El planeta ‘Dune’ podría existir, según la ciencia
El polvoriento planeta Dune creado por el escritor estadounidense Frank Herbert en su novela homónima de ciencia ficción publicada en 1965 y que en 2021 tuvimos la ocasión de volver a ver en la pantalla de nuestros cines de la mano del director Denis Villeneuve y que ahora en 2024 disfrutamos de la segunda parte es, según la ciencia, perfectamente posible.
Herbert describió con gran lujo de detalles un páramo desértico escasamente poblado con temperaturas que alcanzarían los 70ºC y donde no se produce lluvia de forma natural ni existen cuerpos de agua superficiales. Es un mundo seco y árido donde el agua es más preciosa que el oro y la supervivencia de sus habitantes depende de la cuidadosa conservación de la humedad. El planeta es el hogar de los Fremen, un pueblo resistente que se ha adaptado a las condiciones extremas de su mundo natal. Ante este desolado escenario, ¿podría un planeta así albergar vida humana?
Simulando un mundo alienígena
Para averiguar la plausibilidad de un mundo de estas características, los científicos introdujeron en un superordenador todos los datos disponibles del planeta, empleando modelos climáticos empleados habitualmente para predecir el tiempo y el clima en la Tierra, así como la topografía del planeta y su órbita alrededor de su estrella anfitriona -que presenta una órbita esencialmente circular-.
Estos modelos, que normalmente se utilizan para comprender y predecir patrones climáticos en la Tierra, se adaptaron para simular las condiciones en Arrakis basándose en los parámetros establecidos en las novelas de Herbert y la “Enciclopedia Dune”. Una diferencia clave entre la Tierra y Arrakis es el contenido atmosférico: Arrakis tiene niveles similares de CO2 a los de la Tierra durante la década de 1960, pero un porcentaje mucho mayor de ozono, que es un gas de calentamiento más eficaz.
Tras tres semanas de espera para que el superordenador completara las simulaciones, los investigadores descubrieron que, a pesar de los indicios, gran parte de Arrakis sería habitable. Esencialmente, en Arrakis los meses más cálidos en los trópicos alcanzarían los 45 ° C, mientras que en los meses más fríos no caerían por debajo de los 15 °C. Sin embargo, el modelo también predijo condiciones extremas que no se describen en los libros, como temperaturas polares que se elevan a abrasadores 70 grados Celsius y caen en picado a gélidos -70 grados Celsius, condiciones que superan los extremos registrados en la Tierra.
Por tanto, la respuesta es un rotundo sí: la ciencia sugiere que un planeta como Dune bien podría estar ahí fuera, esperando ser descubierto.
La parte negativa de todo esto… que no habría agua en ninguna parte. Un aspecto con el que el modelo climático no concordaba del todo era con la total falta de lluvia en el mundo de Arrakis. En el mundo de Herbert no hay precipitaciones, tal y como han podido comprobar tanto los lectores como los espectadores en el cine, pero el modelo mostró que las regiones de gran altitud recibirían algo de lluvia estacional. De la misma forma, el modelo de la simulación tampoco pudo recrear los casquetes polares descritos en los libros, lo que sugiere que el hielo se derretiría durante el verano y no se repondría en invierno.
A pesar de todas estas discrepancias, los resultados generales respaldan la idea de que Dune, o un planeta muy parecido, podría existir dentro del diverso abanico de exoplanetas de nuestra galaxia. Sería un mundo de extremos, eso sí, con días abrasadores, noches heladas y quizás la posibilidad de formas de vida únicas adaptadas a ese dramático entorno.
El estudio de planetas ficticios como Dune, en el que una vez más -en esta segunda parte-, hemos podido ver a actores como Javier Bardem, Stellan Skarsgard, Josh Brolin, Christopher Walken, Anya Taylor-Joy, Timothée Chalamet o Zendaya, es más que un ejercicio académico: proporciona un marco valioso para pensar en el futuro de la humanidad mientras miramos las estrellas para explorarlas y, tal vez algún día, colonizarlas. Y destaca la importancia de comprender y respetar el mundo en el que nos encontramos.
Como curiosidad, ¿crees que podríamos, como los Fremen, diseñar sus destiltrajes para sobrevivir en un planeta así? Este vestuario es una pieza clave de la tecnología Fremen en el universo “Dune”: un traje de cuerpo completo diseñado para capturar y reciclar la humedad del portador. Así como los Fremen se adaptaron a la dureza de su mundo, la humanidad tendrá que enfrentarse a los desafíos ambientales futuros…
Fuente: https://www.muyinteresante.com/