Gran Agujero Azul de Belice brinda experiencia única a amantes del buceo
Belice. Entre los cayos y atolones que yacen frente a las costas de este país hay una maravilla geológica que atrae todos los años a muchos amantes del buceo a esta región. En uno de los grandes atolones del mundo, el Lighthouse Reef, se halla el Great Blue Hole o Gran Agujero Azul, con una circunferencia casi perfecta y, según los expertos, formado producto de una gran caverna de la Era del Hielo.Belice es conocido a escala mundial por su riqueza natural, por el poco desarrollo que tiene que le ha permitido conservar su naturaleza y por su proximidad al Arrecife Mesoamericano, donde el buceo es la actividad que atrae a miles de visitantes año con año. Incluso, tanto aficionados como biólogos marinos han reconocido su importancia.
Posee una gran diversidad de especies, entre ellas el tiburón coralino y el tiburón limón, así como especies de coral suave, como el abanico marino, y duros como el coral cerebro. Entre los colores de los corales puede haber blancos, verdes, rosados, rojos, violetas y hasta negros. También hay gran cantidad de peces de variados colores que lo utilizan como camuflaje para confundirse con el arrecife de coral.
El Great Blue Hole está catalogado como un Monumento Natural y se encuentra bajo la supervisión y administración de Audubon Society, en Belice.
Este monumento es parte de la gran Barrera de Coral de Belice, sistema que empezó a formarse hace unos 500 millones de años. Tiene una extensión aproximada de 350 kilómetros de largo, forma una resplandeciente línea blanca desde Cayo Ambergris, en el norte de Belice, hasta Cayo Ranguana, al sur. Es uno de los arrecifes de coral más grandes del Mar Caribe y del planeta y forma parte de la lista de Patrimonios Naturales de la Humanidad por la Unesco.
En esta región se han encontrado alrededor de 98 especies de aves de las cuales alrededor de 70 son migrantes. Algunos de las aves migrantes de invierno son: el águila pescadora, el canario de manglar o reinita manglera y la paloma coronita.
Según los expertos, el Blue Hole proviene de un sistema de cavernas que se calcula data de la Era del Hielo, aproximadamente hace diez mil años. Cuando el hielo se derritió y el nivel del mar se elevó, las cavernas se inundaron dejando como testigo estalactitas y estalagmitas, y se creó un círculo con un diámetro de 305 metros y una profundidad de 123 metros.
Como en la mayoría de los atolones, el centro se desmoronó quedando bajo el agua y dejando cerca o sobre la superficie una franja de coral y arena, que desde el aire se ve como una circunferencia perfecta que únicamente se rompe por dos aperturas pequeñas.
Unas de las cosas que se pueden ver son las estalagmitas y estalactitas que poseía la cueva original, a unos 30 metros de profundidad, donde las formaciones de piedra caliza se vuelven más intrincadas. De los atolones que existen en el mundo, este fue el primero en ser explorado, en 1971, por Jacques Cousteau, quien a través de sus documentales lo convirtió en uno de los destinos más populares para el buceo.
Antes o tras la inmersión muchos pasan por Cayo Ambergris, donde se localiza San Pedro, conocido por la canción de Madonna La Isla Bonita. Este sitio es el más habitado y desarrollado para el turismo, con hotelería de primera y restaurantes. Ahí hay diversos touroperadores que ofrecen el servicio de buceo de un día o dos tanto al Great Blue Hole como a otros atolones y cayos de Belice.
Belice, México, Guatemala y Honduras comparten el Arrecife Mesoamericano, el segundo en el mundo por su tamaño. Se extiende unos 700 kilómetros, desde Yucatán hasta las Islas de la Bahía, en la costa norte de Honduras.
Alberga diversas especies como la langosta espinosa, el caracol rosado, tortugas blancas, boba, carey y caguamas; cocodrilos, delfines, tiburones ballena, más de 60 especies de corales y más de 500 especies de peces de todos tamaños y colores.
Asociados con el sistema arrecifal se encuentran amplias extensiones de humedales costeros, praderas de pastos marinos, lagunas, bosques de manglar, islas y una variedad de atolones.
En 1998, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) identificó al Arrecife del Mesoamericano como un ecosistema prioritario y una eco-región de gran importancia global, por lo que comenzó un esfuerzo de conservación del arrecife a largo plazo.