La ciencia descarta que la endogamia causara la extinción del mamut lanudo

Los genomas de los mamuts de la isla Wrangel (Rusia) mostraban signos de endogamia y baja diversidad genética, pero no hasta el punto de poder explicar su extinción final, que todavía presenta múltiples misterios. Así lo ha confirmado un nuevo estudio genómico realizado por el Museo Sueco de Historia Natural y la Universidad de Estocolmo y publicado en la revista Cell.

Los resultados obtenidos revelan que los mamuts aislados, que vivieron en Wrangel durante los siguientes 6.000 años, se originaron a partir de un máximo de 8 individuos, pero crecieron hasta 200-300 individuos en 20 generaciones. En otras palabras, ahora se sabe que la población se recuperó parcialmente en ese período y luego se mantuvo estable hasta el momento de su extinción, que según apuntan los investigadores habría sido causada por un “evento aleatorio”.

Así, aunque queda mucho por analizar acerca de este acontecimiento ocurrido hace unos 4.000 años, el estudio podría ayudar a informar las estrategias de conservación para las aproximadamente 5.200 especies actualmente en peligro de extinción, una cifra que crece cada año.

Confirmado: no se extinguieron por razones genéticas

Para entender las consecuencias genómicas del cuello de botella -es decir, en el drástico descenso de su población- entre los mamuts de la isla Wrangel, el equipo analizó los genomas de 21 mamuts lanudos: 14 de la isla Wrangel y 7 de la población continental anterior a este fenómeno.

Así, descubrieron que, en comparación con sus ancestros continentales, los genomas de mamut de este territorio insular presentaban signos de endogamia y baja diversidad genética. Y que además de la baja diversidad genética general, mostraban una diversidad reducida en el complejo principal de histocompatibilidad, un grupo de genes que se sabe que desempeñan un rol fundamental en la respuesta inmune de los vertebrados.

Con esto, los investigadores evidenciaron que la diversidad genética de la población continuó disminuyendo a lo largo de los 6.000 años que los mamuts habitaron la isla de Wrangel. Eso sí, a un ritmo tan lento que sugiere que el tamaño de la población se mantuvo estable hasta el final. Y aunque esta comunidad de mamuts acumuló gradualmente mutaciones moderadamente perjudiciales a lo largo de sus 6.000 años de existencia, los investigadores demostraron que estuvieron eliminando lentamente las más dañinas.

Clave para evitar la pérdida actual de biodiversidad

En palabras de la primera autora del estudio, Marianne Dehasque, del Centro de Paleogenética, los mamuts son un ejemplo excelente para comprender la actual crisis de biodiversidad y lo que sucede desde un punto de vista genético cuando una especie atraviesa un cuello de botella en su población. Así, analizando este caso se pueden extraer conocimientos aplicables a la situación de muchas especies actuales.

En este sentido, la investigación no es solo relevante en la medida en que ha descartado una de las hipótesis más robustas sobre la extinción de los mamuts, sino también porque puede instar a los expertos en biodiversidad a monitorear constante y activamente la condición genética de los animales en peligro: “Es importante que los programas de conservación actuales tengan en cuenta que no basta con que la población vuelva a alcanzar un tamaño decente”, ya que se ha demostrado que los efectos genómicos de la endogamia pueden durar más de 6.000 años.

Si bien la investigación no ha logrado desvelar la razón detrás de la extinción de este antiguo mamífero, insisten en que todavía hay esperanzas en descubrirlo. Todo apunta, sin embargo, a que fue algo repentino, y que, de acuerdo con lo señalado por Love Dalén, autor principal del estudio, “si ese evento aleatorio no hubiera sucedido, todavía tendríamos mamuts hoy”.

Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/


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