Las islas privadas, ¿una solución para el turismo de masas?
Ha habido protestas contra el turismo de masas en España, y en lugares como Lisboa, Praga y Ámsterdam han aumentado las tensiones entre visitantes y locales. Venecia incluso exige una tasa de entrada a los turistas. Algunas empresas creen tener la clave contra la masificación.
Aumentan las ventas de islas privadas
Las ventas de islas privadas “se han disparado desde la pandemia de COVID-19”, dice Chris Krolow, fundador y director ejecutivo de Private Islands Inc., empresa con sede en Canadá, especializada en ventas y alquileres de islas privadas.
Krolow, conocido por el popular programa “Island Hunters” o “Cazadores de islas”, es un actor importante en el negocio de las islas privadas. Su empresa tiene alrededor de 600 islas a la venta. Los precios varían entre los 23.700 euros en Cayo Largo (Belice), hasta 160 millones de dólares por la isla Rang Yai, en Tailandia.
Con más de 25 años de experiencia comprando y vendiendo islas en todo el mundo, advierte que los compradores deben tener en cuenta los costos de funcionamiento de una isla, que “pueden incluir suministros, mantenimiento, reformas, personal y transporte de ida y vuelta desde la isla”.
Empresas de viajes en busca de islas
Las empresas de cruceros, las cadenas hoteleras y otras compañías de viajes también invierten en destinos privados. Así matan dos pájaros de un tiro, porque ganan más dinero directamente del turismo y mantienen a los visitantes fuera de lugares superpoblados. Además, de esta manera controlan la experiencia turística completa y garantizan la calidad de las visitas, como las excursiones de un día en crucero.
Desde la década de 1980, Royal Caribbean tiene su propia isla en las Bahamas, llamada CocoCay. Recientemente, la empresa invirtió 250 millones de dólares en ella. También gestiona un complejo privado en Haití y está planificando otro en Vanuatu, en el Océano Pacífico. En la compañía afirman que alrededor de 2 millones de personas visitan sus destinos privados cada año.
En general, las empresas de cruceros han invertido casi 1.400 millones de euros en islas y complejos turísticos de playa privados en el Caribe desde 2019, ampliando o mejorando sus ofertas, informó recientemente Bloomberg. Hoy en día, supervisan al menos 15 islas y playas que cubren alrededor de 2.100 hectáreas en las Bahamas, Belice, la República Dominicana, Haití y México.
Islas privadas de gama alta
La empresa familiar Fischer Travel también ha percibido un crecimiento en la demanda de este tipo de viajes:
“Cuando se trata de islas privadas, la tendencia siempre ha sido la misma: reunirse con las personas con las que uno desea estar en un entorno exclusivo y lujoso”, explica a DW Stacy Fischer-Rosenthal, presidenta de la empresa.
En este empresa, con sede en la ciudad de Nueva York, los clientes pagan una tarifa inicial de 135.465 euros y cuotas anuales de 22.744, además de los costos de viaje y tarifas de coordinación. Para estos clientes ricos, no hay límite de dinero y quieren lo que otros no pueden permitirse.
“El Caribe es muy popular, incluidas las Islas Vírgenes Británicas y las Bahamas”, prosigue Fischer. “Además es fácil llegar hasta allí, sobre todo en avión privado desde Nueva York, lo que facilita la compra de una isla sólo para un fin de semana largo”, dijo.
Gestionar una isla conlleva mucho trabajo
Pero tener una isla no es todo glamur. Por su propia naturaleza, una isla está separada de tierra firme y, por consiguiente, lejos de infraestructuras de agua, recogida de residuos o electricidad, además de comida o atención médica de urgencia. Ser autosuficiente puede tener sus beneficios, pero el aislamiento espléndido es costoso y, a veces, complicado.
Además, casi todas las islas del mundo están reclamadas por un país u otro. Varios de estos países restringen la venta de islas o terrenos a compradores extranjeros. Las personas o empresas interesadas deben informarse bien antes de considerar la adquisición de una isla paradisíaca.
Queda aún por ver si estas escapadas privadas a las islas aliviarán destinos turísticos de masas, como Barcelona o Venecia.
Fuente: https://www.dw.com/