El gigantesco barco volador que EEUU ha ‘robado’ a la Unión Soviética
El Pentágono continúa su escalada militar en anticipación a un posible conflicto militar con China en Taiwán. Al desarrollo de nuevos bombarderos, enjambres de miles de drones, naves nodrizas invisibles, tecnología hipersónica y el próximo despliegue del cuerpo de Marines en la isla de Guam, se le añade ahora un avión de transporte pensado para el desembarco anfibio de grandes cantidades de soldados y vehículos blindados. Una máquina titánica que está inspirada en una de los vehículos más extraños de la Unión Soviética: el ekranoplano.
El proyecto se llama Liberty Lifter y DARPA — el departamento de desarrollo de tecnología avanzada del Pentágono — ha seleccionado a dos compañías norteamericanas para hacerlo realidad: General Atomics y Aurora Flight Sciences. Esta nave, afirma la agencia de defensa avanzada norteamericana, será un “proyecto innovador” diseñado para que pueda funcionar en cualquier parte, sin necesidad de pistas e instalaciones, para llevar cargas pesadas según requerimientos del Departamento de Defensa, superando la marca de las cien toneladas.
Dos propuestas muy diferentes
Según DARPA, “el programa Liberty Lifter tiene como objetivo diseñar, construir, flotar y volar un hidroavión asequible, innovador y disruptivo que funcione de manera eficiente con efecto suelo (a menos de 30 metros por encima de la superficie), pueda mantener altitudes de vuelo de hasta 3.000 metros y permita un transporte eficiente de grandes cargas útiles [a alta velocidad] a lo largo de un teatro [de operaciones]”.
El vehículo, afirma el departamento, deberá utilizar un proceso de fabricación de bajo coste similar a la fabricación de buques y estar diseñado para “despliegues de larga duración”. Deberá ser capaz de volar con efecto suelo sobre zonas de tráfico marítimo intenso en mar de nivel 5 en la escala Douglas: mar gruesa con olas de 2,5 a 4 metros de altura. La capacidad de carga de la aeronave deberá contemplar un mínimo de dos blindados anfibios de combate del Cuerpo de Marines de los EEUU o seis contenedores de 6 metros.
Los diseños propuestos por Aurora y General Atomics son marcadamente diferentes. Los primeros han apostado por un diseño de fuselaje único mientras que los segundos han diseñado una aeronave de fuselaje doble. Ambos usarán el efecto suelo para desplazarse a baja altitud, un fenómeno aerodinámico producido por la diferencia de presión entre las zonas bajo y sobre el vehículo que producen un vuelo estable a muy baja altitud y alta velocidad.
El efecto suelo
El ekranoplano más famoso fue el clase Lun (gavilán en ruso). Diseñado por Rostislav Alexeyev en 1975, en realidad no se clasifica ni como avión ni como hidroavión sino como una nave marítima porque no era capaz de volar más allá de cuatro metros por encima de la superficie del mar. Fue el primer y único ekranoplano militar que ha existido hasta ahora, entrando en servicio con la fuerza naval roja en 1987 y con la rusa después de la caída de la Unión Soviética hasta su retirada a finales de los 90.
Con una longitud de 73,8 metros y una envergadura de 44 metros, los soviéticos sólo construyeron una de las dos unidades planeadas. El MD-160 o Proyecto 903 — como lo denominaron sus creadores — estaba equipado con ocho turbojets capaces de desarrollar una potencia de 127,4 kilonewtons cada uno para conseguir una velocidad punta de 550 kilómetros por hora en trayectos máximos de 1.900 kilómetros. Contaba con seis misiles antibuque que se lanzaban desde los tubos montados en su fuselaje. En teoría, se hubiera enfrentado a los grupos navales norteamericanos.
Pero el diseño soviético no era original. Estaba basado en los trabajos de Alexander Lippisch, el ingeniero alemán que diseñó el famoso caza Messerschmitt Me-163 Komet para la Luftwaffe alemana, un avión cohete experimental que formó parte de las armas fantásticas con las que Hitler quiso salvar su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Como von Braun y otros genios alemanes, el ingeniero nacido en Múnich acabó en los Estados Unidos, donde desarrolló su idea para hacer una nave que volara a alta velocidad sobre el mar utilizando el efecto suelo. En 1970, después de fundar su propia empresa, finalmente construyó varios prototipos en colaboración con una compañía de la República Federal Alemana. Desgraciadamente, no se convirtieron en productos comerciales. Fue entonces cuando los rusos usaron las ideas de Lippisch para crear la clase Lun.
Ahora, los EEUU han vuelto a rescatar la idea de Lippisch con un espíritu militar similar. Aunque el Liberty no tendrá capacidad ofensiva directa, está claramente diseñado para poder desplegar fuerzas de los Marines, un cuerpo que lleva tiempo reenfocando sus capacidades de cara a un potencial teatro de operaciones en islas del Pacífico, en caso de que China finamente decida invadir Taiwán o cualquier otro territorio de un país aliado.
Fuente: https://www.elconfidencial.com/