General Percival: ¡Basta ya!
Afortunadamente, el tema militar dejó de ser tabú en la sociedad dominicana desde hace varios lustros. Hoy, con la disposición presidencial que puso en condición de retiro de las filas del Ejercito Nacional al general de brigada piloto Rafael Bienvenido Percival Peña, y el rechazo de este al mismo mediante la interposición de un recurso de amparo en los tribunales de la república, se concita un inusitado interés en la vida pública nacional que nos motiva a plantear nuestra posición al respecto.
Como preludio, afirmamos que nos resulta muy doloroso opinar sobre este caso de manera abierta, dada nuestra admiración, cariño y amistad hacia muchos de los miembros de la distinguida familia Percival, incluyendo al propio General Rafael Percival.
Sin embargo, sostenemos firmemente que con esta situación llevada a los tribunales, se juega con la institucionalidad de nuestra nación, y sobre todo con un sector que se debe manejar con extrema precaución y delicadeza como es el de las Fuerzas Armadas.
Dejando de lado todo tipo de conjeturas, consideramos que el General Percival está equivocado, y que ojalá su buen juicio lo conmine a retirar este descabellado reclamo, al cual legalmente tiene todo el derecho.
Constitucionalmente, el Presidente de la República “es la autoridad suprema de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y los demás cuerpos de seguridad del Estado” (Artículo 128).
Asimismo, el Artículo 234 de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas reza: “Los Oficiales que prestan servicios como Pilotos que hubiesen cumplido el tiempo mínimo de 10 años en esa actividad, estarán sujetos para fines de retiro por edad, a la siguiente escala: Oficiales Generales 52 años, Oficiales Superiores 44 años, y Oficiales Subalternos 38 años.
¿Acaso no cuenta el General Percival con 22 años en el servicio, y más de 52 años de edad?
Claro que sí. Pero entonces alega que se vulneran sus derechos humanos, porque todavía permanecen en las filas personas con mayor edad que él.
Viéndolo desde esa óptica, ¿no podrían considerar algunos que el “atropello y el abuso” se cometió contra ellos, cuando usted fue reintegrado violentándose el mismo instrumento legal al que acude hoy, y luego recibiendo importantes beneficios de los cuales aquellos no han disfrutado?
Le recuerdo que usted pasó de ser un “Mayor Piloto en Rebeldía” (y que le suplicamos no se convierta en un General en Rebeldía, pues ya eso no se vería elegante), a un General de Brigada Piloto en menos de diez años (más de la mitad de ellos prestando servicios en el exterior y con muy buenos viáticos en dólares norteamericanos). Es decir, al momento de usted ser reingresado, muchos eran Coroneles y lo continúan siendo; a pesar de contar con igual o superior formación militar a la suya.
Aunque este no es su caso, los dominicanos tenemos que sacudirnos de los hechizos que provoca esa “Ropa Mágica”, y la mentalidad de “Miguelón”, que tan magistralmente describió del difunto doctor Joaquín Balaguer Ricardo en su obra Los Carpinteros.
Mucho menos quisiéramos pensar que este reclamo lo que persigue es notoriedad, porque de por sí usted es un reconocido personaje. Demuestre, en cambio, que todos esos títulos de los que tanto se enorgullece no son más que finos papeles para adornar las paredes y brinde a la comunidad sus valiosos aportes, de nuevo desde la “clase civil”.
Cuántos abnegados servidores públicos, como ingenieros, profesores, y médicos, por citar sólo algunos, luego de toda una vida sirviendo al Estado Dominicano y muchos de ellos enfermos por demás, le gustaría ser castigados como usted lo ha sido: con una favorecida pensión, y otros importantes beneficios de por vida.
De igual modo, propicia es la ocasión para que la clase política nacional se replantee la forma de ver la carrera militar, que necesita de urgentes esfuerzos para reencauzarla por el camino de la dignidad de sus miembros, tal cual es en la mayor parte del mundo.
En conclusión, mí apreciado General Percival: ¡Basta Ya! Usted, más que una víctima ha sido un privilegiado, quien debió despedirse dando las más efusivas y sinceras gracias al ex Presidente Hipólito Mejía y al Presidente Leonel Fernández.