Descubridor de las células madres más éticas recibe premio BBVA
En 2006 Shinya Yamanaka, un médico especialista en cirugía ortopédica, cambió el curso de la medicina regenerativa. Demostró que una célula adulta de la piel puede dar marcha atrás en su evolución y comportarse como si fuera embrionaria. Es decir, convertirse en una neurona, una célula muscular, cardiaca…, lista para reparar órganos y tejidos dañados. A esa nueva célula la llamó IPS, célula madre pluripotente inducida. Fue un avance crucial que dejaba trasnochado el debate de la clonación terapéutica y la destrucción de embriones con fines científicos.Su logro casi era como aprender a convertir el plomo en oro y el Premio Fundación BBVA «Fronteras del Conocimiento» en la categoría de Biomedicina no ha querido dejar pasar una edición más sin reconocerlo.
El jurado ha destacado que el trabajo de Yamanaka acelerará la llegada de la medicina regenerativa a las consulta, con tratamientos personalizados y fármacos mucho más precisos. «Las IPS también evitarán utilizar a los pacientes como conejillos de indias», señala en el acta.
El propio Yamanaka agradeció ayer por teléfono el galardón y explicó que una de sus motivaciones fue precisamente el buscar una manera de evitar el uso de embriones en investigación. «Entendía los recelos éticos, pero también el valor que las células madre tienen para la medicina». El investigador japonés reconoce que aún quedan complicaciones que sortear antes de su utilización en clínica. Uno de ellos, descrito recientemente en la revista «Nature», es que estas nuevas células conservan en su genoma cierta memoria de su origen adulto. A Yamanaka no le inquieta. «La tecnología para lograr IPS avanza constantemente y creo que muchas de las cuestiones halladas se solucionarán muy pronto», explicó a ABC por correo electrónico.
A Robin Lovell-Badge, director de Genética del Desarrollo en el Reino Unido y miembro del jurado que ha reconocido a Yamanaka, tampoco le inquietan los tropiezos iniciales y confía en su utilización próxima. «Primero para entender mejor las enfermedades genéticas y como modelo para testar nuevos medicamentos».