contaba con una aleta de tiburón que supuso una revolución en la concepción aerodinámica de la época. Nunca llego a producirse porque la II Guerra Mundial se cruzó en su camino, pero este prototipo registró una velocidad de 140 Km/h en las pruebas que le realizaron.
Unos años depués Chrysler presentó en sociedad su prototipo «Gilda» en el Salón de al Automovil de Turín de 1955. Como puede comprobarse el Chrysler Ghia Streamline X 1955 se asemeja más a una nave espacial que a los coches de su época. Alcanzaba unas velocidades de vértigo, unos 240 Km/h, pero el prototipo cohete, inspirado en Rita Hayworth, pasó sus días de gloria en el museo de Ford.
Más extravagante y espectacular resultaría el prototipo presentado por la estadounidense Ford en el Salón del Automovil de Nueva York en 1961: el Ford Gyron, el coche giroscópico. Desde el comienzo de su desarrollo este prototipo fue concebido únicamente como banco de pruebas en materia aeródinamica, pues solo contaba con dos ruedas. Entre sus peculiaridades, además de su aspecto también muy aeroespacial, destaca que no tenía volante. En su lugar equipaba un dial en el cuadro de mandos con el que se dirigía y controlaba la velocidad del vehículo. Además, fue un verdadero precursos de los avances que después inundaron el mundo del motor, ya que incorporaba una pantalla de TV como las de LCD que encontramos en los coches actualmente.
Fuente: http://www.abc.es/