El espectacular pueblo gallego que combina río, mar y montaña: es perfecto para el turismo rural
Escapar de la ola de calor que sacude a buena parte de España desde hace días es siempre una buena opción para los que no son demasiado aficionados a las altas temperaturas. Para estos, el norte del país, y su frescor característico, se convierte con frecuencia en el destino escogido para sus vacaciones de verano. Entre los territorios que cuentan con estas características destaca Galicia, que alberga un sinfín de pueblos espectaculares que son perfectos para el turismo rural. Uno de ellos es Pontedeume, un paraíso natural que combina río, mar y montaña.
Este precioso rincón tiene una ubicación inmejorable: en las Rías Altas de Galicia, a los pies del monte Breamo y en la desembocadura del río Eume. Su historia, cultura y patrimonio artístico hacen de este un pueblo que merece la pena descubrir. Además, guarda una estrecha relación con el Camino de Santiago, ya que por este territorio pasaban los peregrinos antes de que se fundara la villa. De hecho, en el siglo XIV, la construcción del puente gótico de piedra y de su hospital, le dio un gran impulso a la ruta jacobea.
Pese a su reducido tamaño (tiene poco más de 7.800 habitantes), Pontedeume es uno de los ejemplos de la riqueza patrimonial de Galicia. Entre sus señas de identidad, destaca que aún conserva restos del pasado, tanto civil y religioso de la Edad Media y Moderna, como de la arquitectura del siglo XX. Todo ello sin olvidar su etnografía y gastronomía. Y, por si esto fuera poco, hay innumerables tradiciones y leyendas que se asocian a la villa, al tiempo que es la puerta de entrada al Parque Natural de las Fragas del Eume, uno de los bosques atlánticos más importantes de Europa.
Pontedeume, una referencia histórica, cultural y natural de Galicia
El municipio de Pontedeume se ha consolidado como un punto clave en su comarca, al destacar por su relevancia histórica, cultural, turística y natural. Ubicado en la entrada del parque natural de las Fragas del Eume, es el punto de partida de rutas hacia el monasterio de Caaveiro, Monfero y varios senderos que atraviesan el parque.
A su vez, la villa es un paso esencial en el Camino Inglés hacia Santiago, reconocido por su puente de piedra y su casco histórico de origen medieval. Pontedeume también ofrece una amplia oferta cultural y de servicios, con diversas opciones de ocio, actividades deportivas, fiestas populares, playas, y una destacada infraestructura hostelera y comercial, que la convierten en un atractivo destino turístico y un lugar agradable para residir.
En este contexto, el Ayuntamiento de Pontedeume decidió adoptar un escudo propio que, a través de una simbología adecuada y respetando las pautas tradicionales de los emblemas heráldicos, refleja la identidad del municipio. Para ello, siguiendo las disposiciones legales vigentes, se presentó un informe histórico-heráldico, acompañado de su correspondiente blasonamiento y representación gráfica, para su aprobación definitiva.
Un castillo de hace más de 600 años y un torreón que es el último resto de un palacio
El Torreón de Andrade, hoy convertido en Oficina de Turismo y Centro de Interpretación de los Andrade, es un vestigio del antiguo palacio de la familia Andrade. Con sus 18 metros de altura y 11,5 metros de lado, esta estructura es el último remanente del recinto amurallado que protegía la villa en su flanco oeste, probablemente erigido por Fernán Pérez de Andrade “o Bo” a finales del siglo XIV. En 1905, el torreón pasó a ser propiedad del pueblo, y en 1911 se demolió una parte para abrir la carretera que conduce a la estación de ferrocarril. Posteriormente, en 1936, se desmanteló el resto del palacio, lo que permitió la expansión de la Plaza del Conde.
Durante la década de 1930, se instaló en el torreón el escudo de armas de Don Ginés Ruiz de Castro Andrade, que originalmente adornaba la fachada principal del palacio. En 1951, se completó el coronamiento de la torre y se abrió la puerta que da a la Plaza del Conde.
Por su parte, el castillo de los Andrade fue mandado construir por Fernán Pérez de Andrade III entre 1369 y 1377, en terrenos pertenecientes al monasterio de Sobrado, sobre la Peña Leboreira, en la feligresía de Santa María de Nogueirosa. Aunque no fue utilizado como residencia por los condes, el castillo se considera una atalaya estratégica. Su construcción se adapta a la irregularidad del terreno, con murallas de 2,57 metros de espesor. El acceso a la torre del homenaje se realizaba a través de un puente levadizo. Desde la terraza de la torre, se puede disfrutar de una panorámica impresionante de Pontedeume y sus alrededores.
Cómo llegar a Pontedeume
Hay varias formas de llegar a Pontedeume dependiendo del punto de partida. Quienes viajen desde A Coruña en coche, deben tomar la AP-9 en dirección Ferrol y seguir las indicaciones hacia la salida 21 para Pontedeume. El trayecto dura aproximadamente 30 minutos.
También hay trenes de cercanías desde la estación de A Coruña que llevan directamente a Pontedeume. El viaje dura alrededor de 40 minutos. Y la compañía Arriva ofrece servicios de autobús entre A Coruña y Pontedeume. El trayecto dura aproximadamente 45 minutos.
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