El fin del histórico avión espía U-2 después de más de seis décadas en uso

El 1 de agosto de 1955 despegó por primera vez uno de los aviones más secretos e icónicos de la historia: el U-2 Dragon Lady. Una aeronave que fue diseñada para sobrevolar la Unión Soviética y otros países a 21 kilómetros de altura para tomar fotografías de día y de noche. Ahora, 67 años más tarde, EEUU ha anunciado su triste retirada en el presupuesto de sus fuerzas aéreas. Será sustituido por el RQ-180, un dron ‘invisible’ que se supone lleva varios años en servicio y nadie ha visto jamás.

No es la primera vez que los EEUU han dicho que iban a retirar a la venerable Dragon Lady. A principios de los años 2000, un presupuesto clasificado dijo que era necesario retirarlo y, en 2006, el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld anunció el fin del proyecto, afirmando que iba a depender de sus satélites y el dron RQ-4 Global Hawk. En 2009, sin embargo, el Pentágono dijo que los rumores de la muerte del U-2 habían sido exagerados y que iban a extender su vida hasta 2012. Y así, hasta hoy: más de una década más tarde, el U-2 sigue dando guerra. Esta vez, sin embargo, parece que su fin será definitivo.

Una leyenda de la aviación

El avión espía U-2 comenzó su historia en 1955, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzó a desarrollar el U-2 para recopilar información sobre la Unión Soviética y otros posibles adversarios. Era un avión que debía volar durante largos trayectos de miles de kilómetros a altitudes de hasta 21.000 metros, más que cualquier otra aeronave en ese momento.

Su objetivo era tomar fotografías de instalaciones militares a muy alta resolución a esa altitud, lo que requirió el desarrollo de una cámara única en el mundo, con un sistema antivibración que fue la base de las tecnologías que hacen que nuestros teléfonos móviles y cámaras modernas puedan tomar fotografías en movimiento. En la época, las cámaras existentes solo podían capturar imágenes con una resolución de hasta siete metros a una altitud de 10.000 metros y el objetivo era realizar fotografías con una resolución de 3 metros a 21.000 metros y que además debía pesar un máximo de 200 kilogramos, un trabajo que recayó en los ingenieros James G. Baker de la Universidad de Harvard y Richard Scott Perkin, de la compañía Perkin-Elmer. El resultado fue un equipo fotográfico revolucionario para un avión que iba a romper todos los moldes. Además, la aeronave estaba equipada con sensores que podían detectar y grabar señales y comunicaciones electrónicas.

Pero eso no impidió que en 1960, cuatro años después de su primera misión, un U-2 pilotado por el agente de la CIA Francis Gary Powers fuera derribado sobre la Unión Soviética por una nueva batería de misiles tierra-aire (SAM en sus siglas en inglés) diseñada por los rusos. Powers sobrevivió al accidente, fue capturado y juzgado por espionaje. El incidente provocó la suspensión temporal de los vuelos de reconocimiento sobre la Unión Soviética. A raíz del derribo, EEUU desarrolló el A-12 Oxcart y el SR-71 Blackbird, dos aviones espía supersónicos capaces de escapar de cualquier ataque de misiles SAM, como demostraron en numerosas ocasiones durante su existencia.

Pero, lejos de retirarlo, EEUU siguió usando el U-2 sobre Vietnam, Cuba, China, Oriente Medio y allá donde su presencia fuera requerida por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. El hecho de que un avión diseñado y construido siga en activo más de seis décadas después de su primer vuelo es una prueba no sólo de lo efectivo de su diseño y fabricación sino también del meticuloso programa de modificaciones y revisiones que la fuerza aérea norteamericana realiza con estos aparatos.Además de las múltiples actualizaciones de todos los equipos de vuelo y fotográficos — que han pasado de ser analógicos a digitales — todos los U-2 en activo han sido desmontados totalmente e inspeccionados pieza por pieza antes de volver a montarse varias veces a lo largo de su dilatada historia: más de 40.000 tornillos y 1.800 piezas individuales se examinan y se vuelven a montar cada 4.700 horas de vuelo.

El misterio del RQ-180

Se sabe que el sustituto del U-2 — y los Global Hawk — es el RQ-180, un dron ‘invisible’ que vuela a gran altitud y que, se supone, está operativo hoy en día. Digo “se supone” porque no sabemos nada de esta máquina excepto que, según dicen los expertos en tecnología militar, es quizás el avión más avanzado del planeta después del nuevo B-21 Raider. De hecho, se supone que ha sido desarrollada y fabricada por Northrop Grumman, que fabrica ese bombardero y el B-2 Spirit.

El RQ-180 está diseñado, según afirman los rumores, para volar a altitudes extremadamente altas para dificultar su detección e intercepción. También se supone que es capaz de volar durante largos períodos de tiempo para cubrir grandes superficies de terreno. Otra característica que es casi segura es que esté equipado con comunicaciones en tiempo real con satélite, otras aeronaves y estaciones de tierra.

Sea como sea este dron, el fin del U-2 ya tiene fecha: será en 2026 cuando vuele su última misión. A partir de entonces, el único U-2 que —esperemos — siga viva y activa será la banda, que según Bono tomó su nombre del avión porque sonaba a algo futurista (un nombre que él personalmente detesta quizás porque el U-2 de Powers se estrelló cuatro días antes de su nacimiento).

Fuente: https://www.elconfidencial.com/


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