Descubren una nueva especie de serpiente que se esconde a plena vista

A veces, mirar cosas que creíamos saber con ojos nuevos (y nuevas herramientas) puede conducir a descubrimientos increíbles. Eso es lo que sucedió cuando Jeff Weinell, un asistente de investigación graduado en el Instituto de Biodiversidad de la Universidad de Kansas, descubrió que tres especímenes de serpientes preservados en la colección de biodiversidad del instituto, encontrados en misiones de campo entre 2006 y 2012 y pasados por alto hasta este momento, pertenecían en una categoría propia.

Los tres especímenes de serpientes son los únicos miembros conocidos de un nuevo género de serpientes, llamado Levitonius, y una nueva especie de serpiente, llamada Levitonius mirus.

Los hallazgos de Weinell y sus colegas, con base en métodos que incluyen análisis de ADN y tomografías computarizadas que observan la estructura ósea de las serpientes, se publicaron el miércoles en la revista Copeia revisada por pares.

La recién identificada Levitonius mirus, también conocida como serpiente excavadora enana de Waray, es originaria de las islas de Samar y Leyte en Filipinas, un archipiélago de biodiversidad excepcional que incluye al menos 112 especies de serpientes terrestres, según el estudio.

La serpiente tiene la menor cantidad de vértebras de todas las especies de serpientes en el mundo, acorde al estudio, y posee un cráneo largo y estrecho en relación con su tamaño, explicó Weinell en una conversación con CNN. Sus escamas son muy iridiscentes y es probable que su dieta esté basada en lombrices de tierra.

Weinell hizo hincapié en la importancia de la colaboración entre los científicos estadounidenses y los científicos de Filipinas, lo que fomenta la comprensión de la biodiversidad en la región..

Un descubrimiento fortuito

Originalmente, Weinell estaba interesado en aprender más sobre un grupo de serpientes llamado Pseudorabdion.

«Secuencié el ADN de un montón de especímenes de ese grupo, y este fue identificado erróneamente como perteneciente a (Pseudorabdion)», le contó Weinell a CNN.

«Cuando recibí los resultados del ADN, al principio pensé que era sólo un error de mi parte, o contaminación de las muestras», explicó Weinell.

Un análisis más detallado de las escamas de las serpientes y las tomografías computarizadas que iluminaban su estructura ósea revelaron que Weinell había tropezado con algo nuevo.

Una serpiente ‘miniaturizada’

La serpiente se describe como un género y una especie «miniaturizados», mucho más pequeños que sus parientes más cercanos, dijo Weinell. Mientras que la Levitonius mirus alcanza a lo sumo 17 centímetros de largo, «del tamaño de un lápiz», señaló, «los parientes más cercanos podrían ser de tres a cuatro veces más grandes».

«Eso tiene muchas consecuencias, como la reducción del número de huesos, una especie de simplificación del cuerpo», dijo Weinell.

«La miniaturización no se ha observado con tanta frecuencia, al menos en las serpientes», afirmó el asistente de investigación graduado de KU, y esta serpiente representa uno de los casos más extremos dentro del clado más grande al que pertenece, llamado Elapoidea. Ese clado también incluye serpientes venenosas más grandes como cobras y mambas. Weinell dijo que es poco probable que la Levitonius mirus sea venenosa.

Una serpiente excavadora esquiva

Los tres especímenes que se examinaron en el estudio son los únicos que se conocen que se hayan encontrado, y la serpiente nunca ha sido fotografiada viva, aseguró Weinell a CNN.

Trató de lograr eso en 2017, viajando a Filipinas, pero su expedición no tuvo éxito.

«Todavía hay un buen hábitat allí para que estén allí, pero viven bajo tierra, por lo que es difícil encontrarlos a menos que se tengan las condiciones perfectas que las hagan salir a la superficie», explicó Weinell.

Un nuevo género también

Los hallazgos se extienden más allá de una especie, a todo un género de serpientes.

«Describimos a la serpiente no solo como una nueva especie, sino como un nuevo género porque es muy diferente morfológicamente de su pariente más cercano, el Oxyrhabdium, y porque la cantidad de divergencia genética entre Levitonius y Oxyrhabdium es tan alta como lo que se suele observar entre diferentes géneros», explicó Weinell.

Weinell anticipa que eventualmente se encontrarán más especies del género en Filipinas, aunque el hecho de que estas serpientes se hayan adaptado a la vida bajo tierra podría complicar la tarea de los científicos.

Nombrar cosas nuevas

Para Weinell un aspecto especialmente interesante de este estudio fue la capacidad de nombrar un nuevo género y una nueva especie.

El nombre común de la serpiente honra a la gente de Waray-waray que habita el área donde se encontraron los especímenes. El nombre científico, Levitonius mirus, honra a Alan Leviton, un investigador de la Academia de Ciencias de California que pasó décadas estudiando serpientes en Filipinas, y continúa haciéndolo hasta el día de hoy.

«Él no lo sabe, así que esto será una sorpresa», dijo Weinell, hablando antes de la publicación de los hallazgos.

La palabra mirus, latina para «extraordinario», habla de la naturaleza del descubrimiento de Weinell.

«Estaba buscando algo más y obtuvimos esto, que es incluso más genial de lo que estaba buscando», expresó.

La importancia de las colecciones de biodiversidad

El hecho de que los científicos pudieran identificar un nuevo género y especie de serpiente con base en especímenes en una colección habla de la importancia de mantener depósitos de biodiversidad en instituciones de investigación y universidades, según el coautor del estudio Rafe Brown, profesor de ecología y biología evolutiva y curador encargado del Instituto de Biodiversidad y Museo de Historia Natural de KU.

«En este caso, los ‘biólogos expertos de campo’ entrenados identificaron erróneamente especímenes, y lo hicimos repetidamente, durante años, sin reconocer la importancia de nuestros hallazgos, que fueron preservados y asumidos como juveniles anodinos e indescriptibles de serpientes comunes», se cita a Brown en un comunicado.

«Muchas veces las personas que están en el campo, incluido yo mismo, es posible que no sepamos lo que estamos viendo en el momento en que podríamos haber hecho el descubrimiento; nadie puede ser realmente un experto en todo», afirmó Weinell.

Las colecciones de biodiversidad permiten a los científicos volver a los especímenes y continuar estudiándolos de nuevas formas.

Hay mucho más por descubrir, o redescubrir, especialmente a medida que avanza la tecnología y los científicos disponen de nuevos datos.

«Ahora que obtenemos datos de genomas completos de serpientes, lo que realmente está cambiando nuestra forma de entender la evolución como un todo, realmente, la forma en que definimos las especies sigue cambiando. Cómo afectará eso a las cosas en el futuro aún no está claro», concluyó Weinell.

Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/


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