El sorprendente secreto que esconden los higos
Los higos son un alimento preferido por muchos debido a su dulce y exquisito sabor, pero… ¿Qué de curioso pueden tener estos deliciosos frutos?
Para empezar, necesitas saber que los higos no son un fruto, aunque popularmente se denominan de esta manera, este saco en forma de pera que consumimos es un falso fruto que en realidad se llama ‘sicono’, cuyo interior está cubierto por cientos de flores diminutas que al madurar (los verdaderos frutos) producen una semilla pequeña.
¡Así como lo leíste! Este receptáculo carnoso (y exquisito) que nosotros consumimos, el sicono, sirve de soporte para muchas flores (tanto femeninas como masculinas), cada una de las cuales originará pequeños frutos denominados aquenios, los cuales contiene las semillas para la dispersión. Si eres una persona curiosa y observadora es posible que al comerlos hayas notado su peculiar forma.
Pero esto no es todo sobre los higos, además de esto, a lo largo del tiempo la evolución lo has acondicionado para mantener una impresionante interacción con sus polinizadores por excelencia, las avispas de los higos (de la familia Agaonidae). Este proceso es necesario para que ambas especies (planta de higo y avispas) sobrevivan y se reproduzcan, y durante él se requiere el sacrificio de un par de estos insectos.
Un sacrificio de avispas para la reproducción de estos insectos y de los higos. ¡Una interacción fascinante!
Las avispas encuentran en los higos, específicamente en la flores que están dentro de sicono, el lugar idóneo en donde poner sus huevos para que estos se desarrollen de manera segura. Para realizar esto, las avispas hembra cargadas de huevos debe abrirse paso por un pequeñísimo orificio llamado ostiolo, que se encuentra en la parte inferior del higo, y que es altamente selectivo.
Nos explica el Instituto de Ecología de la UNAM (INECOL) que «en la mayoría de las especies de higueras, las flores femeninas maduran primero que las masculinas, de este modo, cuando el higo es inmaduro (verde), las flores femeninas se encuentran listas para recibir el polen».
Son precisamente estos higos inmaduros los que atraen a las avispas hembra fecundadas que adicionalmente están llenas de polen. La entrada por el diminuto ostiolo tiene un costo para estos pequeños insectos, la perdida de las alas y antenas, que básicamente les asegura su muerte.
Una vez que logran ingresar, ya sin alas y antenas, son capaces de depositar decenas de huevos en las flores femeninas; un huevo por cada una de ellas. De manera impresionante, demostrando la interacción benéfica para ambas especies, las flores femeninas forman una estructura llamada ‘agalla’, la cual les proporcionará refugio, alimento y protección a los huevos recién puestos.
Una vez acontecido esto, de manera agonizante las avispas hembra mueren, aquí el primer sacrificio. Durante este proceso, las flores femeninas que no formaron una agalla son polinizadas, y a media que el higo madura, los huevos de las avispas (machos y hembras) se desarrollan a la vez que las flores polinizadas forman frutos y semillas; lo que asegura la reproducción y supervivencia tanto de los insectos como de la planta.
Pero esta interacción no acaba aquí, nos explica el INECOL que, «en los insectos en desarrollo, las avispas macho alcanzan la madurez antes que las hembras, al salir de sus agallas, deben copular con las hembras, e inmediatamente tienen que cavar túneles que, posteriormente, le servirán a las hembras para escapar del higo».
Sin embargo, durante este proceso, las avispas macho están destinadas a morir, una vez que se reprodujeron y excavaron el túnel, estos mueren, un segundo sacrificio para estos insectos, todo para la supervivencia de su especie.
Un poco después, cuando las hembras ya han madurado y están fecundadas, buscan salir del higo, para este tiempo, las flores masculinas ya han alcanzado su máximo desarrollo, de este modo, cuando las avispas salen por los túneles, previamente cavados, quedan cubiertas de polen de las flores masculinas del higo.
De esta manera, las avispas hembra salen fecundadas y llenas de polen en busca de un higo inmaduro (verde) con flores femeninas maduras para repetir el ciclo, así es, un ciclo sin fin.
Fuente: https://ensedeciencia.com/