¿Es efectiva la siembra de nubes para producir lluvia?
La siembra de nubes es una técnica de modificación del clima que implica dispersar sustancias en las nubes para estimular la precipitación.
Esta técnica se basa en la idea de que es posible estimular la formación de precipitaciones al alterar las condiciones microfísicas de las nubes, es decir, la cantidad y el tamaño de las partículas de agua o hielo en el interior de las nubes.
Si bien hay diferentes métodos, uno de los más utilizados es la siembra con yoduro de plata, un compuesto químico que tiene una estructura cristalina similar a la del hielo. Al dispersar yoduro de plata en las nubes, se pretende proporcionar núcleos adicionales alrededor de los cuales las gotas de agua pueden condensarse o congelarse, lo que aumenta la probabilidad de precipitación.
Generalmente, se utiliza un avión o un cohete para dispersar las partículas de yoduro de plata en las nubes.
Siembra de nubes en México
Agricultores mexicanos, afectados por la segunda sequía más grave en una década, han solicitado al gobierno que utilice la siembra de nubes para aumentar las lluvias. La Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza) ha anunciado un programa de estimulación de lluvias en Tamaulipas y Baja California.
No obstante, los científicos han advertido que hay escasa evidencia sobre la efectividad de esta técnica. Si bien varios experimentos rigurosos han mostrado incrementos moderados en la precipitación, no hay pruebas de que funcione en todas las ocasiones. Por esa razón, se han solicitado a Conaza documentos que muestren cómo la institución evalúa los éxitos del programa.
Conaza ha llevado a cabo al menos cinco programas de siembra de nubes, en los cuales se han utilizado aviones para dispersar partículas en las nubes en múltiples ocasiones. Según la institución, esta tecnología tiene un 98% de efectividad para mitigar los efectos de la sequía, además de haber extinguido al menos 25 incendios forestales y llenado presas y acuíferos.
Sin embargo, los documentos aportados revelan que Conaza evalúa el éxito comparando las mediciones de pluviómetros tras la siembra de nubes con la precipitación pronosticada previamente en la región. El problema de este enfoque radica en que los pronósticos meteorológicos no son completamente precisos. Es posible que las nubes hubieran generado lluvias sin necesidad de ser sembradas.
Evaluación coste-beneficio
Sarah Tessendorf, física de nubes en el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, indica que hay evidencia de que la siembra de nubes funciona, pero no recomienda utilizar esta técnica para acabar con sequías, pues requiere nubes y tormentas apropiadas.
Tessendorf menciona que se puede medir la efectividad usando un grupo de control de nubes y experimentos estadísticos por años, o mediante simulaciones informáticas que comparen el comportamiento de las nubes con y sin siembra.
Pero, con todo, aunque la siembra de nubes fuera exitosa, no resolvería los problemas hídricos de México. Se requiere un conjunto de acciones coordinadas, como mejorar regulaciones y fomentar la conservación. También podría ser interesante invertir en desalinización y sistemas de riego eficientes. Sin embargo, impulsar cambios en el gobierno y la población es un desafío, ya que detrás de problemas tecnológicos, hay problemas sociales.
Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/