Este nuevo descubrimiento científico nos ayudará a comprender cómo se extinguirá nuestro Sol
El Sol, la estrella dadora de vida y energía, ha sido el protagonista de uno de los hallazgos científicos más recientes.
Un descubrimiento realizado por astrónomos y que no ofrece una nítida imagen de cómo será el eventual final del Sol, uno de los misterios que rodean a nuestra estrella. Si hace unos días conocíamos más de un posible planeta en nuestro sistema y teníamos la imagen más clara jamás obtenida de Marte y su ecosistema remoto, ahora esta visión reveladora sobre el Sol nos ofrece más detalles del futuro más distante.
Aunque estemos obsesionados con saber qué ocurre fuera de nuestras fronteras, casos como el de las tormentas de Júpiter demuestran que conocemos muy poco de los cuerpos celestes que forman nuestro Sistema Solar. Ahora, gracias a las imágenes obtenidas de la nebulosa resplandeciente IC 2220, bautizada por los científicos la nebulosa Toby Jug debido a su parecido con una antigua jarra inglesa, sabemos un poquito más de qué destino le espera a nuestro Sol. Esta es una llamada nebulosa de reflexión, localizada a unos 1200 años luz de distancia en dirección a la constelación de Carina, es una enorme nube de polvo y gas.
Está creada e iluminada por una estrella gigante roja en su centro, hablamos de un cuerpo celeste que se encuentra en la final de su vida, algo que es un periodo relativamente breve, dando pie a la formación de estructuraras celestes muy particulares a su alrededor. En otras palabras, la Nebulosa Toby Jug es un caso digno de estudio que puede arrojarnos más sobre la evolución estelar de nuestro Sol. Gracias a esta imagen, captada por el telescopio Gemini Sur, del Observatorio Internacional Gemini, operado por NOIRLab, se ve una estructura de doble bucle, casi simétrica, con un corazón estelar realmente brillante. Se trata del momento de transición de estas estrellas a nebulosas planetarias, lo que podríamos considerar sus últimos estertores.
¿Y qué tiene que ver con nuestro sol? Bueno, la visión de una estrella de similares características, en esta fase de su vida, nos ofrece una visión valiosa sobre la evolución de las estrellas de masa baja a medida que se aproximan a su concusión. El NOIRLab cree que esta nebulosa puede arrojar pistas muy interesantes sobre cómo se compartirá nuestro Sol en unos miles de millones de años. Por ejemplo, en esta nebulosa tenemos la estrella gigante roja HR3126, unos cuerpos celestes muy especiales que se forman cuando una estrella quema todo el suministro de hidrógeno que se encuentra en su núcleo. Básicamente, cuando agota su energía. Sin la fuerza exterior de fusión, estas estrellas se contraen, pero su temperatura se eleva y hace que se hinche hasta 400 veces su tamaño original. Sí, HR3126 es mucho más joven que nuestro sol, apenas tiene unos 50 millones de años en comparación a los 4600 millones de nuestra estrella, pero tiene cinco veces su masa. Por eso se ha convertido antes en una gigante roja.
Poco a poco se convirtió en una magnífica estructura de gas y polvo con capacidad de refleja la luz de la estrella central, y eso nos invita a pensar que pasará algo parecido en nuestro Sistema Solar. Cuando nuestro Sol haya consumido su suministro de hidrógeno, pasará a convertirse en una gigante roja y, de ahí, a ser una nebulosa planetaria. Esta nueva cronología cósmica de los hechos registrados a mucha distancia de la Tierra, nos ha ayudado a ampliar nuestro conocimiento sobre el ciclo de vida y muerte de las estrellas en el universo.
Fuente: https://vandal.elespanol.com/