Dos sobrevivientes de asaltos narran sus dramáticas historias

Santo Domingo/Barahona.- “No, no lo hagas, que es la profe”. Es la única frase que recuerda la profesora Zoila Violeta Rodríguez Veloz, subdirectora de la escuela básica Virgilio Peláez de Barahona, a quien al mediodía del lunes, dos hombres que viajaban en una motocicleta halaron con fuerza de su cartera hasta llevarla a ella al pavimento.

“Estoy vivo porque Dios existe”, afirma con mucho convencimiento José Manuel Espinosa, de 43 años, en su lecho del hospital Salvador B. Gautier, donde se recupera de lesiones severas en su brazo derecho que le obligaron a una cirugía y tiene pendiente otra; un machetazo en la cabeza y hematomas en el abdomen.

Estas son dos dramáticas historias de dos sobrevivientes, que por separados, lograron sobrevivir a asaltos.

En su lecho de la clínica Santo Tomás, donde se recupera de la fractura de su brazo derecho y de golpes recibidos al caer al pavimento, la profesora Rodríguez Veloz narró a este redactor que uno de los individuos sacó una pistola para dispararle, pero cuando iba a accionar el gatillo, uno de ellos le gritó: “no, no lo hagas que es la profe”, suceso del que ha sobrevivido para contarlo, porque uno de sus verdugos la reconoció.

El hecho ocurrió cuando la dama se dirigía a su vivienda en el sector Terra Mar, ubicado detrás del hospital Regional Universitario Jaime Mota.

Los dos sujetos, que viajaban en una motocicleta, la interceptaron y le fueron encima para quitarle su cartera, provocándole golpes en la cabeza y una fractura en la mano derecha.

Detrás de su casa vive el gobernador de la provincia, Pedro Peña Rubio, donde hay un servicio permanente a cargo de soldados del Ejército Nacional, adscritos a la Quinta Brigada de Infantería.

Caso de la Capital

Espinosa fue víctima de un atraco el pasado día 24 en los alrededores de su hogar en el sector Los Próceres de la capital, mientras caminaba de su casa al colmado a las 8:30 de la mañana. Fue atacado por tres jóvenes armados de machetes que le exigían prendas y dinero que no tenía.

Cuenta que después de haber esquivado algunos machetazos, correr y pedir auxilio, ya las fuerzas lo habían abandonado, ante la gran cantidad de sangre que perdía y entonces su voz de alerta permitió que un vecino saliera con un arma de fuego, hiciera varios disparos y los asaltantes salieran huyendo.

“En ese momento pensé que había llegado a mi fin, porque pedía auxilio pero nadie salía”, cuenta. Fruto de la agresión, Espinosa perdió gran parte del músculo y tejidos del antebrazo derecho y les fueron lesionados los tendones.

Los médicos que le atienden del Departamento de Cirugía Plástica y Reconstructiva del hospital Gautier, que dirige el doctor Severo Mercedes, informaron que el paciente está en proceso de estabilización, debido a que perdió mucha sangre, y que será dado de alta próximamente para darle un seguimiento ambulatorio diario, y en dos semanas volver a someterlo a una cirugía de reconstrucción del brazo.

“Yo iba a comprar pan para el desayuno al colmado y mientras caminaba apareció un tipo con un machete, a pie, me pone el machete en el cuello, me dice, esto es un asalto, dame lo que tú tengas ahí. Yo le digo, mi hermano, yo apenas llevo 30 pesos para el colmado; pero me insistía que le diera más, y entonces salieron dos más que no sé dónde estaban”, narra.

Agregó que los otros dos empezaron a vociferarle “éntrale, éntrale”, y entonces le tiró un machetazo que le llevó toda la masa del brazo, se pudo defender y salió corriendo, pero le dio otro machetazo en la cabeza, y a sus voces salió el vecino con un arma y soltó varios disparos. “Yo creo que fue por la misericordia de Dios que salió ese vecino, porque ya yo estaba al desmayarme”.

Explicó que eso ocurrió por la parte de atrás de la universidad Intec, una “zona se ha puesto muy peligrosa, ya que se atraca mucho”. Dijo que eran jóvenes, “pero eran tres delincuentes”.

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INCONSCIENTE POR LOS GOLPES

La profesora Rodríguez Veloz narró que cayó aterrada por la amarga experiencia y dijo que uno de los atracadores iba a dispararle, pero que mientras estaba tendida en el pavimento, casi inconsciente de los golpes sufridos, atinó a escuchar al compañero del que por poquito acciona el gatillo: “no, no lo hagas, que es la profe”.

“Me iban a matar, Dios me libró”, dijo la educadora, quien se recupera en su lecho del centro asistencial.

La subdirectora de la escuela básica “Virgilio Peláez” dijo que no llevaba dinero en su cartera, sino una biblia, lo que la lleva a testimoniar llena de fe que fue el Altísimo que la salvó de morir a a manos de delincuentes que aprovechan el movimiento de la Navidad para despojar a personas de bien de sus propiedades.

A pesar de la situación de la educadora y su conmovedor testimonio, el vocero de la Dirección Regional Sur de la Policía, mayor José de los Santos Pérez, en una entrevista para LISTÍN DIARIO, dijo desconocer si ella había sido agredida o víctima de un asalto.


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