El comercio exterior argentino en un contexto de precios altos
Primero la pandemia y después la guerra (entre Rusia y la OTAN, en territorio ucraniano), dan por resultado la suba de los precios internacionales. La primera desquició un entramado productivo descentralizado que funcionaba de manera coordinada mediante una integración global. Las cuarentenas en los diferentes países, pero principalmente en los puertos de los polos comerciales más importantes del mundo, alteraron las cadenas de suministros generando un shock de oferta que repercutió en los precios. Mientras que el conflicto bélico entre productores de materias primas, combustibles fósiles y fertilizantes también insufló los valores de insumos y bienes estratégicos para el funcionamiento de la economía mundial.
La suba de los precios a escala global no sólo es una de las causas de una inflación que, en Argentina, terminará cerrando el año en tres dígitos (o al filo) sino que también explica, en gran medida, lo que posiblemente será un récord de ingreso de divisas por exportaciones. El registro más elevado de las ventas externas argentinas corresponde 2011, cuando alcanzaron US$97.477 millones, con US$82.981 millones de bienes. Algunas consultoras especializadas estiman que en este año las exportaciones de bienes alcanzarían unos 90.000 millones de dólares, cerrando el año con un récord cercano a los 100.000 millones de la moneda estadounidense, computando también el ingreso de divisas por servicios.
Si bien otros organismos mantienen proyecciones más moderadas (por ejemplo, la Bolsa de Comercio de Rosario), el ingreso de divisas por las exportaciones acumuladas hasta la fecha da cuenta que concluirá el año siendo de los más altos para el intercambio comercial del país. En los primeros ocho meses del 2022 ingresaron en concepto de exportación de diferentes bienes 59.720 millones de dólares; esto significa unos US$4.692 más que en el mismo período del 2011. Sin embargo, en aquel año récord se da una sustancial diferencia: el superávit comercial superaba seis mil millones de dólares (entre enero y agosto), mientras en el mismo periodo de este año, las exportaciones superan a las importaciones en apenas unos US$2 mil millones.
De lo anterior se desprende que la suba generalizada de los precios, así como infló el ingreso de divisas, también encareció las importaciones. La inflación global neutralizó en la balanza comercial el efecto positivo que generó en las exportaciones al experimentar en igual sentido subas al importar. De hecho, de acuerdo con los últimos reportes del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), en los primeros ocho meses de 2022 el precio de todas las importaciones escaló en promedio un 21%, motorizado por las subas de los combustibles fósiles que lo hicieron en 86% con relación al mismo periodo, pero del año pasado.
Precios y cantidades del comercio exterior
En el otro brazo de la balanza comercial, el precio promedio de todos los bienes exportados tuvo un salto interanual de 19%. Estas subas, aunque menores que las registradas en importaciones, permitieron que el ingreso de dólares supere en casi 18% al registrado en el mismo periodo del año pasado, incluso cuando el volumen de despachos fue menor al de aquel período. Menor cantidad de ventas al exterior, pero a mayor precio explican que se haya incrementado el flujo de divisas. Asimismo, el aumento en la cantidad de las importaciones casi en 20%, con relación al acumulado enero-agosto del año pasado, explica la reducción del saldo comercial.
Dentro de los despachos desde los puertos argentinos, se observa que en los primeros ocho meses del año hubo un ascenso en las ventas de algunos bienes de origen industrial. Por ejemplo, el desempeño exportador del sector petroquímico mejoró respecto al año pasado en 27%, registrando un ingreso de dólares de poco más de 4 mil millones, US$901 millones más que en igual periodo del año pasado. Dentro del mismo grupo también se destacaron las exportaciones de material de transporte terrestre, incrementando sus ventas en casi 800 millones de dólares; los metales con algún tipo de agregado de valor, con un incremento de 28%; además de diferentes insumos derivados del plástico (26%), entre otras manufacturas industriales.
Las exportaciones del renglón combustible y energía le siguieron en importancia, superando ventas por un total de más de cinco mil millones de dólares. Esto se explica por un incremento de los dólares generados por la venta de petróleo crudo superiores en 115% a los registros del año pasado. No obstante, por la necesidad se satisfacer una demanda energética que no puede ser autoabastecida, las importaciones en este renglón superan ampliamente esta cifra, como veremos más adelante.
Estos dos grandes rubros (manufacturas industriales y combustibles) son los únicos que registraron un aumento en la cantidad del volumen de despachos hacia puertos en el extranjero. En lo que va del año, el volumen de productos manufacturados por el entramado industrial del país vendido afuera incrementó cinco por ciento. Mientras que la cantidad de materias primas despachadas cayó respecto al 2021, asimismo, tanto los alimentos, como otros insumos originados en el agro, tuvieron un desplome en cantidades exportadas en torno a nueve por ciento. Estas contracciones dan por resultado una merma de los despachos al exterior de 1,6%.
La suba del precio internacional de los alimentos, junto a las exportaciones de la industria explican que haya ingresado 17% más de dólares que el año pasado, pese a la caída de las exportaciones agropecuarias (con y sin valor agregado). Sólo durante el primer semestre, de acuerdo con reportes de Indec, la cantidad de oleaginosas (porotos de soja, semillas de girasol, entre otras semillas y diferentes frutos secos) vendidas se contrajo 40%. También se observa una contracción en aceites y pellets. No obstante, el perfil exportador del país sigue determinado por las producciones agropecuarias, que generan más de 60% de los dólares que ingresan a la economía.
La importación de combustible frente a la crisis energética global
Dentro de las importaciones, se destaca las compras de combustibles fósiles (en diversos estados), que crecieron en cantidad y precio. Particularmente, de acuerdo con las precisiones en el último reporte sobre Intercambio Comercial de Indec, Argentina compra al mundo “Combustibles y lubricantes elaborados, particularmente gasoil; gas natural licuado; gasolinas, excluidas de aviación; gas natural en estado gaseoso y fueloil”. Los dólares utilizados para estas compras fueron 6.630 millones, lo cual significó un incremento de 175% con relación al año pasado.
Esta suba de la demanda argentina de combustibles representó un aumento en volumen de casi 50% en comparación con el 2021. Los motivos por los cuales se dio este incremento en las compras al exterior son varios. En primer lugar, lo obvio: Argentina no tiene aún la capacidad para autoabastecerse de energía con el pleno funcionamiento de todas las fuentes de la matriz energética. Por otro lado, la sequía que afectó durante el primer cuatrimestre al flujo de agua en los embalses contrajo la oferta de las hidroeléctricas que necesitaron de más combustible para poder abastecer de energía.
Además, la recuperación del nivel de actividad económica también se expresó en el incremento de la demanda internacional de energía. Tras la recesión estrepitosa del año de la peste, siguió un año de recuperación de casi 10 puntos porcentuales. Este año el nivel de actividad económica continúa encendido, motorizado por la industria, intensiva en la demanda de energía. Según los últimos reportes oficiales, el índice de producción manufacturero está a la par del año 2017, antes de la crisis económica de la administración anterior. Además, el consumo residencial de energía cerró un 2021 en alza y en lo que va del año se observa un aumento acumulado de la demanda de 4,3%, según estadísticas de la compañía que administra el mercado eléctrico (Cammesa).
Con todo, la falta de abastecimiento energético, la caída en la producción de las represas hidroeléctricas, más un aumento de la demanda de energía por la intensificación de la actividad económica, explican el incremento de las importaciones de combustibles. Si bien no se experimentó una crisis energética, como sí ocurriera en otras economías en donde el abastecimiento se vio afectado hasta incidir en los niveles de producción, sí se generó un estrés en las reservas que custodia el Banco Central. En efecto, se generó en los meses más fríos y de mayor demanda de los hogares para calefaccionar, inestabilidad cambiaria parcialmente superada.
¿Festival de importaciones?
Además de la adquisición de combustibles y energía, otros bienes importados explican que las compras al exterior hayan incrementado en cantidad 18%. Por caso, la compra al exterior de diferentes maquinarias y bienes de capital crecieron casi 30% y sigue en importancia a la importación de combustible. Además, los accesorios y repuestos adquiridos para reparar diferentes equipos incrementaron su arribo en un 24% y los insumos lo hicieron en poco más de tres por ciento. Hasta el momento se trata de importaciones con algún tipo de incidencia en el agregado de valor y generación de empleo de las unidades productivas emplazadas en el país.
Por otro lado, las importaciones de bienes de consumo, aquellos ya terminados y listos para exhibidos por los comercios del país, incrementaron su cantidad en 19%. Mientras que los automóviles 0km producidos por terminales automotrices radicadas en otros países aumentaron su ingreso a la Argentina sólo en dos por ciento. Se trata de importaciones compatibles con un incremento del nivel de actividad económica, que se espera este año una expansión de la economía de cuatro puntos porcentuales. Desde el equipo económico que conduce Sergio Massa esperan que en los próximos meses las compras de gas natural licuado mermen y el saldo comercial se recupere.
Los principales destinos de la producción nacional
Brasil se consolida como principal socio comercial de Argentina, con un intercambio comercial que supera 19 mil millones de dólares (sumando exportaciones e importaciones). El saldo comercial de ese intercambio con la economía más grande del Mercosur es negativo en 2,8 mil millones de dólares. Respecto al déficit comercial, de los diez principales socios comerciales, la economía argentina mantiene números negativos con tres economías más. También exportamos menos de lo que les compramos a: Estados Unidos, China y Alemania. El mayor déficit es con China que supera los siete mil millones de dólares.
Por otro lado, de los siete destinos restantes con los que el saldo comercial es favorable, con Chile se registra la mayor diferencia entre exportaciones e importaciones (US$2.802), seguido muy de cerca por India. A esa ex colonia británica Argentina exporta principalmente alimentos y metales con algún grado de valor agregado. Con destino al país trasandino se despachan: vehículos, derivados del petróleo, materias primas y carne, principalmente. Tanto de una como de la otra economía mencionada se importan principalmente bienes intermedios y por valores poco significativos. Contrariamente, los mayores déficits comerciales (China y EEUU) se dan con economías a las cuales se les compra bienes industriales y se les vende principalmente materias primas.
Guerra: situación actual y repercusiones en el comercio
El acuerdo firmado hace dos meses entre rusos y ucranianos en Turquía permitió la salida por los puertos del mar Negro, controlados por Rusia, de millones de toneladas de cereales que se encontraban almacenados en Ucrania. Significó un alivio para Ucrania, que le permite “encarar de mejor manera la próxima cosecha”, pero también beneficia al Kremlin que “obtuvo garantías de que los países occidentales no aplicarán sanciones contra alimentos o fertilizantes de origen ruso”, señala un informe de la Cancillería de Argentina. No pocos consultores señalan a esto como una de las causas de la baja del precio internacional de algunos cereales, junto al anuncio de Vladimir Putin sobre los volúmenes récord de cosecha rusa.
No obstante, el conflicto continúa. A la avanzada rusa sobre Kiev el 24 de febrero, le siguió una etapa de repliegue ruso en donde fortalecieron su presencia en las provincias ucranianas que comparten frontera y una tercera etapa que tuvo al ejercito ucraniano pasando a la ofensiva en algunos frentes para disputar la conquista rusa. La cuarta etapa aún es una incógnita. Por su parte el Kremlin movilizó a su población y cuenta con 200 mil reclutas en estado de adiestramiento. Refuerzos que podrían sumarse a las tropas que combaten en territorio ucraniano (300 mil).
Tendencia del comercio global
El comercio global estará signado por dos factores vinculados, el nivel de actividad de la economía global y el conflicto ruso-ucraniano que abre un interrogante respecto a lo que ocurrirá en materia de comercio internacional. Sobre este punto, para el coronel mayor Gabriel Camilli, decano de la Escuela Superior de Guerra, no se trata de un conflicto que esté próximo a concluir. Contrariamente, podría mantenerse por la próxima década, tal como dejaron entrever algunos estrategas rusos.
Asimismo, se advierte un estancamiento en el crecimiento del comercio global de mercancías. Según el Barómetro sobre el Comercio de Mercancías de la OMC -un índice que muestra los cambios del crecimiento del comercio mundial-, el crecimiento en el flujo internacional de bienes entró en una etapa de paralización. Un claro indicio de ello, de acuerdo al último informe del Monitor de la Exportación, es “el Freightos Baltic Index (FBX), índice global de transporte de fletes, promedió durante las primeras tres semanas de agosto un valor de 5.972 US$/FEU5. Este valor prolonga la tendencia bajista persistente desde el mes de marzo. En comparación con el mismo periodo de 2021, el índice se ubica un 41% por debajo”.
Fuente: https://comercioyjusticia.info/