El primer Rolls-Royce eléctrico un automóvil clásico y de lujo
Únicamente se comercializarán 30 unidades de los Rolls-Royce eléctricos, los cuales no solo estrenarán un nuevo tren motriz, sino que un destacado equipamiento tecnológico.
Con la revolución del automóvil eléctrico cada vez son más los proyectos llamados a buscar recuperar esos diseños icónicos que puedan aprovecharse de esta nueva tecnología de propulsión. Lo hemos visto previamente en proyectos tanto oficiales como privados en los que se han electrificado modelos como el Jaguar E-Type o el Mini Cooper. Modelos ligeros, de corte británicos y que ahora tendrían muy poco sentido su producción si nos basamos en la filosofía con la que fueron creados y los métodos de propulsión. La pregunta surge cuando toca hablar de modelos algo más voluminosos.
Quizás este puede ser el sueño de cualquier ocupante del asiento trasero de un lujoso Rolls-Royce, la última clave para que la experiencia definitiva y el confort de marcha alcance su máximo nivel. La empresa británica Lunaz se ha propuesto precisamente eso, crear modelos de la marca del Espíritu del Éxtasis 100% alimentados por baterías para así conseguir que no produzca ningún tipo de sonido y que especialmente estén preparados para el futuro de la movilidad en países como Reino Unido, donde las restricciones se endurecerán en las próximas décadas con todos los vehículos con motores térmicos, incluidos los híbridos.
La apuesta de la compañía con sede en Silverstone es arriesgada, confirmando en su último comunicado que está trabajando en la transformación de hasta 30 unidades de dos de los modelos clásicos de Rolls-Royce, el Phantom V lanzado en 1959 y el Silver Cloud de 1955. Obviamente el precio de ambos se dispara hasta unas cifras prohibitivas para la mayoría de los mortales, costando el primero de ellos en torno a 670.000 euros, mientras que el segundo rondaría el medio millón de euros, ambos sin impuestos incluidos y sin extras.
En cuanto al tren motriz no se han dado demasiados datos, apenas que la batería cuenta con una capacidad de 120kWh (80kWh en el caso del Silver Cloud) y que la autonomía que estima el fabricante se encuentra cerca de los 480 kilómetros entre recargas. Por el momento ya se ha completado una unidad del Rolls-Royce Phantom V de 1961, realizando todo el progreso, desde el punto de dejar completamente al desnudo el vehículo, se escanea, se pesa y restaura completamente, para posteriormente introducir su nuevo corazón eléctrico y además añadiendo nuevos elementos tecnológicos en el interior del habitáculo.
Seguramente, en la década de los sesenta, pocos hubieran soñado que el Phantom podría pasar a tener un sistema de infoentretenimiento con pantallas táctiles, otras dos pantallas para los ocupantes de las plazas traseras, los cuales incluso pueden disfrutar de su propio contenido utilizando la tecnología MirrorLink. Hay todo tipo de lujos tecnológicos, desde navegación vía satélite, hasta la posibilidad de dividir la música que se escucha y aislarse para que los pasajeros de las filas traseras puedan disfrutar de una distinta a la del piloto y copiloto. Todo orientado para disfrutar acumulando kilómetros de viaje con un chófer, mientras que el Silver Cloud está dirigido a que sea el propietario el que se ponga a su volante.
“Es el momento adecuado para un Rolls-Royce eléctrico. Estamos respondiendo a la necesidad de unir un hermoso diseño clásico con la usabilidad, confiabilidad y sustentabilidad de un tren motriz eléctrico. Más que nunca estamos satisfaciendo la demanda de expresiones de aire limpio de los coches más hermosos y lujosos de la historia. Estamos orgullosos de hacer que un Rolls-Royce clásico sea relevante para una nueva generación” afirma David Lorenz, fundador de Lunaz.