Este es el Mejor Hotel del Mundo
Los Readers’ Choice Awards son el reconocimiento más prestigioso a la excelencia en el sector de los viajes. En esta última edición, más de 800.000 lectores internacionales de Condé Nast Traveler han participado en la votación, situando a La Mamounia en primer lugar con una puntuación de 99,99/100.
Tras varios meses de renovación, sobre todo en sus zonas de restauración, la “nueva” Mamounia estrenó hace un año conceptos y ambientes cuidadosamente diseñados para ofrecer una nueva propuesta gastronómica en la que se ha tenido muy en consideración la opinión de sus clientes.
Novedades culinarias
Como novedades, el antiguo restaurante Le Français ha sido transformado en L’Italien, una lujosa trattoria de espíritu chic que ha adoptado la estética de un invernadero, una fusión entre el restaurante y el jardín del hotel a través de grandes ventanales que se abren de par en par a la vegetación. La cocina está asimismo abierta al comensal, con espacios de preparación integrados en la sala y un fresco de más de veinte metros con motivos botánicos. Aquí el chef Jean-Georges Vongerichten ofrece su gastronomía refinada y sutilmente gourmet a base de verduras de la huerta y embutidos transalpinos.
Por su parte, en L’Asiatique la decoración tradicional marroquí se combina con influencias chinas, japonesas y tailandesas para brindar un viaje culinario desde el sudeste asiático hasta las fronteras de Japón, con currys, verduras crujientes y sushi de vanguardia. Le Marocain es el restaurante típico marroquí de La Mamounia, donde la cocina familiar de la región corre a cargp del chef Rachid Agouray, que plasma la sutileza y los colores de Marruecos en platos típicos como los tajines y el cuscús.
Los bares y la piscina, también gourmet
El Bar Majorelle es el corazón del hotel: un escenario bautizado con el nombre del famoso pintor orientalista y amante de Marrakech Jacques Majorelle. Un bistró liderado por Pierre Hermé propone un menú de platos para compartir con clásicos revisados del café parisino como el estofado de ternera a la antigua, ensalada de cangrejo, aguacate y pomelo. Los amantes de los dulces no deben preocuparse: los postres de autor del pastelero francés completan la experiencia. En Le Pavillon de la Piscine, el rediseño que se ha aplicado al pabellón busca realzar la arquitectura existente mientras sublima su luz con una lámpara de araña monumental sobre la zona del buffet. Incluye además un trazado circular en cuyo centro reina una fuente azul Majorelle con decoraciones que cambian según la época. Un espacio monocromo y muy luminoso que busca destacar la frescura, diversidad y generosidad de los productos que se ofrecen a los huéspedes del hotel, con especial interés por su parrilla y su zona de corte, que ofrecen gran variedad de carnes asadas y aromáticas.
Junto al Pabellón de la Piscina, en pleno corazón de los espectaculares jardines de La Mamounia, está el nuevo Bar de la Piscine, que añade al hotel otro punto de encuentro y de placer gastronómico. A cualquier hora del día, este oasis vegetal –con una delicada decoración floral– ofrece una selección de refrescantes zumos elaborados con frutas y verduras de la huerta, bebidas saludables con notas botánicas que estimulan los sentidos y potencian la vitalidad. Otro bar es punto de referencia indiscutible para los habituales del hotel desde sus inicios, el Churchill, que reivindica su protagonismo en la historia de La Mamounia a través de los personajes que han sido sus clientes. Su barra de mármol negro tiene forma de herradura y el suelo está revestido de baldosas de roble ahumado con reminiscencias al cálido ambiente de un antiguo vagón de tren inglés. En cuanto a su gastronomía, La Mamounia ha recurrido a Kaviari para crear un excepcional caviar casero y salmón ahumado para una experiencia ultra chic, y los amantes de los cócteles disfrutarán de los licores más exclusivos.
El Menzeh de Pierre Hermè
El primer edificio histórico de La Mamounia, el Menzeh, fue llamado Le Marabout durante mucho tiempo porque, según la leyenda, un morabito (ermitaño musulmán) vigilaba el hotel. Se accede a él por una calle bordeada de rosales y olivos. Bajo la dirección del chef Pierre Hermé, este encantador y pintoresco pabellón ofrece una selección de delicias heladas, pasteles y proezas de chocolate, y es muy habitual ver a los huéspedes disfrutando de un delicioso té a la menta: un instante que refleja el arte de vivir marroquí.
Finalmente, el Salón de Té de Pierre Hermè se inspira en los clásicos salones marroquíes, con sillones enfrentados que recorren las paredes, en este caso orientados hacia una fuente de mármol en el centro mismo del espacio. El agua se refleja en una enorme lámpara de araña de cristal en pleno centro del salón. Las exquisiteces dulces y saladas de este famoso chef se degustan a cualquier hora del día, en desayunos, meriendas y hasta rápidos tentempiés en un ambiente refinado y atemporal.
Fuente: https://www.20minutos.es/