Estos son los riesgos para la salud de hacer demasiado ejercicio físico

Ahora que va terminando el verano y volvemos a la rutina, muchos ya estarán preparando su kit de deporte para arrancar la “vuelta al cole” de la mejor forma posible. Se trata de un buen momento para engancharse a una rutina de ejercicio, ya sea con el objetivo de adelgazar o simplemente para mejorar nuestras condiciones físicas o porque el médico de cabecera nos los recomienda.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja por lo menos 150 minutos de actividad física más o menos moderada por semana para todos los adultos, incluidas aquellas personas que viven con enfermedades crónicas o discapacidad. Por ello, dedicar unos minutos al día a correr, nadar o simplemente caminar nunca es perjudicial; sin embargo, como todo en la vida, practicarlo demasiado puede tener sus riesgos, más si nos obsesionamos con un objetivo de pérdida de peso inalcanzable o si lo acompañamos de una dieta muy restrictiva.

Los principales riesgos a los que te enfrentas pueden ser físicos (mayor probabilidad de lesiones o cansancio extremo) o bien psicológicos (obsesión con el peso corporal, el número de calorías quemadas…). Sea como sea, en cuanto sientas que te está pasando factura en estas dos áreas de tu vida, lo mejor es que pares un poco a descansar y no forzar demasiado.

Cuidado con las lesiones

“Los factores de riesgo son obvios y están relacionados con el impacto físico y el esfuerzo”, asevera Steve Hoyles, entrenador personal británico, en un artículo reciente del rotativo The Guardian. “Correr es una actividad de alto impacto. Los datos muestran que los ‘runners’ más novatos sufren una media de 17,8 lesiones por cada 1.000 horas de ejercicio, mientras que para los usuarios de los gimnasios esa media es de 5,3. La natación y el ciclismo son de más bajo impacto, pero ofrecen beneficios limitados. Los músculos, huesos y tejidos conectivos fuertes son las resistentes a las lesiones que los tejidos más débiles, así que prioriza alguna forma de entrenamiento de fuerza”.

Combina con entrenamientos de fuerza

Por tanto, desecha la idea de realizar solo sesiones de running y compatibilízalas mejor con entrenamientos de fuerza alternativos. Evidentemente, si quieres perder peso o mejorar tu estado de salud en general para disminuir el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares, la mejor opción será el ejercicio aeróbico, que incluye nadar, correr o salir a caminar. La clave está en ser consciente de tus capacidades físicas en el punto de partida, que a no ser que lleves un estilo de vida muy dinámico, serán malas. Por ello, procura no forzar demasiado nada más arrancar con tus rutinas de ejercicio.

No por mucho madrugar…

Además, a todo ello se le suma el hecho de que estamos en una época del año en la que se produce un cambio de tiempo considerable, lo que te hace más propenso a contraer enfermedades infecciosas a raíz de que hace mucho más frío o humedad. Por ello, di sí al ejercicio, pero de una forma moderada si no estás muy acostumbrado; el ejercicio mejorará tu calidad de vida, pero pasar de una rutina sedentaria a correr una maratón semanal no es para nada sano.

Por último, otro de los argumentos de peso para hacer esa transición lo más paulatina posible hacia un estilo de vida activo y dinámico, es que tienes que conectar con el ejercicio físico, es decir, te tiene que gustar para seguir realizándolo día tras día sin abandonarlo a la primera de cambio. Si llegas a cansarte demasiado, seguramente tardes muy poco en dejarlo de realizar. Sucede como las dietas; las más milagrosas y exigentes son las más difíciles de cumplir debido al gran sacrificio que entrañan. Y, sobre todo, no perduran a largo plazo.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/


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