La ciencia trabaja en distintas formas de regenerar el corazón humano
Qué pasaría si después de un infarto, el músculo cardíaco pudiera simplemente regenerarse, llenando los espacios dañados con células nuevas y sanas. Este es el horizonte al que apunta la medicina regenerativa actual, una disciplina que explora cómo curar órganos vitales y revertir los efectos de enfermedades crónicas que, hasta ahora, solo podían manejarse o estabilizarse. Este avance científico promete devolver la funcionalidad de órganos como el corazón, los pulmones y la vista, no solo tratando los síntomas sino también restaurando sus funciones originales.
En laboratorios de todo el mundo, investigadores están desarrollando ingeniería de tejidos y otras técnicas que permiten que los órganos recuperen sus funciones, imitando procesos naturales observados en algunos animales, como ciertos tipos de salamandras y peces. Estos seres vivos poseen una capacidad extraordinaria para regenerar partes de su cuerpo, un fenómeno que ha inspirado estudios que buscan replicar esta habilidad en el ser humano. En el caso del corazón, los científicos trabajan en métodos para restaurar el músculo cardíaco dañado tras un infarto, lo que podría mejorar la vida de millones de personas con insuficiencia cardíaca, una condición debilitante y a menudo fatal.
“El objetivo principal de nuestra investigación es restaurar la función de los órganos dañados para mejorar considerablemente la calidad de vida de las personas”, afirmó a The Wall Street Journal Peter Schultz, presidente y director ejecutivo de Scripps Research, un instituto científico sin fines de lucro ubicado en La Jolla, California.
“Queremos encontrar formas de revertir el daño y devolver a los órganos su función normal”, explicó.
Schultz vislumbra un futuro prometedor: “Si nuestros tratamientos funcionan, podríamos utilizarlo para revertir los efectos del envejecimiento: ¿Por qué no poder rejuvenecer un corazón de 70 años hasta hacerlo funcionar como uno de 40?”.
La necesidad de soluciones para este tipo de enfermedades es urgente. “La insuficiencia cardíaca afecta al 3% de la población mundial”, afirmó Schultz a WSJ. Esta condición, que impide que el corazón bombee sangre de manera efectiva, es la principal causa de hospitalización en Estados Unidos, apunta el especialista.
Actualmente, los científicos están explorando mecanismos naturales de regeneración del cuerpo, inspirándose en organismos como salamandras y peces cebras, que tienen la capacidad de regenerar extremidades, corazones y otros órganos. Sin embargo, los humanos tienen una capacidad limitada de regeneración, sólo pueden reparar la piel y el hígado de manera efectiva. Desafortunadamente, el músculo cardíaco humano no se regenera, por lo que las células dañadas por un ataque al corazón o enfermedades no se reemplazan. “Estamos diseñados para el rendimiento y no para la reparación”, sostuvo al WSJ Chuck Murry, experto en medicina regenerativa.
Tratamientos y técnicas propuestas por la ciencia para la recuperación cardíaca
En un infarto, el tejido cardíaco se ve privado de oxígeno debido a la interrupción del flujo sanguíneo, lo que causa la muerte de millones de células musculares del corazón. Este daño, a menudo irreversible, limita la capacidad del corazón para bombear sangre de forma efectiva y da lugar a una condición conocida como insuficiencia cardíaca. Sin embargo, la medicina regenerativa promete dar un giro a esta realidad mediante el desarrollo de técnicas que podrían no solo detener el avance de la enfermedad, sino también reconstruir el músculo cardíaco dañado y restaurar su función.
Uno de los enfoques destacados en la regeneración cardíaca es el uso de células madre para crear nuevo tejido muscular. Científicos como Chuck Murry, de la Universidad del Sur de California, están investigando cómo trasplantar células madre al corazón para que estas se transformen en células musculares y se integren con las ya existentes en el ventrículo izquierdo, el principal compartimiento de bombeo del corazón.
Este procedimiento ya ha mostrado resultados prometedores en animales: monos macacos tratados con estas células recuperaron la función completa de bombeo en sus corazones. Sin embargo, el desafío ha sido controlar las arritmias producidas por estas nuevas células, un obstáculo que el equipo de Murry ha abordado con éxito mediante la administración de medicamentos antiarrítmicos.
Después de más de 40 años de investigación cardíaca, Murry aseguró a WSJ que nunca había visto un tratamiento con tanto potencial. No obstante, tuvo que superar un desafío significativo: las nuevas células cardíacas jóvenes tendían a latir a sus propios ritmos, causando arritmias. Para solucionar este problema, elaboró un método que combina medicamentos antiarrítmicos con edición del genoma para controlar los latidos y cambiar los circuitos eléctricos de las células.
Gracias a este avance, el tratamiento de Murry ofrece una nueva esperanza para los pacientes con enfermedades cardíacas. Con la capacidad de reparar y restaurar la función cardíaca, este tratamiento podría revolucionar la forma en que se tratan las enfermedades del corazón. Se prevé que el inicio de los ensayos clínicos en humanos del tratamiento mencionado para principios del año 2026, mediante una colaboración con StemCardia, compañía que el Dr. Murry cofundó.
Otra técnica emergente está basada en el uso de microARN, moléculas que ayudan a regular la expresión de los genes, detalla el WSJ. Mauro Giacca, de King’s College de Londres, ha desarrollado una terapia que usa microARN para inducir la proliferación de las células cardíacas que sobrevivieron al infarto. En ensayos con cerdos, esta técnica ha mostrado mejoras significativas en la función del bombeo cardíaco, reduciendo además la cantidad de tejido cicatricial. Ahora, Giacca está perfeccionando la entrega de esta terapia mediante nanopartículas lipídicas similares a las utilizadas en vacunas de ARN mensajero, lo cual permitiría una administración más controlada y segura de la terapia directamente en el corazón.
Por otro lado, reseña el medio norteamericano, investigadores del Instituto Scripps Research trabajan en un fármaco inyectable capaz de estimular las células musculares sobrevivientes para que se multipliquen, pero controlando su crecimiento para evitar el agrandamiento del órgano. Este fármaco, al ser inyectado en forma de hidrogel en el saco que rodea el corazón, envuelve el tejido afectado durante una semana, lo que proporciona un entorno óptimo para la regeneración celular. En pruebas con ratones y cerdos, el medicamento mostró resultados prometedores, y se espera que comiencen a probarse en humanos a partir de 2026.
Finalmente, Doris Taylor, destacada científica en el campo de la medicina regenerativa, está desarrollando una innovadora técnica para el cultivo de corazones completos. A través de su compañía, Organamet Bio, Taylor utiliza células madre derivadas de la sangre de los pacientes para sembrar células cardíacas. Posteriormente, estas células se injertan en un andamio creado a partir del corazón de un cerdo, el cual proporciona la estructura y el marco vascular del corazón.
“Podemos crear un corazón que se adapte perfectamente al cuerpo del paciente”, aseveró a WSJ Taylor, CEO y experta en biología de células madre. La similitud anatómica entre el corazón de cerdo y el corazón humano facilita este proceso. Actualmente, Organamet Bio está realizando pruebas de durabilidad en el laboratorio. En una segunda etapa, se planea evaluar la efectividad del corazón cultivado en animales, con el objetivo de iniciar los ensayos clínicos en humanos dentro de cinco años.
Fuente: https://www.infobae.com/