El viaje de Maersk: de un primer barco a un gran imperio

El gigante danés del transporte, protagnista de la moda por las continuas disrupciones en la cadena de suministro y la segunda mayor empresa naviera en todo el mundo, emplea a más de 100.000 trabajadores, cuenta con una flota de más de 700 barcos y alcanza a comercializar en 130 países diferentes. La historia de Maersk, sin embargo, comienza en un pequeño pueblo de Dinamarca.

Del vapor a la gasolina

Cuando A.P. Moller fundó la compañía, los barcos de vapor todavía eran el modelo más estandarizado en el transporte marítimo de mercancías. A pesar de que en su día fueron la gran revolución del sector, este tipo de barcos todavía presentaban muchas ineficiencias en términos de personal, espacio y combustible. Por ello, en 1921, Maersk adquirió su primera naviera impulsada por gasolina, apenas nueve años después de su invención. El barco, bautizado como Leise Maersk, supuso una inversión de 3,4 millones de coronas danesas de la época (455.600 euros), un 80% más de lo que costaba un barco de vapor.

Adiós a la flota

Igual que la Primera Guerra Mundial supuso una oportunidad de negocio para la empresa, la segunda redujo a más de la mitad la flota de A.P. Moller-Maersk. Durante el conflicto, Dinamarca fue uno de los países invadidos por las fuerzas alemanas, y todas las embarcaciones que estaban en el territorio en ese momento, casi una decena, fueron utilizadas por el ejército para transportar carbón. Los barcos que se encontraban fuera de las aguas danesas, por otro lado, fueron requisados por los aliados. Para el final del conflicto, la flota de Maersk se había reducido de 46 a 21 barcos, de los cuales apenas siete estaban bajo el control de la empresa.

De tal palo, tal astilla

La empresa naviera A.P. Moller-Mersk nació en 1904 de la mano de su fundador homónimo, descendiente de una familia danesa con una larga tradición naval. Su historia comienza con Peter Maersk, el padre de A.P. Moller, que tras toda una vida trabajando en el mar para terceros fundó su propia compañía a la edad de 50 años. El cabeza de familia educó a hasta tres de sus diez hijos en el negocio marítimo, para que trabajaran junto a él en el único barco de la pequeña empresa familiar. Con los años, sin embargo, A.P. Moller decidió crear su propio negocio, la compañía naviera Svendborg, que más de cien años después opera como Maersk.

Diversificación al calor del conflicto

El impulso que vivió el mercado internacional durante el periodo de la Primera Guerra Mundial permitió a la compañía expandirse como una de las grandes navieras a nivel mundial. El comercio entre las diferentes potencias propulsó el sector en general y A.P. Moller supo capitalizar las grandes cantidades de alimentos o armamento, entre otras, que inundaron los océanos internacionales. Pronto, lo que había nacido como una empresa de transporte se diversificó en otros negocios como la intermediación de transacciones financieras, en 1913, plantaciones de azúcar, en 1930, e incluso, la construcción de barcos, en 1928.

‘A star is born’

La historia de la estrella que todavía caracteriza los barcos de Maersk por todo el mundo es igual de larga que la de la propia compañía. A.P. Moller decidió incorporar el símbolo después de que su mujer enfermara, cuando él todavía no había fundado la compañía y trabaja en largos viajes a bordo. El empresario danés pidió una señal que le indicara que su mujer se recuperaría y fue en ese momento cuando supuestamente una estrella fugaz atravesó el cielo. El logotipo ha evolucionado junto con la compañía, con el objetivo de hacerlo más reconocible y flexible para adaptarse a la diversificación de su negocio.

Familia Maersk-Moller

La familia fundadora todavía tiene un papel importante en la compañía. Arnold Mærsk Mc-Kinney Moller, hijo de A.P. Moller, ostentó el cargo de presidente durante años. La compañía esta organizada actualmente a través de dos organismos principales, un consejo de administración, liderado por el actual presidente, Robert Maersk, y un consejo directivo, que lleva a cabo la supervisión de las operaciones y resultados financieros y crecimiento de la empresa, con Vincent Clerc como consejero delegado. A día de hoy, Maersk cotiza en el parqué danés, y Robert Maersk ostenta el cargo de consejero delegado de la compañía matriz, A.P. Moller Holding.

La idea que cambió una industria

Antes de que el empresario Malcolm McLean tuviera la idea de transportar la mercancía en conteneores, las navieras cargaban manualmente toda la mercancía dentro de las bodegas. No fue hasta 1956 cuando comenzó el proceso de contenedorización, cuando el primer barco salió de Houston (Estados Unidos) con 58 contenedores en su interior, y poco después este método empezó a extenderse. En 1975, la primera nave de Maersk con contenedores salió del puerto de Estados Unidos, y para 1985, casi todos los barcos de la industria utilizaban ya esta forma de transporte.

Más allá del mar

En 2015, A.P. Moller-Maersk llevaba operando más de cien años, no únicamente en el transporte marítimo de mercancías, sino a través de diversas actividades como la logística, el sector energético o la gestión de terminales en más de 130 países. Para mantener este crecimiento continuado, la empresa tomó la decisión en 2016 de dividir el negocio en dos áreas separadas: Transporte y Logística y Energía. A día de hoy, la estrategia de Maersk también se divide en tres sectores diferenciados con el objetivo de aumentar su eficiencia, entre la logística y servicios que ofrece, el negocio marítimo y las terminales.

El calor de la globalización

Tras la Segunda Guerra Mundial, el negocio de Maersk volvió a crecer. Eventos como la firma de acuerdos internacionales, especialmente el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), o la caída del Muro de Berlín impulsaron de nuevo la compañía. Para 1990, Maersk ya contaba con oficinas en 40 países, una cifra que en el 2000 ya alcanzaba el centenar. Con los años, la empresa también fue aumentando progresivamente la cantidad de mercancía que podían transportar sus naves, de los 1.800 contenedores en 1974 a los más de 19.000 contenedores en 2017.

Caída de un gigante

La globalización que ha impulsado Maersk a lo largo de su historia también ha sido, sin embargo, un freno para su crecimiento en los últimos años. En 2023, la compañía naviera facturó 51.100 millones de dólares, un 37,3% menos que el año previo. En los seis primeros meses, la facturación de la compañía ha caído hasta 25.126 millones de dólares, un 7,6% menos que en el mismo periodo del año anterior. Los ataques de los rebeldes hutíes yemeníe en el Mar Rojo han provocado shoks en el comercio de todo el mundo, desencadenando una subida de costes para las compañías navieras como Maersk.

Fuente: https://www.modaes.com/


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