La NASA revelará el secreto de las muestras del asteroide Bennu que trajo a la Tierra
La NASA está lista para revelar este mediodía las primeras imágenes de la muestra más grande jamás recolectada de un asteroide en el espacio, y que según científicos puede entregar pistas sobre los orígenes del Sistema Solar e incluso de la propia vida.
La expectativa mundial comenzará a develarse hoy a las 16 horas GMT (12 hora argentina) cuando los expertos de la agencia espacial estadounidense presenten las muestras de polvo y roca recolectados por la misión OSIRIS-REx del asteroide Bennu, en octubre de 2020.
El evento de inauguración en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston se transmitirá en vivo por NASA TV, la aplicación de la NASA y el sitio web de la agencia.
El 24 de septiembre último fue un día histórico para la NASA y científicos y astrofísicos de todo el mundo. Ese día, una pequeña cápsula se desprendió de la nave OSIRIS-REx (abreviatura de Origins-Spectral Interpretation-Resource Identification-Security-Regolith Explorer), a 100.000 kilómetros de la nuestro planeta, para aterrizar finalmente en el desierto de Utah, en Estados Unidos y traer las muestras del asteroide Bennu, un viajero vagabundo de nuestro Sistema Solar, que data de su origen de formación, hace unos 4500 millones de años.
OSIRIS-REx no fue la primera misión en encontrarse con un asteroide y traer muestras para su estudio: Japón logró la hazaña dos veces, devolviendo fragmentos espaciales en 2010 y 2020. Pero la sustancial cantidad de material (250 gramos) frente a los 5,4 gramos devueltos por la japonesa Hayabusa2 es una diferencia importante.
La NASA eligió tomar muestras de Bennu porque se cree que es rico en compuestos orgánicos. Los científicos consideran que asteroides similares podrían haber entregado bloques de construcción orgánicos a la Tierra junto con agua a través de colisiones, hace miles de millones de años.
La órbita de Bennu, que cruza la de la Tierra, también hizo que el viaje de ida y vuelta fuera más fácil que ir al cinturón de asteroides, que se encuentra entre Marte y Júpiter. Hasta ahora, los investigadores de la NASA se han sentido alentados por el descubrimiento de “partículas adicionales”, descritas como polvo negro y escombros que recubren el recolector de muestras.
Bastante material
“El mayor ‘problema’ que podemos tener es que hay tanto material que está tardando más de lo que esperábamos en recolectarlo”, dijo el subdirector de curación de OSIRIS-REx, Christopher Snead, en un comunicado. “Es realmente espectacular tener todo ese material ahí”, agregó.
Y esto se debe a un incidente que ocurrió durante la recogida de la muestra: justo después de la operación, la NASA se dio cuenta de que la tapa del compartimento de recogida de material no podía cerrarse.
La carga había logrado ser asegurada, transfiriéndola como estaba previsto a la cápsula, pero debido a esta fuga, los científicos encontraron residuos incluso fuera del compartimento. Los análisis permitirán obtener un inventario de los minerales observados y quizás determinar su proporción. En particular, los científicos creen que Bennu contiene minerales hidratados.
Se cree que Bennu se formó a partir de pedazos de un asteroide más grande en el cinturón de asteroides, luego de una colisión masiva, hace entre mil y dos mil millones de años. El estudio de los asteroides debería permitir a los científicos comprender mejor la formación del sistema solar y cómo la Tierra se volvió habitable.
Algunos científicos creen que asteroides como Bennu podrían haber traído a la Tierra los compuestos que posteriormente permitieron el nacimiento de la vida.
La mayor parte de la muestra se conservará para ser estudiada por las generaciones futuras, con instrumentos nuevos y más eficientes y para responder a nuevas preguntas científicas. Esto es lo que se hizo con las rocas lunares traídas durante el programa Apolo.
Además de los conocimientos científicos, una mejor comprensión de la composición de Bennu podría resultar útil si la humanidad alguna vez necesita hacer que se aleje. “Si bien no tiene posibilidades de impactar la Tierra hasta mediados del año 2100, las posibilidades aumentan a alrededor de 1 en 1.750 entre entonces y el año 2300″, dice la NASA.
Fuente: https://www.infobae.com/