La pandemia de los accidentes de tránsito
Entrar a las redes sociales y encontrar la triste, dolorosa e impactante noticia de un aparatoso accidente de tránsito se ha vuelto algo cada vez más recurrente, con la agravante de que la magnitud de los resultados catastróficos ha incrementado como la sencillez del hecho que lo ha ocasionado.
Algunos tomadores de decisión del Estado dirían: “Siempre ha habido muchos accidentes, pero ahora, gracias a las redes sociales, se ven más”, excusa que la sociedad ha llegado a validar, sin embargo, la data arroja otras informaciones. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) en su boletín bimestral, No. 109, julio – agosto 2021, establece que del 2007 al 2021 murieron 27,608 personas en accidentes de tránsito, siendo la principal causa de muerte en la República Dominicana para el año 2021, sin contar la enorme cantidad de personas discapacitadas.
Datos que afianzan lo expresado por el Dr. Daniel Rivera, Ministro de Salud Pública, que los accidentes de tránsito son nuestra pandemia, a lo que le agregaría, sin vacuna.
De conformidad con la ONE, en el 2017 se habría puesto en marcha el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial 2017-2020, cuyo objetivo fundamental era reducir en un 30% las muertes en el país, así como el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial de Peatones para la República Dominicana 2020-2023 y el Plan Estratégico Nacional de Seguridad Vial de Motocicletas para la República Dominicana 2019-2022. Instrumentos que, quizás, están operando, pero claramente no están funcionando.
Mis 18 años de experiencia laboral, aunados a las evidentes debilidades de nuestro sistema educativo, me permiten deducir que debemos iniciar de lo micro hacia lo macro. Enfocarnos en erradicar prácticas peligrosamente normalizadas, por citar, niños conduciendo motor, la baja valoración para la contratación y seguimiento de los choferes de pantanas, autobuses o vehículo de alto cilindraje, así como desmontar el constructo normativo individual al conducir que nace desde el desconocimiento y se refleja en la forma de manejar, a la ofensiva, a la defensiva y siempre con “la razón”.
La problemática actual demanda, la impostergable, creación e implementación de un plan nacional integral de educación vial, sustentado en formar, en principio, en los conceptos básicos y necesarios para circular, y permitir circular, en armonía. El proceso formativo es costoso, largo y un reto de consistencia y permanencia, que no todos quieren asumir, pero, ¿Cómo aprender a parquearnos bien, si no conocemos las reglas?. Es como tratar de despejar la incógnita, sin aún saber que es una ecuación.