Los 1,600 millonarios de Huaxi, el pueblo más rico de China, quieren que su “pequeña aldea” se conozca en el mundo
Shanghai.- Los 1.600 millonarios de Huaxi, el pueblo más rico de China, quieren ahora que su ‘pequeña aldea’ se conozca en el mundo entero, de modo que ver a un extranjero por sus calles deje de ser una novedad para sus adinerados vecinos.Para ello, organizan estos días su primer festival de turismo, al que han invitado a representantes de más de cien países, a los que muestran orgullosos su pueblo con el objetivo de incorporar a sus múltiples negocios colectivos el turismo internacional.
Huaxi, fundado en 1961 y situado a 110 kilómetros de Shanghai, ya recibe dos millones de visitantes chinos al año, que acuden allí para ‘ver el milagro’ del pueblo más rico de China, como explicó a Efe la vicesecretaria del Partido Comunista de China (PCCh) de Huaxi, Zhou Li.
El ‘milagro’ fue una idea que, allá por los setenta, tuvo el primer secretario del partido en el pueblo, Wu Renbao, al que ahora todos conocen como el ‘viejo secretario’, que aprovechó la apertura económica de China para fundar junto con sus vecinos lo que hoy es un enorme conglomerado empresarial del que todos son accionistas y que les ha hecho millonarios.
Wu Renbao es ya un octogenario retirado que observa feliz cómo se construye un rascacielos de 328 metros en el centro de su pueblo, mientras la empresa fundada por él, el Grupo Huaxi Jiangsu, sigue creciendo.
A pesar del futuro rascacielos y de la prosperidad del pueblo, su nieto, Wu Hao, asegura, con el mismo tono de absoluta confianza que todos los vecinos usan al referirse a Wu Renbao, que ‘Huaxi nunca será una ciudad. El ‘viejo secretario’ lo dejó muy claro: Huaxi es una aldea’, destaca.
Pero Huaxi también explota su condición de ‘pueblo’ para atraer el turismo, que ahora quiere convertir en una de sus principales industrias junto con la de los componentes de acero y la textil, que dan los mayores beneficios al conglomerado empresarial.
El desarrollo del pueblo parece imparable y en estos años ha ido absorbiendo pequeñas aldeas a su alrededor, para las que los vecinos ya tienen ideas.
En unos terrenos que la localidad posee desde hace solo unos cinco años tienen previsto crear un enorme parque dedicado a la agricultura, de la que Huaxi vivía antes del ‘boom’ industrial, y que será el primero diseñado para turistas.
Este parque se unirá a los otros dos con los que ya disfrutan los vecinos: el ‘Parque de la felicidad’, en el que Huaxi tiene la mayor campana de toda China, y el ‘Parque internacional’, donde Wu Renbao mandó construir una réplica de la Gran Muralla con la entrada a la Ciudad Prohibida de Pekín para que los vecinos, que no podían permitirse viajar hasta la capital china, disfrutaran de ellas.
Como tampoco era fácil que los vecinos viajaran a Estados Unidos o a Francia, el ‘viejo secretario’ también mandó construir réplicas de la Casa Blanca y del Arco del Triunfo de París.
El nuevo impulso que los vecinos quieren dar al negocio del turismo incluye un esfuerzo por sacar del centro del pueblo las fábricas del conglomerado, que Wu Hao calcula que serán trasladadas en unos diez años, sobre todo porque el ‘viejo secretario’ da mucha importancia a que haya un buen medioambiente en el pueblo.
El conglomerado empresarial, que ha hecho ricos a 1.600 vecinos, cifra que coincide más o menos con el número de miembros del Partido en el pueblo, emplea a 50.000 trabajadores, la mayoría de ellos en el propio Huaxi.
Sin embargo, aunque viven allí, no son ‘vecinos de Huaxi’ y por lo tanto, no participan en el millonario reparto de beneficios de la empresa creada por los ‘auténticos’ vecinos del Huaxi de los años setenta.
No es difícil reconocer a quienes fundaron la primera empresa o a sus hijos y nietos: son los que viven en las muchas mansiones que su propia inmobiliaria construyó para ellos.
‘Si vienes de fuera puedes convertirte en un ‘vecino de Huaxi’, pero primero tienes que aportar un beneficio al pueblo’, recalca Wu Hao, aunque reconoce que es algo que no sucede a menudo.
La suerte de haber nacido en una familia del Huaxi originario, que en los sesenta era uno de los pueblos más pobres de la provincia de Jiangsu (este de China), permite pertenecer a un exclusivo grupo que ofrece mansión, dos o tres coches por familia y varios millones de yuanes en el banco.