Los 50 son los nuevos 40: la ciencia explica por qué somos en realidad más jóvenes
Es bastante probable que en más de una ocasión hayas escuchado la manida frase que pretende reafirmar en cierto modo la percepción que pueden tener muchos de que su realidad vital no se corresponde con lo que afirma el DNI.
“Los 50 son los nuevos 40” o “los 60 son los nuevos 50” son severaciones que resumen en cierto modo un sentir general: una cosa es la edad biológica y otra muy diferente es la cronológica.
Y no, no parece que el hecho de que nos veamos más jóvenes que, por ejemplo, nuestros padres a la misma edad sea una simple percepción como consecuencia de aspectos relacionados con el estilo o la moda (que también) ya que algunas investigaciones sugieren que el ritmo de envejecimiento ha disminuido en las últimas décadas.
Muestra de ello es un trabajo a cargo de expertos de instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Yale o la USC, que concluye que la población, estadounidense en este caso, puede estar envejeciendo más lentamente que hace dos décadas.
El estudio, publicado en Demography, supone la primer prueba de que el aumento en la esperanza de vida de la muestra, más de 21.500 personas, puede deberse en parte a un cambio en el ritmo de envejecimiento biológico.
En este sentido, los investigadores examinaron cómo la edad biológica -en relación con la edad cronológica- cambió en los EE.UU. de 1988 a 2010, teniendo en cuenta al mismo tiempo las contribuciones de los comportamientos de salud.
Los investigadores calcularon la edad biológica utilizando indicadores del metabolismo, la inflamación y la función de los órganos, incluidos los niveles de hemoglobina, colesterol total, creatinina, fosfatasa alcalina, albúmina y proteína C reactiva en sangre. También utilizaron datos de presión arterial y capacidad respiratoria.
No todos envejecen al mismo ritmo
Tras el análisis de los datos recabados, los investigadores certificaron que todos los grupos de edad experimentaron cierta disminución de la edad biológica. Pero los resultados sugieren que la ralentización del envejecimiento no afecta a todas las personas por igual.
Y es que, como parece lógico por otro lado, los adultos de más edad experimentaron los mayores descensos de la edad biológica, y el descenso de la edad biológica en los hombres fue mayor que en las mujeres. Estas diferencias se explicaron en parte por los cambios en el tabaquismo, la obesidad y el consumo de medicamentos.
“Si bien las mejoras pueden tardar en manifestarse y, por lo tanto, son más evidentes a edades más avanzadas, esto también podría indicar problemas para las cohortes más jóvenes, en particular las mujeres, que -si sus mejoras son más mínimas- pueden no ver las mismas ganancias en la esperanza de vida que experimentaron las generaciones que vinieron antes que ellas”, explica Morgan E. Levine, profesor de Yale.
Mayor productividad y bienestar
Ralentizar el ritmo de envejecimiento -junto con el aumento de la esperanza de vida- tiene importantes implicaciones sociales y económicas. El estudio confirma que la modificación de las conductas de salud y el uso de medicamentos recetados repercuten significativamente en la salud de la población. Los investigadores creen que desacelerar el proceso biológico de envejecimiento acercaría la incidencia de enfermedades y discapacidades relacionadas con la edad al final de la vida, de modo que las personas pudieran vivir más años con buena salud.
“Alargar la vida sin cambiar el ritmo de envejecimiento tendría implicaciones perjudiciales. Los costes de la atención médica aumentarán, ya que las personas pasan una mayor proporción de su vida con enfermedades y discapacidades. Sin embargo, una mayor longevidad lograda mediante una desaceleración del proceso de envejecimiento dará lugar a un menor gasto sanitario, una mayor productividad y un mayor bienestar”, concluye el experto de la prestigiosa universidad.
Así pues, es posible que la combinación de una serie de factores, como una notable mejora en los tratamientos médicos y en el estilo de vida, esté haciendo posible que la juventud percibida en relación a generaciones anteriores sea una cuestión real y no una mera frase recurrente que nos gusta sacar a pasear cuando la ocasión lo requiere.
Fuente: https://www.menshealth.com/