Joe Biden denuncia el “racismo subyacente”

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, denunció este jueves el “racismo subyacente” que, según dijo, corroe a Estados Unidos, aunque expresó su “optimismo” sobre el futuro tras hablar con Jacob Blake, un hombre negro gravemente herido por la policía.

Presentando un mensaje opuesto a su rival, el presidente Donald Trump, el exvicepresidente de Barack Obama afirmó que el país podría transformar este “punto de inflexión” en una “oportunidad” para una mayor “igualdad”.

Durante una reunión en una iglesia con residentes de Kenosha, una ciudad en el estado clave de Wisconsin que recientemente se ha visto sacudida por disturbios, Biden utilizó un tono sobrio y pausado, luciendo una mascarilla. Contrastó también con los a menudo apasionados discursos del presidente republicano.

Dos meses antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, Biden, de 77 años, marca con este viaje una fase más activa de su campaña. Dos meses antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, Biden, de 77 años, marca con este viaje una fase más activa de su campaña.

El candidato demócrata permaneció durante semanas confinado por la pandemia en su casa en Wilmington, Delaware, y luego limitó sus viajes a la región. Mientras tanto, Trump no dejó de atravesar el país insistiendo con su mensaje de “ley y orden”.

El candidato republicano no se quedará atrás: el jueves por la noche prevé hablar en la ciudad de Latrobe, Pensilvania, otro de los llamados estados bisagra, que cambian de un partido a otro en cada elección.

“No hay una multitud, no hay entusiasmo por Joe hoy. ¡Ley y orden!”, tuiteó el republicano.

El presidente estadounidense había visitado Kenosha el martes, pero no se reunió con la familia ni citó el nombre de Blake, sino que se presentó como defensor de la seguridad estadounidense frente a los demócratas “radicales”.

“Jacob Blake”

El exvicepresidente y su esposa, Jill Biden, estuvieron una hora con la familia del afroestadounidense de 29 años que recibió siete disparos a quemarropa de parte de un policía blanco, frente a sus hijos, el 23 de agosto en Kenosha, a orillas del Lago Michigan.

El incidente, grabado en video por un transeúnte, reavivó el movimiento de protesta contra el racismo y la brutalidad policial que ha sacudido a Estados Unidos desde mayo, y degeneró en tres noches de disturbios en esa ciudad de 100.000 habitantes.

“Tuve la oportunidad de pasar un tiempo hablando con Jacob por teléfono”, dijo Biden. “Habló de cómo nada lo iba a derrotar, de que, volviera a caminar o no, no se rendirá”, agregó sobre Blake, cuyos abogados dicen que probablemente esté paralizado de cintura para abajo.

Los periodistas no pudieron asistir a la reunión y Biden no respondió a las preguntas que le hicieron al respecto.

Durante su entrevista, “Jacob habló de su sufrimiento y el vicepresidente expresó su compasión”, dijo Ben Crump, abogado de la familia Blake, en un comunicado.

Rumbo a Michigan

La tensión en esta ciudad alcanzó su punto máximo el 25 de agosto, cuando Kyle Rittenhouse, un adolescente de 17 años, disparó un rifle semiautomático contra tres manifestantes, matando a dos. Su arresto al día siguiente le devolvió una calma precaria a la ciudad.

“No todo es culpa de Trump”, pero su discurso acalorado y racialmente cargado “legitimiza el lado oscuro de la naturaleza humana”, dijo Biden en la Grace Lutheran Church, donde una multitud de partidarios enmascarados se reunieron al aire libre.

La retórica del presidente ha expuesto “el racismo subyacente que está institucionalizado en Estados Unidos”.
Pero nuevamente, el septuagenario demócrata insistió en ser “optimista”.

“Realmente creo que ahora tenemos la gran oportunidad (…) de lograr muchas cosas realmente positivas”.

Esta campaña electoral combina factores sin precedentes: ha estado marcada por la pandemia, que se ha cobrado más de 185.000 vidas en Estados Unidos, una profunda crisis económica y esta histórica ola de efervescencia contra el racismo.

Y a pesar de que Biden adelanta al republicano en los sondeos, el suspenso sigue vivo en los estados clave, donde los resultados se muestran más ajustados. Además, la movilización en las urnas podría cambiar el rumbo de los comicios.

Su equipo anunció el jueves que viajaría el 9 de septiembre a Michigan, otro estado que Trump ganó por poco en 2016.


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